Autoridad del Papa.
La autoridad del Papa, como cabeza de la Iglesia, está atestiguada por documentos desde el primer siglo. S. Ignacio de Antioquía, en su carta a los romanos, dice por dos veces que Roma tiene la presidencia sobre todas las demás comunidades cristianas (Magn 6, l). S. Clemente Romano, tercer sucesor de S. Pedro, hacia el 95 en su carta a los de Corinto, habla de la institución divina de la jerarquía y de que es un pecado destituir a los presbíteros del ejercicio de sus funciones, cosa que habían hecho en Corinto algunos revoltosos que había soliviantado a los fieles. Aquí S. Clemente actúa como verdadero Papa, toma cartas en el asunto para corregir abusos a pesar de que todavía vivía S. Juan en Efeso, que estaba mucho más cerca que Roma. Esta carta se ha llamado la “Epifanía del Primado Romano” por ser la primera y más clara manifestación del primado romano.
S. Jerónimo, en su carta a S. Dámaso Papa, le dice: “Sé que la Iglesia está edificada sobre esta roca (Pedro)” (Epist 15,2). S. Agustín, con toda claridad, afirma que en la Iglesia romana ha existido siempre la preeminencia de la sede apostólica (Epist 43,3.7).
Además del documento antedicho del Papa S. Clemente Romano, tenemos también un caso práctico en el Papa S. Víctor hacia el 190. Cuando se suscitó el problema de la
celebración de la Pascua, el Papa Víctor intervino para zanjar la cuestión. Por eso, S. Cipriano en el siglo III nos dice ya: “Quien abandona la cátedra de Pedro sobre la que está cimentada la Iglesia, ¿puede confiar de estar en la Iglesia?” (Sobre la unidad de la Iglesia católica.)
Es absurdo decir, como algunos, que el emperador Constantino fundó la Iglesia e instituyó a los Papas. Muchos años antes de Constantino hay testimonios, como hemos
visto, de la vida de la Iglesia y de la actividad de los Papas. Conocemos los nombres de los Papas desde S. Pedro hasta ahora. Son 265 y de ellos 80 santos. S. Ireneo, muerto el 202, ya nombra a los 12 primeros Papas. S. Agustín, en su carta a Generoso, nombra a los 38 Papas que hubo hasta él y dice: “Si vamos a considerar el número de los obispos que se van sucediendo, más cierta y considerablemente empezamos a contar desde Pedro, figura de toda la Iglesia, a quien dijo el Señor. “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). A Pedro sucedió Lino, a Lino Clemente; a Clemente Anacleto; a Anacleto Evaristo...” y continúa enumerando a todos los sucesores hasta Anastasio.
Después de todo lo antedicho, ¿podemos negar la autoridad del Papa, como representante de Cristo en la tierra? ¿podemos presentar algún Santo Padre que negara
su autoridad en los primeros siglos de la Iglesia o a algún santo que lo haya rechazado? Sta. Catalina de Sena le llamaba “el dulce Cristo en la Tierra” y todos los santos nos han enseñado a amarlos, respetarlos y obedecerlos como al mismo Cristo.
Padre Ángel Peña Benito. O.A.R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario