viernes, 21 de mayo de 2021

La misa del siglo II.

 


La misa del siglo II.

S. Justino en su Apología cap. 66-67 del siglo II escribe: “Llamamos a este alimento Eucaristía y sólo pueden participar de la Eucaristía los que admiten como verdaderas nuestras enseñanzas, han sido lavados en el baño de regeneración y del perdón de los pecados y viven tal como Cristo nos enseñó. Porque el pan y la bebida que tomamos,no lo recibimos como pan y bebida corriente, sino que se nos ha enseñado que aquel alimento sobre el cual se ha pronunciado la acción de gracia,. es la carne y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios encarnado. Tal es nuestra doctrina.

“El día llamado del sol nos reunimos en un mismo lugar tanto los que habitamos en las ciudades como en los campos y se leen los comentarios de los apóstoles o los

escritos de los profetas. Después, cuando ha acabado el lector, el que preside exhorta y amonesta con sus palabras a la imitación de tan preclaros ejemplos. Luego nos

ponemos de pie y elevamos nuestras preces; y, como ya hemos dicho, cuando hemos terminado las preces, se trae pan, vino y agua; entonces, el que preside eleva

fervientemente oraciones y acciones de gracias todo lo más que puede. Seguidamente tiene lugar la distribución y comunión a cada uno de los presentes de los dones sobre los cuales se ha pronunciado la acción de gracias y los diáconos los llevan a los ausentes. 

Nos reunimos precisamente el día del sol, porque éste es el primer día de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia, también porque es el día en que Jesucristo nuestro salvador resucitó de entre los muertos”. ( Cat 1345).

Vemos en estas palabras de S. Justino en el siglo II una verdadera descripción de la misa que, haciendo un resumen era así:

1. Se reunían el domingo (67, l).

2. Se leían pasajes de la Biblia en número indeterminado (67,4) .

3. El obispo hacía una homilía sobre el contenido de la lectura (67,4).

4. Todos hacían oraciones en común o preces (67,5).

5. Se daban el beso de la paz (65,2).

6. Presentaban pan, vino y agua (67,5).

7. Había acción de gracias u oración eucarística (nuestro canon de la misa) cap.67,5.

8. El pan y vino eran consagrados por una oración que recogía las palabras de Jesús

 (66,1).

9. Había comunión bajo las dos especies (67,5).

10. Se hacía colecta en favor de los necesitados (67,6).

También se sabe, por descripciones de la misa de otros Santos Padres como Clemente de Alejandría, Hipólito, Cipriano, Orígenes, Tertuliano, etc., que, después de la homilía, se despedía a los catecúmenos y penitentes. Entre las lecturas se cantaban salmos (como nuestro actual salmo responsorial). Se daba de comulgar bajo las dos especies. El celebrante distribuía el pan consagrado y el diácono el cáliz. Los comulgantes recibían la hostia consagrada en la mano. Al final, se reservaba al Señor bajo la especie de pan en el sagrario (como se hace en todas las iglesias) y se despedía a los fieles.

Anotaremos también como digno de tenerse en cuenta que ya en las Constituciones apostólicas y en el Códice del monte Athos, escrito por Serapión, ambos del siglo IV, ya aparece establecido el canon de la misa. 


Padre Ángel Peña Benito. O.A.R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...