domingo, 31 de enero de 2021

Santo Evangelio 31 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 1,21-28): 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

***********

«¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!»

Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala

(Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

Hoy, Cristo nos dirige su enérgico grito, sin dudas y con autoridad: «Cállate y sal de él» (Mc 1,25). Lo dice a los espíritus malignos que viven en nosotros y que no nos dejan ser libres, tal y como Dios nos ha creado y deseado.

Si te has fijado, los fundadores de las órdenes religiosas, la primera norma que ponen cuando establecen la vida comunitaria, es la del silencio: en una casa donde se tenga que rezar, ha de reinar el silencio y la contemplación. Como reza el adagio: «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien». Por esto, Cristo ordena a aquel espíritu maligno que calle, porque su obligación es rendirse ante quien es la Palabra, que «se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).

Pero es cierto que con la admiración que sentimos ante el Señor, se puede mezclar también un sentimiento de suficiencia, de tal manera que lleguemos a pensar tal como san Agustín decía en las propias confesiones: «Señor, hazme casto, pero todavía no». Y es que la tentación es la de dejar para más tarde la propia conversión, porque ahora no encaja con los propios planes personales.

La llamada al seguimiento radical de Jesucristo, es para el aquí y ahora, para hacer posible su Reino, que se abre paso con dificultad entre nosotros. Él conoce nuestra tibieza, sabe que no nos gastamos decididamente en la opción por el Evangelio, sino que queremos contemporizar, ir tirando, ir viviendo, sin estridencias y sin prisa.

El mal no puede convivir con el bien. La vida santa no permite el pecado. «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro» (Mt 6,24), dice Jesucristo. Refugiémonos en el árbol santo de la Cruz y que su sombra se proyecte sobre nuestra vida, y dejemos que sea Él quien nos conforte, nos haga entender el porqué de nuestra existencia y nos conceda una vida digna de Hijos de Dios.

Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GLORIOSOS

 


LECTURA BREVE 2Tm 2, 8. 11-13



 LECTURA BREVE   2Tm 2, 8. 11-13

Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él, viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos también con él; si rehusamos reconocerle, también él nos rechazará; si le somos infieles, él permanece fiel; no puede él desmentirse a sí mismo.


sábado, 30 de enero de 2021

Santo Evangelio 30 de Enero 2021

  





Texto del Evangelio (Mc 4,35-41): 

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con Él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?».

************

«¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»


Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez

(St. Esteve de P., Barcelona, España)

Hoy, el Señor riñe a los discípulos por su falta de fe: «¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4,40). Jesucristo ya había dado suficientes muestras de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre “fe” y “valentía”.

En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.

Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos “reñidos”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre. Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen» (Mc 4,41), como afirman admirados los discípulos.

Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza. Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?

Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en el día de la Resurrección!


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO



Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GOZOSOS

 


LECTURA BREVE Flp 2, 14-15

 


LECTURA BREVE   Flp 2, 14-15

Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.


Los Testigos de la Pascua: Los Ojos

 


LOS TESTIGOS DE LA PASCUA: 

LOS OJOS

Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Lc 24, 30-35)

En las secuencias evangélicas que narran las apariciones de Cristo resucitado, el sentido de la vista tiene un protagonismo especial. En los diferentes pasajes pascuales se mencionan explícita y ignificativamente los distintos modos de ver, diferencia más evidente si se tiene en cuenta el texto original, en el que se emplean verbos distintos, según narren una percepción física o espiritual: “Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio (ver físico) los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio (comprendió) y creyó” (Jn 20, 6-8). En el caso de María Magdalena es aún más evidente la diferencia entre el momento en que ve a Jesús y cree que es el hortelano, y cuando lo ve y proclama Maestro. Lo mismo sucede en el relato de Emaús: “Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo”, primero, y después: “A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron” (Lc 24, 16.31). Los exégetas nos indican las tres formas de ver distintas, según los verbos griegos “blepo”: ver; “zeoreo”: mirar; “orao”: comprender. El verbo orao es el que usan los evangelistas cuando la persona se abre al reconocimiento del Señor. Esta forma de narrar la percepción que tuvieron los discípulos de que Jesucristo había resucitado ayuda a interpretar que no se trata de una percepción física, pues si fuera así, no se comprende que ninguno de los amigos de Jesús lo reconocieran cuando apenas habían pasado tres días de su muerte.

El don de la fe es el regalo pascual que nos permite comprender sin ver; percibir la presencia, sin poseerla. “El bien o el mal no está en la visión, sino en quien la ve y no se aprovecha con humildad de ella; que si ésta hay, ningún daño podrá hacer aunque sea demonio; y si no la hay, aunque sean de Dios, no hará provecho. Porque, si lo que ha de ser para humillarse viendo que no merece aquella merced, la ensoberbece, será como la araña que todo lo que come convierte en ponzoña; o la abeja, que lo convierte en miel” (Santa Teresa, Fundaciones 8, 3).

PROPUESTA:

¿Te sientes aludido en la bienaventuranza “Dichosos los que sin ver creen?”

viernes, 29 de enero de 2021

Santo Evangelio 29 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 4,26-34): 

En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.

*************

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano (...y) la tierra da el fruto por sí misma»


Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells

(Salt, Girona, España)

Hoy Jesús habla a la gente de una experiencia muy cercana a sus vidas: «Un hombre echa el grano en la tierra (...); el grano brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga» (Mc 4,26-28). Con estas palabras se refiere al Reino de Dios, que consiste en «la santidad y la gracia, la Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a traer. Este Reino ha de ser una realidad, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros; después en nuestro mundo.

En el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado —por el Bautismo— la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y caridad, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro deber de cada instante y para hacer felices a los que nos rodean, de oración constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en virtudes, de alegría...

Así, este Reino de Dios —que comienza dentro de cada uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del Señor (...), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San Gregorio Magno).

La semilla comienza pequeña, como «un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas» (Mc 4,31-32). Pero la fuerza de Dios se difunde y crece con un vigor sorprendente. Como en los primeros tiempos del cristianismo, Jesús nos pide hoy que difundamos su Reino por todo el mundo.


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


LECTURA BREVE 2Co 12, 9b-10

 


LECTURA BREVE   2Co 12, 9b-10


Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.


Los Testigos de la Pascua: Los cinco sentidos de la Pascua: El Olfato

 


LOS TESTIGOS DE LA PASCUA: LOS CINCO SENTIDOS 

EL OLFATO


 “El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado” (Lc 24, 1). Al contemplar las distintas narraciones pascuales, se puede percibir en ellas que se citan e implican los cinco sentidos corporales.

 No es indiferente que los textos relacionen la experiencia pascual con los sentidos de manera tan explícita. Creo que es la forma bíblica de demostrar la realidad histórica. Así lo vemos cuando se citan dos o más sentidos para satisfacer la exigencia de que al testimoniar, haya dos testigos al menos que acrediten los hechos. “Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído»” (Act 4, 20).

 En la primera carta de san Juan hay un texto paradigmático: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida, pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos” (1Jn 1, 1-3). 

Es el mismo argumento que usarán los discípulos para demostrar que Jesucristo está vivo, el de haber comido y bebido con Él después de su resurrección (Act 10, 41). Si sumamos las distintas secuencias que narran los acontecimientos de Pascua, constatamos la explícita alusión a los cinco sentidos como prueba testifical, y entre ellos aparece el olfato, al referirse el relato lucano a las mujeres que llevaban los perfumes: “El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado” (Lc 24, 1). La alusión a los perfumes refuerza el argumento de presentar a Jesús como esposo. La mirra y el áloe que se citaban en la sepultura eran los perfumes que se mencionan en el salmo nupcial: “A mirra y áloe huelen tus vestidos” (Sal 45). 

Las fiestas de Pascua son el triunfo del Hijo amado de Dios, y de quien ha venido a revelar el amor entrañable del Padre y a sellarlo como alianza perpetua con la Iglesia. Alianza que tiene en la imagen matrimonial el analogado más próximo a lo que cabe celebrar al recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor en la Eucaristía. Dice Santa Teresa: “También suele nuestro Señor tener otras maneras de despertar el alma: que a deshora, estando rezando vocalmente y con descuido de cosa interior, parece viene una inflamación deleitosa, como si de presto viniese un olor tan grande que se comunicase por todos los sentidos no digo que es olor, sino pongo esta comparación o cosa de esta manera, sólo para dar a sentir que está allí el Esposo; mueve un deseo sabroso de gozar el alma de Él, y con esto queda dispuesta para hacer grandes actos y alabanzas a nuestro Señor” (Moradas VI, 2, 8)

jueves, 28 de enero de 2021

Santo Evangelio 28 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 4,21-25): 

En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga».

Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».

************

«¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?»


Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch

(Salt, Girona, España)

Hoy, Jesús nos explica el secreto del Reino. Incluso utiliza una cierta ironía para mostrarnos que la “energía” interna que tiene la Palabra de Dios —la propia de Él—, la fuerza expansiva que debe extenderse por todo el mundo, es como una luz, y que esta luz no puede ponerse «debajo del celemín o debajo del lecho» (Mc 4,21).

¿Acaso podemos imaginarnos la estupidez humana que sería colocar la vela encendida debajo de la cama? ¡Cristianos con la luz apagada o con la luz encendida con la prohibición de iluminar! Esto sucede cuando no ponemos al servicio de la fe la plenitud de nuestros conocimientos y de nuestro amor. ¡Cuán antinatural resulta el repliegue egoísta sobre nosotros mismos, reduciendo nuestra vida al marco de nuestros intereses personales! ¡Vivir bajo la cama! Ridícula y trágicamente inmóviles: “ausentes” del espíritu.

El Evangelio —todo lo contrario— es un santo arrebato de Amor apasionado que quiere comunicarse, que necesita “decirse”, que lleva en sí una exigencia de crecimiento personal, de madurez interior, y de servicio a los otros. «Si dices: ¡Basta!, estás muerto», dice san Agustín. Y san Josemaría: «Señor: que tenga peso y medida en todo..., menos en el Amor».

«‘Quien tenga oídos para oír, que oiga’. Les decía también: ‘Atended a lo que escucháis’» (Mc 4,23-24). Pero, ¿qué quiere decir escuchar?; ¿qué hemos de escuchar? Es la gran pregunta que nos hemos de hacer. Es el acto de sinceridad hacia Dios que nos exige saber realmente qué queremos hacer. Y para saberlo hay que escuchar: es necesario estar atento a las insinuaciones de Dios. Hay que introducirse en el diálogo con Él. Y la conversación pone fin a las “matemáticas de la medida”: «Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mc 4,24-25). Los intereses acumulados de Dios nuestro Señor son imprevisibles y extraordinarios. Ésta es una manera de excitar nuestra generosidad.


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS LUMINOSOS

 


LECTURA BREVE Sb 7, 13-14

 


LECTURA BREVE   Sb 7, 13-14


Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.


Homenaje a nuestra Señora, a su Inmaculado Corazón



HOMENAJE A NUESTRA SEÑORA, A SU INMACULADO CORAZÓN

 TEXTO EVANGÉLICO:

 “Una espada te traspasará el alma”, le dijo el anciano Simeón a la Virgen María cuando fue con San José a presentar al Niño Jesús en el templo (Lucas 2,35).

“¿Qué significa aquí la espada? ¿El dolor? ¿La muerte? ¿la duda? ¿La infidelidad? ¿La lengua de los malvados? ¿El juicio divino? ¿La palabra de Dios? No está claro. Alfonso Simón propone una nueva traducción del texto que aportaría sentido. Que el texto en griego es extraño y confuso lo admiten muchos autores. Es algo especialmente raro porque el autor es el evangelista Lucas, que era griego y pensaba y escribía en griego. Y, sin embargo, en este capítulo de su evangelio -y no en otros- aparecen muchos detalles que hacen pensar que estaba traduciendo un texto del hebreo o arameo, lenguas semíticas, muy distintas al griego. La tesis de Alfonso Simón es que alguien puso por escrito esa escena en lengua semítica, y luego Lucas la incorporó traduciendo al griego. Y cuando se intenta reconstruir usando el hebreo, arameo o siríaco, muchas cosas pasan a tener sentido.

La lectura que hizo San Efrén… que era semita, parece que siguiendo el texto del siglo II- no escribe “una espada te atravesará el corazón” sino “tú apartarás la espada”. ¿A qué se refiere? Él mismo lo explica: “Esa espada, que cerraba el paso al paraíso a causa de Eva, ha sido apartada por María”. Tenemos un texto de San Efrén comentando esta escena en siríaco y otro en armenio. Y en ambas versiones queda claro que es María quien actúa sobre la espada, no la espada sobre María.

Otra interpretación, encabezada por San Agustín, fue la que ganó más popularidad, y también entre el pueblo llano. La ‘espada’ sería simplemente el dolor humano de una madre que ve sufrir a su hijo (en España muchas imágenes de la Virgen Dolorosa lo expresan con el corazón atravesado por 7 puñales). “Con esa espada del afecto doloroso fue traspasada el alma maternal” (San Agustín en su Epístola 39.

 La nueva traducción: “Ella aparta la espada” la propone Alfonso Simón: “Y Simeón dijo a María, su madre: ‘he aquí que este va a ser caída y mantenimiento de muchos en Israel, y bandera combatida. Y en cuanto a ti, tú harás pasar [en el sentido de “apartarás”] la espada cuando se manifiesten los [malos] pensamientos de muchos corazones”. “A causa de la primera Eva, las puertas de la salvación fueron cerradas a la humanidad pecadora; ahora, con la llegada de la nueva Eva, la madre de Jesús, en quien los ojos cansados de Simeón han visto la salvación, esas puertas han sido abiertas de nuevo y de manera definitiva. En el hijo de María ha llegado la luz a las naciones y el poder de las tinieblas ha sido vencido”.

 “La Virgen María ha sido llamada bienaventurada por todas las generaciones, comenzando por aquella primera generación indicada de modo expresivo en el ‘ahora’ que se lee en el Magníficat. La madre de Jesús personifica el verdadero Israel, que en ella queda convertido en Iglesia, y tal identificación, que sobre todos se descubre en Lc 2,35a, ‘no es exactamente una idea piadosa de ciertos teólogos tardíos’, sino que, por el contrario, ‘es un elemento de la tradición más primitiva'” (J. Bligh).

En el prólogo del libro que comentamos explica el obispo de Segovia, César Franco: “las extrañezas del texto griego desaparecen cuando se iluminan desde una perspectiva ya latente en la tradición que no daña la fe de la Iglesia ni sobre María ni se opone a considerar su participación en la cruz de Cristo, sino todo lo contrario: es su inserción en el misterio de Cristo lo que da el justo relieve al papel de María en la historia de la salvación, porque gracias a ella, con los cansados ojos de Simeón, hemos visto la luz y la gloria del Salvador del mundo”.


miércoles, 27 de enero de 2021

Santo Evangelio 27 de Enero 2011

  


Texto del Evangelio (Mc 4,1-20): 

En aquel tiempo, Jesús se puso otra vez a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó enseguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado comprender el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone».

Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben enseguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».

***********

«El sembrador siembra la Palabra»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy escuchamos de labios del Señor la “Parábola del sembrador”. La escena es totalmente actual. El Señor no deja de “sembrar”. También en nuestros días es una multitud la que escucha a Jesús por boca de su Vicario —el Papa—, de sus ministros y... de sus fieles laicos: a todos los bautizados Cristo nos ha otorgado una participación en su misión sacerdotal. Hay “hambre” de Jesús. Nunca como ahora la Iglesia había sido tan católica, ya que bajo sus “alas” cobija hombres y mujeres de los cinco continentes y de todas las razas. Él nos envió al mundo entero (cf. Mc 16,15) y, a pesar de las sombras del panorama, se ha hecho realidad el mandato apostólico de Jesucristo.

El mar, la barca y las playas son substituidos por estadios, pantallas y modernos medios de comunicación y de transporte. Pero Jesús es hoy el mismo de ayer. Tampoco ha cambiado el hombre y su necesidad de enseñanza para poder amar. También hoy hay quien —por gracia y gratuita elección divina: ¡es un misterio!— recibe y entiende más directamente la Palabra. Como también hay muchas almas que necesitan una explicación más descriptiva y más pausada de la Revelación.

En todo caso, a unos y otros, Dios nos pide frutos de santidad. El Espíritu Santo nos ayuda a ello, pero no prescinde de nuestra colaboración. En primer lugar, es necesaria la diligencia. Si uno responde a medias, es decir, si se mantiene en la “frontera” del camino sin entrar plenamente en él, será víctima fácil de Satanás.

Segundo, la constancia en la oración —el diálogo—, para profundizar en el conocimiento y amor a Jesucristo: «¿Santo sin oración...? —No creo en esa santidad» (San Josemaría).

Finalmente, el espíritu de pobreza y desprendimiento evitará que nos “ahoguemos” por el camino. Las cosas claras: «Nadie puede servir a dos señores...» (Mt 6,24).


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Virgen del Carmen

 


VIRGEN DEL CARMEN

Podríamos pensar que el nombre de la Virgen del Carmen lo toma por el toponímico del Monte Carmelo. Y seguro que hay razón para ello. Los que habitaron las cuevas de aquella cordillera se llamaron carmelitas. Pero si atendemos a lo que pasó en este monte, según los textos bíblicos, podríamos considerar que el título que se le da a la Virgen tiene que ver también con el pasaje del profeta Elías, en el que se relata la aparición de la nubecilla que trae la lluvia copiosa sobre la tierra, y que se interpreta que es imagen de la Nazarena que nos trae el don de la gracia, al dar a luz a Jesucristo.Cabe, también, contemplar a María con el apelativo del Carmen, a la luz del acontecimiento de la muerte de los sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo. Ella es la mujer que siempre confesó como Salvador al Dios único, la mujer fiel.

A María se la llama con muchos nombres de la naturaleza, entre ellos el de laMontaña, del Monte, del Montealejo, de Montesinos, de Almonte, de Monserrat… Con ello se indica el lugar donde se venera a Nuestra Señora, que toma el nombre según la ubicación del santuario o de la ermita. Al invocar a María como Virgen del Carmen, si tenemos en cuenta que los cármenes en Granada son espacios íntimos ajardinados, muy hermosos, la Virgen toma entonces el nombre de los jardines. Hay muchas vocaciones marianas que dan nombre de flores a María. Dice de sí misma la esposa del Cantar de los Cantares: “Yosoy el narciso de Sarón, el lirio de los valles”. A María se la invoca también como “Virgen de las flores” y “Rosa mística”.

Pero atendiendo a la etimología del nombre que se da al monte y cordillera de Israel, El Carmel, que significa jardín de Dios, surge la resonancia del anuncio del ángel a María. Según algunos escrituristas, lo que le anuncia Gabriel a la Nazarena es que Dios quiere hacer de ella su jardín. “Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada.”Si el Monte Carmelo significa jardín de Dios, María no da el nombre al lugar, sino que el lugar le da nombre a ella, y nos revela el misterio más asombroso: Dios ha hecho en ella su espacio protegido, hermoso, colmado de gracia y de belleza, su jardín. Al pensar en María como jardín de Dios, descubrimos que cada uno tiene la vocación de ser Carmelo para el Señor, pues estamos invitado al amor de Dios, a ser su jardín: “Al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y vendremos a él y haremos morada en él”, y será nuestro jardín, el espacio más íntimo donde somos habitados por Dios. En uno de sus sermones marianos más conocidos, Bernardo de Claraval habla de la Virgen: “Oh María, tu santísimo vientre y el jardín de las delicias del que nosotros cogemos con alegría la flor, que a todo el mundo difunde una multitud de dulzuras. Tú eres el hortus conclusus, oh Madre de Dios, en el que nunca entró el pecado”. Virgen del Carmen, Jardín de Dios, por ti se levanta la espada del ángel, que cierra las puertas del Paraíso. Por ti, de nuevo, podemos habitar en el lugar más hermoso de la creación, el jardín de Dios.

LECTURA BREVE Jb 1, 21; 2, 10b

 


LECTURA BREVE   Jb 1, 21; 2, 10b


Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?


martes, 26 de enero de 2021

Santo Evangelio 26 de Enero 2021

 



 Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): 

En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

***********

«Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»


Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera

(Ripollet, Barcelona, España)

Hoy contemplamos a Jesús —en una escena muy concreta y, a la vez, comprometedora— rodeado por una multitud de gente del pueblo. Los familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaum. Pero en vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc 3,31).

En la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún motivo de rechazo hacia sus familiares. Jesús se había alejado de ellos para seguir la llamada divina y muestra ahora que también internamente ha renunciado a ellos: no por frialdad de sentimientos o por menosprecio de los vínculos familiares, sino porque pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha realizado personalmente en Él mismo aquello que justamente pide a sus discípulos.

En lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido una familia espiritual. Echa una mirada sobre los hombres sentados a su alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34-35). San Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas miradas de Jesús a su alrededor.

¿Es que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes los que escuchan con atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos que escuchan su palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de Dios: éstos son su hermano, su hermana, su madre.

Lo que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se encuentran allí sentados —y a todos— a entrar en comunión con Él mediante el cumplimiento de la voluntad divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una alabanza a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Virgen de Fátima

 


VIRGEN DE FÁTIMA

La Virgen María, la Madre de Jesús se ha manifestado a lo largo de la historia en muy

diversas ocasiones, y estas manifestaciones a menudo nos recuerdan las palabras de su Hijo en el Evangelio: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!” (Lc 10, 21-23)

En relación con las manifestaciones privadas de la Virgen, sorprenden las diferentes tradiciones marianas, en las que se narran hechos extraordinarios, acontecidos en muchos lugares, y que tienen como protagonistas a pastores. Son frecuentes las romerías hacia ermitas, ubicadas en parajes rebosantes de vegetación, en las que se venera a la Madre de Dios porque, en tiempos remotos, un pastor encontró la imagen de Virgen y sintió que debía erigir un lugar de culto en su honor.

Según crónicas históricas, sabemos que la Virgen de Guadalupe, en Cáceres, fue hallada por el vaquero Gil Cordero en el siglo XIV, y en torno a 1520, en México, el indio Juan Diego vio impresa en su tilma la imagen de Nuestra Señora. En tiempos más recientes, según documentación contrastada, el 11 de febrero de 1858, se apareció la Virgen a la pequeña Bernadette, y el 13 de mayo de 1917, los niños Lucía, Jacinta y Francisco, tres pastorcitos, fueron testigos de las apariciones de la Virgen en Fátima. La Biblia narra que Dios escogió como rey al pequeño David, a quien su padre ni siquiera consideraba como candidato para presentarlo al profeta Samuel. Y los pastores de Belén fueron los primeros en conocer el nacimiento de Jesús. Sin duda que Dios sigue actuando de manera paradójica, a través de mediaciones humildes. Quizá, pasado el tiempo, se descubra que en estos momentos de pandemia, Dios se esté revelando con signos de esperanza a creyentes humildes. Cuando veo al papa Francisco actuar como un creyente humilde que practica la religiosidad popular al venerar la imagen de Cristo, besar el icono de la Virgen y llevarle un ramo de flores…, pienso que la gracia que Dios sigue queriendo derramar sobre la humanidad vendrá, una vez más, por mediaciones que la sociedad quizá desdeña, pero que el pueblo presiente como presencia divina. En tiempos de grandes medios industriales, técnicas de comunicación, infraestructuras sorprendentes y métodos científicos sofisticados, el papa nos pide rezar el rosario, hacer penitencia con ayuno, y tener gestos de caridad; que son los mismos consejos de Jesús: oración, ayuno y limosna, y que encontramos en los mensajes marianos.

Puede parecer desproporcionado en esta hora tan fuerte y de tanto dolor, invocar a la Virgen con oraciones y gestos sencillos, y sin embargo, creo que es la forma que más agrada a Dios, pues la firma de sus intervenciones lleva el sello de garantía y el contraste de actuar a través de lo humilde y de lo pequeño. Solo se nos pide lo posible y poco que podemos ofrecer como intercesión, y Dios actuará, como tantas veces, a través de su Madre. Así lo esperan los creyentes humildes y sencillos.

Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS DOLOROSOS

 


LECTURA BREVE Hch 26, 16b-18

 


LECTURA BREVE   Hch 26, 16b-18


Me he dejado ver de ti para hacerte siervo mío y testigo de la visión en que me has visto y de otras que te manifestaré. Yo te sacaré de todos los peligros que te vengan de tu nación y de los gentiles. A éstos te envío ahora para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, del poder de Satanás a Dios; para que por la fe en mí reciban el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los justos.


lunes, 25 de enero de 2021

Santo Evangelio 25 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 16,15-18): 

En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».

************

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva»


Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera

(Ripollet, Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. El breve fragmento del Evangelio según san Marcos recoge una parte del discurso acerca de la misión que confiere el Señor resucitado. Con la exhortación a predicar por todo el mundo va unida la tesis de que la fe y el bautismo son requisitos necesarios para la salvación: «El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16,16). Además, Cristo garantiza que a los predicadores se les dará la facultad de hacer prodigios o milagros que habrán de apoyar y confirmar su predicación misionera (cf. Mc 16,17-18). La misión es grande —«Id por todo el mundo»—, pero no faltará el acompañamiento del Señor: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

La oración colecta de hoy, propia de la fiesta, nos dice: «Oh Dios, que con la predicación del Apóstol san Pablo llevaste a todos lo pueblos al conocimiento de la verdad, concédenos, al celebrar hoy su conversión, que, siguiendo su ejemplo, caminemos hacia Ti como testigos de tu verdad». Una verdad que Dios nos ha concedido conocer y que tantas y tantas almas desearían poseer: tenemos la responsabilidad de transmitir hasta donde podamos este maravilloso patrimonio.

La Conversión de san Pablo es un gran acontecimiento: él pasa de perseguidor a convertido, es decir, a servidor y defensor de la causa de Cristo. Muchas veces, quizá, también nosotros mismos hacemos de “perseguidores”: como san Pablo, tenemos que convertirnos de “perseguidores” a servidores y defensores de Jesucristo.

Con Santa María, reconozcamos que el Altísimo también se ha fijado en nosotros y nos ha escogido para participar de la misión sacerdotal y redentora de su Hijo divino: Regina apostolorum, Reina de los apóstoles, ¡ruega por nosotros!; haznos valientes para dar testimonio de nuestra fe cristiana en el mundo que nos toca vivir.


Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GOZOSOS

 


Nana a la Virgen niña

 


Nana a la Virgen niña

Duérmete mi niña, duerme,

Que los ángeles te cuidan,

Dios mismo en ti se extasía,

al verte recién nacida.

Tú no sabes a esta hora

la gracia que te remece,

pero tu Hacedor se admira

de verte de gracia llena.

Hoy sabemos que tu infancia

fue diseño providente,

sin que tú te dieras cuenta

creciste siendo capaz,

para recibir el don

de hacernos en ti presente

el Emmanuel compañero,

el Hijo de tus entrañas.

Los profetas te invocaron

virgen, esposa, y novia,

doncella de Nazaret,

rebosante de hermosura.

Fue la bondad en tu alma,

la gracia en tu corazón,

Duérmete mi niña, duerme,

Que los ángeles te cuidan,

Dios mismo en ti se extasía,

al verte recién nacida.

Tú no sabes a esta hora

la gracia que te remece,

pero tu Hacedor se admira

de verte de gracia llena.

Hoy sabemos que tu infancia

fue diseño providente,

sin que tú te dieras cuenta

creciste siendo capaz,

para recibir el don

de hacernos en ti presente

el Emmanuel compañero,

el Hijo de tus entrañas.

Los profetas te invocaron

virgen, esposa, y novia,

doncella de Nazaret,

rebosante de hermosura.

Fue la bondad en tu alma,

la gracia en tu corazón,

la sonrisa en tu rostro,

el brillo de tu mirada

el sello del Creador,

derroche de su belleza.

¡Da a nuestra naturaleza

su más alta vocación!

la sonrisa en tu rostro,

el brillo de tu mirada

el sello del Creador,

derroche de su belleza.

¡Da a nuestra naturaleza

su más alta vocación!

LECTURA BREVE Rm 8, 15-16

 


LECTURA BREVE   Rm 8, 15-16


No habéis recibido espíritu de esclavitud, para recaer otra vez en el temor, sino que habéis recibido espíritu de adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!». Este mismo Espíritu se une a nosotros para testificar que somos hijos de Dios.

domingo, 24 de enero de 2021

Santo Evangelio 24 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 1,14-20): 

Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.

***********

«Convertíos y creed en la Buena Nueva»


+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.

Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.

Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.

¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.

Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).

¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.

Clica en la imagen para rezar a JESUS SACRAMENTADO

 


Clica en la imágen para rezar los MISTERIOS GLORIOSOS

 


Los Testigos de Pascua: El oído

 


LOS TESTIGOS DE PASCUA: EL OÍDO

Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo  apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos (Lc 24, 26-29)

 El diálogo que mantiene el Maestro con los dos protagonistas implica el habla y el oído: “Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellosse detuvieron con aire  entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días?»” (Lc 24, 17-18).

La fe entra por el oído, por la escucha de la Palabra. Pensemos en el anuncio del ángel a la Virgen Nazarena. De hecho, María Magdalena reconoció al Señor cuando le oyó pronunciar su nombre: “Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice:

«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»”

Hace falta reconocer la voz del Maestro, y para ello se debe estar atento. María buscaba entre los muertos a quien estaba vivo, y obsesionada, no percibió que era Jesús quien le hablaba, cuando Él habló: “Mujer, ¿a quién buscas?”

La atención, la escucha atenta, la actitud de despertar el oído interior es la tarea que nos encomiendan los relatos pascuales, pues parece difícil comprender que los dos de Emaús fueran una jornada de camino con el Señor y no reconocieran el timbre de su voz. Seguramente, otra manera de oír tiene que ser la que despierte el reconocimiento de la presencia del Resucitado. 

Jesús había dicho: “El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca” (Mt 7, 24). San Benito comienza la Regla: “Escucha, hijo, los preceptos del maestro, y préstales el oído de tu corazón”. No se trata de proyectar deseos, ni de caer en alucinaciones acústicas. “Y también podría ser pidiendo una cosa a nuestro Señor afectuosamente, parecerles que le dicen lo que quieren, y esto acaece algunas veces. Mas a quien tuviere muchaexperiencia de las hablas de Dios, no se podrá engañar en esto -a mi parecer- de la imaginación” (Moradas VI, 3, 10).

PROPUESTA

¿Tienes mociones interiores consoladoras?

MARÍA DEL ROCÍO

 


MARÍA DEL ROCÍO

1.-EL ROCÍO ES BENDICIÓN

Que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad

de la tierra, abundancia de trigo y de vino. (Gn 27, 28).

“Bendita del Señor sea su tierra, con lo más exquisito del

cielo, el rocío, y el agua subterránea, almacenada en lo

hondo, con lo mejor de los productos del sol y lo más

exquisito de los frutos de las lunas” (Dt 23, 13-14).

María es mediadora de bendición.

2.-EL ROCIÓN, IMAGEN DE LA EUCARISTÍA

“Por la mañana había una capa de rocío alrededor

del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío,

apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como

escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo,

los hijos de Israel se dijeron: «¿Qué es esto?». Pues no

sabían lo que era. Moisés les dijo: «Es el pan que el

Señor os da de comer. Esto manda el Señor: “Que cada

uno recoja lo que necesite para comer” (Ex 16, 13-15).

“Israel habita seguro, | tranquilo mora Jacob, en tierra de

grano y de mosto, bajo un cielo que destila rocío.” (Dt 33, 28). María es Mujer eucarística.

3.-EL ROCÍO, DON DE LA PALABRA REVELADA

“Escuchad, cielos, y hablaré; oye, tierra, los dichos de mi boca; descienda como lluvia mi

doctrina, destile como rocío mi palabra, como llovizna sobre la hierba, como orvallo sobre el césped”.

(Dt 32, 1-2). María es madre y cumplidora de la Palabra.

4.-EL ROCIÓ, IMAGEN DE LA MATERNIDAD VIRGEN

“Si cae rocío únicamente sobre el vellón, y todo el suelo queda seco, sabré que salvarás a Israel

por mi mano, tal y como has dicho». Así ocurrió. Se levantó de madrugada, estrujó el vellón y

exprimió el rocío del vellón, llenando una cazuela de agua. Gedeón dijo a Dios: «No se encienda tu

ira contra mí, si hablo una vez más. Permíteme que pruebe solo otra vez con el vellón. Quede seco

solo el vellón, mientras que en todo el suelo haya rocío». Y así lo hizo el Señor aquella noche. Quedó

únicamente seco el vellón y cayó rocío en todo el suelo.” (Jue 6, 37-40). “Las nubes destilan rocío”

(Prov 3, 20). María es Madre Virgen, sin pecado.

5.-EL ROCÍO, IMAGEN DE LA MATERNIDAD DIVINA

“¿Tiene padre la lluvia?, | ¿quién engendra el rocío?” (Job 38, 28). María es la Madre de Dios.

6.-EL ROCÍO Y LA MADRE DE LA IGLESIA

“Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos. Es ungüento precioso en la

cabeza, que va bajando por la barba, que baja por la barba de Aarón, hasta la franja de su ornamento.

Es rocío del Hermón, que va bajando | sobre el monte Sión. | Porque allí manda el Señor la bendición:

la vida para siempre. (Sal 132). María reúne a todos los discípulos de Jesús en oración y en

comunión.

7.-EL ROCÍO, IMAGEN DEL AMOR DIVINO

“Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Un rumor...! Mi amado llama: «Ábreme, hermana mía,

amada mía, mi paloma sin tacha; que mi cabeza está cubierta de rocío, mis rizos del relente de la

noche».” (Cat 5, 2). María es la Amada, la esposa la llenada de gracia y de Espíritu Santo.

LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14

 

LECTURA BREVE   Ez 37, 12b-14


Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.


sábado, 23 de enero de 2021

Santo Evangelio 23 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 3,20-21): 

En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».

*************

«Está fuera de sí»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy vemos cómo los propios de la parentela de Jesús se atreven a decir de Él que «está fuera de sí» (Mc 3,21). Una vez más, se cumple el antiguo proverbio de que «un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio» (Mt 13,57). Ni que decir tiene que esta lamentación no “salpica” a María Santísima, porque desde el primero hasta el último momento —cuando ella se encontraba al pie de la Cruz— se mantuvo sólidamente firme en la fe y confianza hacia su Hijo.

Ahora bien, ¿y nosotros? ¡Hagamos examen! ¿Cuántas personas que viven a nuestro lado, que las tenemos a nuestro alcance, son luz para nuestras vidas, y nosotros...? No nos es necesario ir muy lejos: pensemos en el Papa San Juan Pablo II: ¿cuánta gente le siguió, y... al mismo tiempo, cuántos le interpretaban como un “tozudo-anticuado”, celoso de su “poder”? ¿Es posible que Jesús —dos mil años después— todavía siga en la Cruz por nuestra salvación, y que nosotros, desde abajo, continuemos diciéndole «baja y creeremos en ti» (cf. Mc 15,32)?

O a la inversa. Si nos esforzamos por configurarnos con Cristo, nuestra presencia no resultará neutra para quienes interaccionan con nosotros por motivos de parentesco, trabajo, etc. Es más, a algunos les resultará molesta, porque les seremos un reclamo de conciencia. ¡Bien garantizado lo tenemos!: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). Mediante sus burlas esconderán su miedo; mediante sus descalificaciones harán una mala defensa de su “poltronería”.

¿Cuántas veces nos tachan a los católicos de ser “exagerados”? Les hemos de responder que no lo somos, porque en cuestiones de amor es imposible exagerar. Pero sí que es verdad que somos “radicales”, porque el amor es así de “totalizante”: «o todo, o nada»; «o el amor mata al yo, o el yo mata al amor».

Es por esto que san Juan Pablo II nos habló de “radicalismo evangélico” y de “no tener miedo”: «En la causa del Reino no hay tiempo para mirar atrás, y menos para dejarse llevar por la pereza».


Santo Evangelio 22 de Enero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 3,13-19): 

En aquel tiempo, Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

************

«Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio condensa la teología de la vocación cristiana: el Señor elige a los que quiere para estar con Él y enviarlos a ser apóstoles (cf. Mc 3,13-14). En primer lugar, los elige: antes de la creación del mundo, nos ha destinado a ser santos (cf. Ef 1,4). Nos ama en Cristo, y en Él nos modela dándonos las cualidades para ser hijos suyos. Sólo en vistas a la vocación se entienden nuestras cualidades; la vocación es el “papel” que nos ha dado en la redención. Es en el descubrimiento del íntimo “por qué” de mi existencia cuando me siento plenamente “yo”, cuando vivo mi vocación.

¿Y para qué nos ha llamado? Para estar con Él. Esta llamada implica correspondencia: «Un día —no quiero generalizar, abre tu corazón al Señor y cuéntale tu historia—, quizá un amigo, un cristiano corriente igual a ti, te descubrió un panorama profundo y nuevo, siendo al mismo tiempo viejo como el Evangelio. Te sugirió la posibilidad de empeñarte seriamente en seguir a Cristo, en ser apóstol de apóstoles. Tal vez perdiste entonces la tranquilidad y no la recuperaste, convertida en paz, hasta que libremente, porque te dio la gana —que es la razón más sobrenatural—, respondiste que sí a Dios. Y vino la alegría, recia, constante, que sólo desaparece cuando te apartas de El» (San Josemaría).

Es don, pero también tarea: santidad mediante la oración y los sacramentos, y, además, la lucha personal. «Todos los fieles de cualquier estado y condición de vida están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, santidad que, aún en la sociedad terrena, promueve un modo más humano de vivir» (Concilio Vaticano II).

Así, podemos sentir la misión apostólica: llevar a Cristo a los demás; tenerlo y llevarlo. Hoy podemos considerar más atentamente la llamada, y afinar en algún detalle de nuestra respuesta de amor.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...