miércoles, 30 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 30 de Septiembre 2020


Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): 

En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

«Sígueme»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar, con mucha claridad y no menor insistencia, sobre un punto central de nuestra fe: el seguimiento radical de Jesús. «Te seguiré adondequiera que vayas» (Lc 9,57). ¡Con qué simplicidad de expresión se puede proponer algo capaz de cambiar totalmente la vida de una persona!: «Sígueme» (Lc 9,59). Palabras del Señor que no admiten excusas, retrasos, condiciones, ni traiciones...

La vida cristiana es este seguimiento radical de Jesús. Radical, no sólo porque toda su duración quiere estar bajo la guía del Evangelio (porque comprende, pues, todo el tiempo de nuestra vida), sino -sobre todo- porque todos sus aspectos -desde los más extraordinarios hasta los más ordinarios- quieren ser y han de ser manifestación del Espíritu de Jesucristo que nos anima. En efecto, desde el Bautismo, la nuestra ya no es la vida de una persona cualquiera: ¡llevamos la vida de Cristo inserta en nosotros! Por el Espíritu Santo derramado en nuestros corazones, ya no somos nosotros quienes vivimos, sino que es Cristo quien vive en nosotros. Así es la vida cristiana, porque es vida llena de Cristo, porque rezuma Cristo desde sus más profundas raíces: es ésta la vida que estamos llamados a vivir.

El Señor, cuando vino al mundo, aunque «todo el género humano tenía su lugar, Él no lo tuvo: no encontró lugar entre los hombres (...), sino en un pesebre, entre el ganado y los animales, y entre las personas más simples e inocentes. Por esto dice: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’» (San Jerónimo). El Señor encontrará lugar entre nosotros si, como Juan el Bautista, dejamos que Él crezca y nosotros menguamos, es decir, si dejamos crecer a Aquel que ya vive en nosotros siendo dúctiles y dóciles a su Espíritu, la fuente de toda humildad e inocencia.

Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GLORIOSOS

 


Como conseguir buenos amigos




Como conseguir buenos amigos


Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

¡La amistad es un gran tesoro! No se puede vivir la vida sólo. Es necesario tener amigos, por eso hoy le daremos 12 pasos para ayudarle a conquistar y mantener buenos amigos:

1.- Tenga una apertura con los demás. Acéptelos con sus defectos y virtudes. Nadie es totalmente perfecto ya que estamos en un proceso de superación.

2.- Sea asequible en el trato. Nunca demuestre una postura de superioridad, ni por su cargo, ni por su posición social. Todos somos esencialmente iguales, diferentes en nuestras funciones. Sea asequible, humilde y sencillo .

3.- Demuestre siempre interés por lo que los demás le quieren comunicar. Atienda al otro con respeto sabiendo que lo merece.

4.- Fuera todo complejo de inferioridad. Nunca demuestre sentirse inferior a los demás. Sienta que usted vale mucho y mantenga la confianza en sí mismo.

5.- Si al conversar con sus nuevos amigos llegan temas impropios o inmorales, recháselos y en última instancia evite esa amistad porque lo empobrece en vez de enriquecerlo. Las formas demasiado familiares en el trato no son convenientes en la amistad. Con el buen amigo hay que mantener una sutil distancia para evitar lo que se llama la ofensa por "excesiva familiaridad".Es importante que usted sepa corregir desde el principio. No dé una imagen de ligereza porque con el tiempo le faltarán al respeto.

6.- Sepa estar presentable en su forma de vestir, en sus gestos y en su vocabulario. Su imagen debe ser correcta, digna y adecuada. Vestir correctamente no significa tener lujos, sino hacerlo con decencia y limpieza. Su imagen exterior dice mucho de usted ; es parte de su personalidad.

7.- Hay cosas en su vida que son sólo suyas. Allí nadie puede llegar, sólo Dios, su consejero espiritual, un psicólogo o alguien de mucha confianza. Nadie puede llegar a las cosas íntimas de su corazón, sino después de un proceso de acercamiento, confianza, diálogo y convivencia. No todo el mundo puede ser su confidente.

8.- Póngase en el lugar del otro. Intente comprenderlo. No haga el papel de juez, sino de amigo. Aprenda a escuchar. Eso es lo que hace Dios con nosotros.

9.- Diga siempre la verdad. Sepa corregir con amor y oportunamente. Un buen amigo es aquél que no detiene la marcha de su amigo hacia la cumbre, pero si lo ve caer sí detiene la marcha para que no caiga más.

10.- Una buena amistad se mantiene si en medio de ella Dios está presente. Ore con su amigo.

11.- Tenga metas en común. Los amigos comparten ideales, luchan juntos, se animan, se ayudan mutuamente para realizar sus metas y nunca detiene al otro en la consecución de sus ideales.

12.- Evite discusiones y resentimientos estériles. Sepa perdonar y olvidar.

Amplíe su círculo de amistades y sepa que la amistad es un gran tesoro, que vale la pena cultivar. Jesús dijo: "Ya no os llamo siervos sino amigos". Además de nuestra relación filial con Dios Padre, cultive la amistad con Jesús que también es nuestro hermano mayor y quien mejor que El Señor con todo su poder para que usted vierta sus preocupaciones y descanse en El. Coloque su dolor, y su frustración a los pies del Salvador y El le ayudará. Jesús es el único en quien hay garantía plena de que le amará, lo comprenderá , guardará sus secretos, y siempre estará con usted acompañándolo en el camino de la vida. Cultive la amistad con El y no se olvide que ¡CON DIOS SOMOS INVENCIBLES!                

LECTURA BREVE 1Ts 2, 13

 



LECTURA BREVE   1Ts 2, 13

Nosotros continuamente damos gracias a Dios; porque habiendo recibido la palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana, sino - como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los creyentes.

martes, 29 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 29 de Septiembre de 2020


Texto del Evangelio (Jn 1,47-51): 

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».


«Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre»

+ Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.

«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles.

Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones.

Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías “junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda.

Aprendamos de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.


Clica en la imágen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

 


Oración a San Miguel Arcángel

 


Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS DOLOSOS

 




Algunas Actitudes para Vivir Más Feliz

 



Algunas Actitudes para Vivir Más Feliz

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Todos añoramos la felicidad, y ciertamente, Dios nos creó para que seamos felices. En este Mensaje al Corazón les detallaremos algunas actitudes que usted debe asumir para ser una persona feliz. 

Adquiera la virtud de la valentía para enfrentarse a los problemas.

Confíe en Dios y en usted mismo.

Luche contra el miedo pues el miedo paraliza, le quita lucidez, le hace cometer torpezas, y lo lleva a la depresión. Sea valiente y decidido; con una postura así irá eliminando los efectos devastadores del miedo... al fracaso, al rechazo, a la muerte: todo esto infecta la mente, aturde e impide ver las cosas con lucidez.

Desarrolle su capacidad de asombro, de admiración, ante las cosas pequeñas o grandes del mundo llenas de maravillas; sí usted mantiene esa actitud a todo lo hermoso le garantizamos que desaparecerán sus tristezas, sus aburrimientos y más aún, su depresión. Conviértase en un ser sensible a lo positivo. Cultive el corazón de niño que ve todo como nuevo y bello.

Lo invitamos a levantarse por las mañanas y diga a sí mismo: ¡que maravilla que sigo vivo! ¡esto es un milagro de Dios! porque es un milagro la vida. Abra las ventanas de su cuarto, observe el amanecer, el sol que despierta y que va llenando con su brillo el horizonte. Asómbrese de ver el brillo en los ojos de sus hijos, maravíllese de que Dios lo sigue amando, lo sigue perdonando, de que aquel hombre sigue luchando con su enfermedad. El mundo sigue su curso y hay mucho de bello en él.

Sea optimista, siempre espere un mañana mejor, no deje de luchar, no se desanime, no se sienta derrotado, porque es usted el que admite su derrota; mientras usted no lo haga, nadie podrá derrotarlo, sólo usted mismo.

El triunfo será suyo si persevera, alimente esa perseverancia. El triunfo aparece cuando se corre esa milla más, cuando se hace ese esfuerzo adicional que mucha gente considera inútil, como un esfuerzo sin frutos; dé usted ese paso que pocos dan. La diferencia entre el que triunfa y el que cae derrotado es ese último esfuerzo para llegar a la meta; nunca se sienta derrotado y no olvide que Dios está con usted apoyándolo en su lucha. El vencerá y con El todo lo bueno triunfará; y si su causa es noble también usted triunfará.

Nuestro Dios es el Dios de la Victoria, el Dios de la Esperanza, del fruto feliz, es el Dios del Triunfo. Repítase siempre, "venceré, venceré porque Dios está conmigo"; jamás se sienta vencido.

Cultive su lenguaje para que sea positivo; se ha demostrado psicológicamente como el lenguaje influye en los pensamientos, en la manera como se miren las cosas. Evite expresiones como: ¡que tristeza!, ¡ya no hay nada que hacer!, ¡estoy hundido!, ¡estoy vencido!, ¡esto no tiene remedio!, ¡es imposible vivir en este mundo!, ¡que mundo más desgraciado!, ¡este mundo es de los malos!, ¡hemos venido aquí sólo a sufrir!, ¡es imposible la felicidad!, Evite el lenguaje negativo porque eso lo condiciona y lo lleva a la depresión, más bien transfórmelo a lenguaje positivo.

Públicamente diga: ¡estoy muy bien!, ¡todo irá mejor!, ¡esto tiene solución!, ¡todo cambiará!, ¡seguiré luchando y venceré!, ¡nunca me daré por vencido!, ¡no estoy derrotado!, ¡Dios nunca me abandona!, El está conmigo y yo venceré. La forma en que usted se exprese condiciona sus estados de ánimo.

Recuerde cuantos momentos le parecieron a usted intolerables, que no los podía soportar, y que al pasar el tiempo y con la ayuda de Dios, de la naturaleza, de sus amigos y familia y que gracias a su voluntad, perseverancia y uso de las facultades que Dios le ha dado, pudo triunfar. Decídase a triunfar y empéñese en ello superando así los estados de depresión ya que Dios está con usted y lo capacita para el triunfo.



Recuerde siempre que ¡CON DIOS USTED ES INVENCIBLE!.

LECTURA BREVE Ez 34, 31

 


LECTURA BREVE   Ez 34, 31


Dice el Señor Dios: «Vosotros sois rebaño mío, ovejas de mi grey; y yo soy vuestro Dios.»


lunes, 28 de septiembre de 2020

Santo Evangleio 28 de Septiembre de 2020


Texto del Evangelio (Lc 9,46-50): 

En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».

Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».

«El más pequeño de entre vosotros, ése es mayor»

Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)
Hoy, camino de Jerusalén hacia la pasión, «se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor» (Lc 9,46). Cada día los medios de comunicación y también nuestras conversaciones están llenas de comentarios sobre la importancia de las personas: de los otros y de nosotros mismos. Esta lógica solamente humana produce frecuentemente deseo de triunfo, de ser reconocido, apreciado, agradecido, y falta de paz, cuando estos reconocimientos no llegan.

La respuesta de Jesús a estos pensamientos —y quizá también comentarios— de los discípulos recuerda el estilo de los antiguos profetas. Antes de las palabras hay los gestos. Jesús «tomó a un niño, le puso a su lado» (Lc 9,47). Después viene la enseñanza: «El más pequeño de entre vosotros, ése es mayor» (Lc 9,48). —Jesús, ¿por qué nos cuesta tanto aceptar que esto no es una utopía para la gente que no está implicada en el tráfico de una tarea intensa, en la cual no faltan los golpes de unos contra los otros, y que, con tu gracia, lo podemos vivir todos? Si lo hiciésemos tendríamos más paz interior y trabajaríamos con más serenidad y alegría.

Esta actitud es también la fuente de donde brota la alegría, al ver que otros trabajan bien por Dios, con un estilo diferente al nuestro, pero siempre valiéndose del nombre de Jesús. Los discípulos querían impedirlo. En cambio, el Maestro defiende a aquellas otras personas. Nuevamente, el hecho de sentirnos hijos pequeños de Dios nos facilita tener el corazón abierto hacia todos y crecer en la paz, la alegría y el agradecimiento. Estas enseñanzas le han valido a santa Teresita de Lisieux el título de “Doctora de la Iglesia”: en su libro Historia de un alma, ella admira el bello jardín de flores que es la Iglesia, y está contenta de saberse una pequeña flor. Al lado de los grandes santos —rosas y azucenas— están las pequeñas flores —como las margaritas o las violetas— destinadas a dar placer a los ojos de Dios, cuando Él dirige su mirada a la tierra.

Oración por un enfermo

 

Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GOZOSOS

 




LECTURA BREVE Jr 31, 33



 LECTURA BREVE   Jr 31, 33

Así será la alianza que haré con la casa de Israel, después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 27 de Septiembre 2020


Texto del Evangelio (Mt 21,28-32): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue.

»¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él».

«¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»

+Dr. Josef ARQUER (Berlin, Alemania)
Hoy, contemplamos al padre y dueño de la viña pidiendo a sus dos hijos: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña» (Mt 21,29). Uno dice “sí”, y no va. El otro dice “no”, y va. Ninguno de los dos mantiene la palabra dada.

Seguramente, el que dice “sí” y se queda en casa no pretende engañar a su padre. Será simplemente pereza, no sólo “pereza de hacer”, sino también de reflexionar. Su lema: “A mí, ¿qué me importa lo que dije ayer?”.

Al del “no”, sí que le importa lo que dijo ayer. Le remuerde aquel desaire con su padre. Del dolor arranca la valentía de rectificar. Corrige la palabra falsa con el hecho certero. “Errare, humanum est?”. Sí, pero más humano aún —y más concorde con la verdad interior grabada en nosotros— es rectificar. Aunque cuesta, porque significa humillarse, aplastar la soberbia y la vanidad. Alguna vez habremos vivido momentos así: corregir una decisión precipitada, un juicio temerario, una valoración injusta... Luego, un suspiro de alivio: —Gracias, Señor!

«En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios» (Mt 21,31). San Juan Crisóstomo resalta la maestría psicológica del Señor ante esos “sumos sacerdotes”: «No les echa en cara directamente: ‘¿Por qué no habéis creído a Juan?’, sino que antes bien les confronta —lo que resulta mucho más punzante— con los publicanos y prostitutas. Así les reprocha con la fuerza patente de los hechos la malicia de un comportamiento marcado por respetos humanos y vanagloria».

Metidos ya en la escena, quizá echemos de menos la presencia de un tercer hijo, dado a las medias tintas, en cuyo talante nos sería más fácil reconocernos y pedir perdón, avergonzados. Nos lo inventamos —con permiso del Señor— y le oímos contestar al padre, con voz apagada: ‘Puede que sí, puede que no…’. Y hay quien dice haber oído el final: ‘Lo más probable es que a lo mejor quién sabe…’.

Clica en la imágen para rezar a JESUS SACRAMENTADO

 


Clica en la imágen para rezar los MISTERIOS GLORIOSOS

 


LECTURA BREVE 2Pe 1, 10-11



 LECTURA BREVE   2Pe 1, 10-11

Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 26 de septiembre 2020



Texto del Evangelio (Lc 9,43b-45): 

En aquel tiempo, estando todos maravillados por todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos: «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy, más de dos mil años después, el anuncio de la pasión de Jesús continúa provocándonos. Que el Autor de la Vida anuncie su entrega a manos de aquéllos por quienes ha venido a darlo todo es una clara provocación. Se podría decir que no era necesario, que fue una exageración. Olvidamos, una y otra vez, el peso que abruma el corazón de Cristo, nuestro pecado, el más radical de los males, la causa y el efecto de ponernos en el lugar de Dios. Más aún, de no dejarnos amar por Dios, y de empeñarnos en permanecer dentro de nuestras cortas categorías y de la inmediatez de la vida presente. Se nos hace tan necesario reconocer que somos pecadores como necesario es admitir que Dios nos ama en su Hijo Jesucristo. Al fin y al cabo, somos como los discípulos, «ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto» (Lc 9,45).

Por decirlo con una imagen: podremos encontrar en el Cielo todos los vicios y pecados, menos la soberbia, puesto que el soberbio no reconoce nunca su pecado y no se deja perdonar por un Dios que ama hasta el punto de morir por nosotros. Y en el infierno podremos encontrar todas las virtudes, menos la humildad, pues el humilde se conoce tal como es y sabe muy bien que sin la gracia de Dios no puede dejar de ofenderlo, así como tampoco puede corresponder a su Bondad.

Una de las claves de la sabiduría cristiana es el reconocimiento de la grandeza y de la inmensidad del Amor de Dios, al mismo tiempo que admitimos nuestra pequeñez y la vileza de nuestro pecado. ¡Somos tan tardos en entenderlo! El día que descubramos que tenemos el Amor de Dios tan al alcance, aquel día diremos como san Agustín, con lágrimas de Amor: «¡Tarde te amé, Dios mío!». Aquel día puede ser hoy. Puede ser hoy. Puede ser.

Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

viernes, 25 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 25 de septiembre 2020


Texto del Evangelio (Lc 9,18-22): 


Sucedió que mientras Jesús estaba orando a solas, se hallaban con Él los discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado». Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contestó: «El Cristo de Dios». Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día».

«¿Quién dice la gente que soy yo? (…) Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»


Rev. D. Pere OLIVA i March (Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)
Hoy, en el Evangelio, hay dos interrogantes que el mismo Maestro formula a todos. El primer interrogante pide una respuesta estadística, aproximada: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Lc 9,18). Hace que nos giremos alrededor y contemplemos cómo resuelven la cuestión los otros: los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, los familiares más cercanos... Miramos al entorno y nos sentimos más o menos responsables o cercanos —depende de los casos— de algunas de estas respuestas que formulan quienes tienen que ver con nosotros y con nuestro ámbito, “la gente”... Y la respuesta nos dice mucho, nos informa, nos sitúa y hace que nos percatemos de aquello que desean, necesitan, buscan los que viven a nuestro lado. Nos ayuda a sintonizar, a descubrir un punto de encuentro con el otro para ir más allá...

Hay una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9,20). Es una cuestión fundamental que llama a la puerta, que mendiga a cada uno de nosotros: una adhesión o un rechazo; una veneración o una indiferencia; caminar con Él y en Él o finalizar en un acercamiento de simple simpatía... Esta cuestión es delicada, es determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen nuestros labios y nuestras actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da sentido a nuestro ser? ¿Hay en nosotros una sincera disposición a seguirlo en los caminos de la vida? ¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la cruz y de la gloria?

«Es un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es exaltación de Cristo. Lo dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mí’. (...) La cruz, pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés de Creta). ¿Dispuestos para avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él, ¿verdad?

jueves, 24 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 24 de Septiembre de 2020


Texto del Evangelio (Lc 9,7-9): 

En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?». Y buscaba verle.
«Buscaba verle»


Rev. P. Jorge R. BURGOS Rivera SBD (Cataño, Puerto Rico)

Hoy el texto del Evangelio nos dice que Herodes quería ver a Jesús (cf. Lc 9,9). Ese deseo de ver a Jesús le nace de la curiosidad. Se hablaba mucho de Jesús por los milagros que iba realizando a su paso. Muchas personas hablaban de Él. La actuación de Jesús trajo a la memoria del pueblo diversas figuras de profetas: Elías, Juan el Bautista, etc. Pero, al ser simple curiosidad, este deseo no trasciende. Tal es el hecho que cuando Herodes le ve no le causa mayor impresión (cf. Lc 23,8-11). Su deseo se desvanece al verlo cara a cara, porque Jesús se niega a responder a sus preguntas. Este silencio de Jesús delata a Herodes como corrupto y depravado.

Nosotros, al igual que Herodes, seguramente hemos sentido, alguna vez, el deseo de ver a Jesús. Pero ya no contamos con el Jesús de carne y hueso como en tiempos de Herodes, sin embargo contamos con otras presencias de Jesús. Te quiero resaltar dos de ellas.

En primer lugar, la tradición de la Iglesia ha hecho de los jueves un día por excelencia para ver a Jesús en la Eucaristía. Son muchos los lugares donde hoy está expuesto Jesús-Eucaristía. «La adoración eucarística es una forma esencial de estar con el Señor. En la sagrada custodia está presente el verdadero tesoro, siempre esperando por nosotros: no está allí por Él, sino por nosotros» (Benedicto XVI). —Acércate para que te deslumbre con su presencia.

Para el segundo caso podemos hacer referencia a una canción popular, que dice: «Con nosotros está y no lo conocemos». Jesús está presente en tantos y tantos hermanos nuestros que han sido marginados, que sufren y no tienen a nadie que “quiera verlos”. En su encíclica Dios es Amor, dice el Papa Benedicto XVI: «El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial». Así pues, Jesús te está esperando, con los brazos abiertos te recibe en ambas situaciones. ¡Acércate!

Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS LUMINOSOS

Los jóvenes y la violencia (segunda parte)

Resultado de imagen de jovenes violentos

Los jóvenes y la violencia (segunda parte)

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



En la familia se dan muchas discusiones y peleas estériles y absurdas por las cosas más triviales. La gente se resiente mucho por estas peleas, insultos, conflictos, rivalidades continuas y maltratos y las heridas después cuestan cerrar. Este cáncer tan tremendo de odios y resentimientos absurdos, provocados por el pecado de soberbia, causan mucho sufrimiento. Además, en muchos hogares se ve de manera indiscriminada cualquier tipo de programa en el que predomina la violencia, así como ejemplos de orgullo y soberbia. No es de extrañar, entonces, que se utilicen las armas de la pelea, el grito y la malcriadez, para imponer la razón sobre los demás. El continuo bombardeo de violencia en los medios de comunicación social, en los programas, películas y aún las telenovelas, está causando graves consecuencias en la convivencia familiar.

Es cierto que algunas veces se sufre de incomprensión en casa por diferencias de generación. Los papás nacieron en otra época, tienen otra manera de pensar, ven las cosas de manera diferente; pero no por eso están equivocados y dejan de tener razón. Un joven inteligente sabe escuchar, aprender de los consejos y comprender que, aunque los papás no tengan a veces toda la razón, tampoco son ignorantes ni mentirosos. Hay que ser astuto, saber escuchar, ser humilde y aprender de la experiencia de los mayores. Recuerda que la Palabra dice que pongas la otra mejilla, lo que significa que no devuelvas mal por mal. Si te gritan, no grites; si te ofenden, no ofendas; no añadas más leña al fuego. Algunos papás y mamás están tan golpeados por la vida que se descontrolan. Ponte en su lugar, mira su historia personal y su contexto y te darás cuenta que algunas veces no actúan con toda la razón y el equilibrio, por los golpes que han recibido en la vida.

Es necesario que tú pongas una gran medida de comprensión. Si tus papás, hermanos o amigos te fallan, Jesús dice que perdones setenta veces siete. Reconcíliate lo más pronto que sea posible; no seas rencoroso, mata el resentimiento antes de que se convierta en rencor y odio. Dice Jesús en la Palabra que amemos al que dice ser nuestro enemigo. ¿Qué diferencia tenemos con los paganos si no amamos a nuestro enemigo? Como dice Jesús en la Palabra, antes de que el juez te lleve al alguacil y te metan preso, reconcíliate cuanto antes.

¿Cómo está tu alma, tu familia? ¿Vives contigo mismo y en tu casa en paz o lo contrario a la paz que es la violencia? La violencia, maltrato, gritos y divisiones en los hogares son muros que separan a la familia. Pero Cristo es la paz, el camino, la verdad y la vida. Joven, lleva la paz a tu casa convirtiéndote en un muchacho o muchacha de oración. Si en tu casa hay problemas, llénate del Señor, haz oración profunda, lee la Palabra, únete a un grupo juvenil y participa en los sacramentos, confesando y comulgando. Tú puedes ser el elemento de cambio y contrarrestar la violencia con la paz. Convierte la oración en un hábito, así como leer la Biblia y bendecir los alimentos. También es importante el diálogo y la comunicación, porque es lindo cuando la familia asiste unida a misa, sale junta a pasear y tiene juegos en común en casa. Les toca la obligación moral para ayudar en esto y hacer todo lo que puedan para que el Señor reine en la casa. Muchachos, contribuyan para que en su casa reine realmente el amor y la paz, porque, créanme, así se vive más a gusto.

¡Quién como Dios, quién más grande que el Señor! Aparta de ti el pecado de la soberbia que descontrola tu ser, causa que tus instintos estén por encima de la razón y que las emociones te dañen, apareciendo sentimientos de crueldad engendrados por el odio. Conviértete en un muchacho o muchacha de paz; no cierres nunca tu puño para agredir ni levantes la voz para insultar. Vive en Jesucristo que es el Dios Hombre de la paz y con Él serás... ¡INVENCIBLE! !


LECTURA BREVE Is 61, 10


LECTURA BREVE   Is 61, 10

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 23 de Septiembre 2020


Texto del Evangelio (Lc 9,1-6):

 En aquel tiempo, convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos». Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.

«Convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades»

Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

Hoy vivimos unos tiempos en que nuevas enfermedades mentales alcanzan difusiones insospechadas, como nunca había habido en el curso de la historia. El ritmo de vida actual impone estrés a las personas, carrera para consumir y aparentar más que el vecino, todo ello aliñado con unas fuertes dosis de individualismo, que construyen una persona aislada del resto de los mortales. Esta soledad a la que muchos se ven obligados por conveniencias sociales, por la presión laboral, por convenciones esclavizantes, hace que muchos sucumban a la depresión, las neurosis, las histerias, las esquizofrenias u otros desequilibrios que marcan profundamente el futuro de aquella persona.

«Convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades» (Lc 9,1). Males, éstos, que podemos identificar en el mismo Evangelio como enfermedades mentales.

El encuentro con Cristo, que es la Persona completa y realizada, aporta un equilibrio y una paz que son capaces de serenar los ánimos y de hacer reencontrar a la persona con ella misma, aportándole claridad y luz en su vida, bueno para instruir y enseñar, educar a los jóvenes y a los mayores, y encaminar a las personas por el camino de la vida, aquella que nunca se ha de marchitar.

Los Apóstoles «recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva» (Lc 9,6). Es ésta también nuestra misión: vivir y meditar el Evangelio, la misma palabra de Jesús, a fin de dejarla penetrar en nuestro interior. Así, poco a poco, podremos encontrar el camino a seguir y la libertad a realizar. Como escribió san Juan Pablo II, «la paz ha de realizarse en la verdad (...); ha de hacerse en la libertad».

Que sea el mismo Jesucristo, que nos ha llamado a la fe y a la felicidad eterna, quien nos llene de su esperanza y amor, Él que nos ha dado una nueva vida y un futuro inagotable.

Oración al Padre Pio



Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GLORIOSOS

Los jóvenes y la violencia (segunda parte)

Resultado de imagen de jovenes violentos

Los jóvenes y la violencia (segunda parte)

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



En la familia se dan muchas discusiones y peleas estériles y absurdas por las cosas más triviales. La gente se resiente mucho por estas peleas, insultos, conflictos, rivalidades continuas y maltratos y las heridas después cuestan cerrar. Este cáncer tan tremendo de odios y resentimientos absurdos, provocados por el pecado de soberbia, causan mucho sufrimiento. Además, en muchos hogares se ve de manera indiscriminada cualquier tipo de programa en el que predomina la violencia, así como ejemplos de orgullo y soberbia. No es de extrañar, entonces, que se utilicen las armas de la pelea, el grito y la malcriadez, para imponer la razón sobre los demás. El continuo bombardeo de violencia en los medios de comunicación social, en los programas, películas y aún las telenovelas, está causando graves consecuencias en la convivencia familiar.

Es cierto que algunas veces se sufre de incomprensión en casa por diferencias de generación. Los papás nacieron en otra época, tienen otra manera de pensar, ven las cosas de manera diferente; pero no por eso están equivocados y dejan de tener razón. Un joven inteligente sabe escuchar, aprender de los consejos y comprender que, aunque los papás no tengan a veces toda la razón, tampoco son ignorantes ni mentirosos. Hay que ser astuto, saber escuchar, ser humilde y aprender de la experiencia de los mayores. Recuerda que la Palabra dice que pongas la otra mejilla, lo que significa que no devuelvas mal por mal. Si te gritan, no grites; si te ofenden, no ofendas; no añadas más leña al fuego. Algunos papás y mamás están tan golpeados por la vida que se descontrolan. Ponte en su lugar, mira su historia personal y su contexto y te darás cuenta que algunas veces no actúan con toda la razón y el equilibrio, por los golpes que han recibido en la vida.

Es necesario que tú pongas una gran medida de comprensión. Si tus papás, hermanos o amigos te fallan, Jesús dice que perdones setenta veces siete. Reconcíliate lo más pronto que sea posible; no seas rencoroso, mata el resentimiento antes de que se convierta en rencor y odio. Dice Jesús en la Palabra que amemos al que dice ser nuestro enemigo. ¿Qué diferencia tenemos con los paganos si no amamos a nuestro enemigo? Como dice Jesús en la Palabra, antes de que el juez te lleve al alguacil y te metan preso, reconcíliate cuanto antes.

¿Cómo está tu alma, tu familia? ¿Vives contigo mismo y en tu casa en paz o lo contrario a la paz que es la violencia? La violencia, maltrato, gritos y divisiones en los hogares son muros que separan a la familia. Pero Cristo es la paz, el camino, la verdad y la vida. Joven, lleva la paz a tu casa convirtiéndote en un muchacho o muchacha de oración. Si en tu casa hay problemas, llénate del Señor, haz oración profunda, lee la Palabra, únete a un grupo juvenil y participa en los sacramentos, confesando y comulgando. Tú puedes ser el elemento de cambio y contrarrestar la violencia con la paz. Convierte la oración en un hábito, así como leer la Biblia y bendecir los alimentos. También es importante el diálogo y la comunicación, porque es lindo cuando la familia asiste unida a misa, sale junta a pasear y tiene juegos en común en casa. Les toca la obligación moral para ayudar en esto y hacer todo lo que puedan para que el Señor reine en la casa. Muchachos, contribuyan para que en su casa reine realmente el amor y la paz, porque, créanme, así se vive más a gusto.

¡Quién como Dios, quién más grande que el Señor! Aparta de ti el pecado de la soberbia que descontrola tu ser, causa que tus instintos estén por encima de la razón y que las emociones te dañen, apareciendo sentimientos de crueldad engendrados por el odio. Conviértete en un muchacho o muchacha de paz; no cierres nunca tu puño para agredir ni levantes la voz para insultar. Vive en Jesucristo que es el Dios Hombre de la paz y con Él serás... ¡INVENCIBLE! !


LECTURA BREVE Rm 13, 11b. 12-13a


LECTURA BREVE   Rm 13, 11b. 12-13a

Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.

martes, 22 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 22 de Septiembre de 2020


Texto del Evangelio (Lc 8,19-21):

 En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte». Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen».

«Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen»

Rev. D. Xavier JAUSET i Clivillé (Lleida, España)
Hoy leemos un hermoso pasaje del Evangelio. Jesús no ofende para nada a su Madre, ya que Ella es la primera en escuchar la Palabra de Dios y de Ella nace Aquel que es la Palabra. Al mismo tiempo es la que más perfectamente cumplió la voluntad de Dios: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), responde al ángel en la Anunciación.

Jesús nos dice lo que necesitamos para llegar a ser sus familiares, también nosotros: «Aquellos que oyen...» (Lc 8,21) y para oír es preciso que nos acerquemos como sus familiares, que llegaron a donde estaba; pero no podían acercarse a Él a causa del gentío. Los familiares se esfuerzan por acercarse, convendría que nos preguntásemos si luchamos y procuramos vencer los obstáculos que encontramos en el momento de acercarnos a la Palabra de Dios. ¿Dedico diariamente unos minutos a leer, escuchar y meditar la Sagrada Escritura? Santo Tomás de Aquino nos recuerda que «es necesario que meditemos continuamente la Palabra de Dios (...); esta meditación ayuda poderosamente en la lucha contra el pecado».

Y, finalmente, cumplir la Palabra. No basta con escuchar la Palabra; es preciso cumplirla si queremos ser miembros de la familia de Dios. ¡Debemos poner en práctica aquello que nos dice! Por eso será bueno que nos preguntemos si solamente obedezco cuando lo que se me pide me gusta o es relativamente fácil, y, por el contrario, si cuando hay que renunciar al bienestar, a la propia fama, a los bienes materiales o al tiempo disponible para el descanso..., pongo la Palabra entre paréntesis hasta que vengan tiempos mejores. Pidamos a la Virgen María que escuchemos como Ella y cumplamos la Palabra de Dios para andar así por el camino que conduce a la felicidad duradera.

Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

Corazón de María



Llenos de confianza en tu maternal corazón, que venero y amo, acudo a ti en mis apremiantes necesidades. Por los méritos de tu amable e inmaculado Corazón y por amor al Sagrado Corazón de Jesús, obténme la gracia que pido (mencionar aquí el favor que se desea)

Los pilares de la personalidad

Resultado de imagen de alegria

Los pilares de la personalidad

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



Existen normas o patrones que debemos tomar en nuestras vidas para hacer de ellas verdaderos templos de Dios. A estas reglas las llamaremos "Los pilares de la Personalidad" y nos ayudarán a definir mejor nuestro propio ser. Estas son:

1.- MORIR A LO MALO DEL PASADO: No ande por la vida arrastrando odios, temores, malos recuerdos y malas experiencias. Todas estas vivencias negativas harían de usted una personalidad completamente negativa.

2.- CULTIVE LOS DONES QUE DIOS LE HA REGALADO: La creatividad, la simpatía, la inteligencia, etc. son dones que Dios nos regala para ayudarnos a pulir nuestra personalidad. Dios da dones diferentes a cada persona. Son adornos de la personalidad que cada uno debe cultivar por sus propios medios para elevar los valores innatos.

3.- SEA AUTENTICO: Nada más agradable que la autenticidad y la sencillez. No sea copia de nadie. Siéntase orgulloso de su individualidad. Es importante quererse, respetarse y valorarse. Todo esto se puede sentir dentro del marco de la sencillez.

4.- VIVA CON OPTIMISMO: Aunque en ocasiones la vida se presente de manera inesperada, con cosas desagradables, la vida es una! Sea optimista. Viva cada día con amor y alegría. Nuestros padres desean lo mejor para nosotros, con mucha más razón lo quiere Dios que es nuestro Padre Celestial. El nos dio la vida con un propósito. Entonces esperemos lo mejor de la vida que El nos ha regalado. Vea que grandes son sus maravillas: la vida, la luz, la naturaleza y todo lo creado por El. No sea pesimista.

5.- CULTIVE LA FE Y LA ORACION: Comprenda que todo cuanto tiene, todo cuanto es, todo cuanto le rodea y es bueno de Dios viene. Muestre su amor a Dios a través de la fe y la oración. Confíe totalmente en el Señor

6.- EVITE LOS PREJUICIOS: No juzgue a los demás. Mire la belleza interior del alma. No haga juicios a priori. Mantenga su corazón lleno del amor de Dios.

7.- ALABE AL SEÑOR DIARIAMENTE: Alabe al Señor en su diario bregar. En cualquier parte puede hacerlo. Así amaremos más a nuestros hermanos y daremos testimonio de ser dignos hijos de Dios.

8.- CULTIVE LA BUENA SALUD: Su cuerpo es templo de Dios. Respételo. Haga todo lo posible por mantenerse en forma. Es una bendición la buena salud.

9.- CULTIVE EL ARTE DE LA COMUNICACION: La buena comunicación es un arte y existen muchas formas de hacerlo. Cultive un diálogo sincero, profundo y ameno.

10.- SUPERESE CADA DIA: Dios nos concede muchos dones para que volemos muy alto. El quiere que seamos campeones. Encomiende al Señor cada uno de sus propósitos, metas y ambiciones y verá su gloria. Ponga toda su fe y amor en cada labor que emprenda. Así también alabamos a Dios y nos superamos cada día.

Tener una gran personalidad implica mucho esfuerzo y una gran madurez. El dueño de una gran personalidad irradia de su interior un corazón lleno de amor, un alma limpia y pura, y mucha felicidad en lo que hace. Todos tenemos derecho a ser felices. Dios nos da ese derecho. Cultive su personalidad superándose al máximo y no se olvide, ¡CON DIOS USTED ES INVENCIBLE!

LECTURA BREVE 2Co 5, 19b-20


LECTURA BREVE   2Co 5, 19b-20

Dios nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Santo Evangelio 21 de Septiembre 2020


Texto del Evangelio (Mt 9,9-13):

 En aquel tiempo, cuando Jesús se iba de allí, al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».


«No he venido a llamar a justos, sino a pecadores»

Rev. D. Joan PUJOL i Balcells (La Seu d'Urgell, Lleida, España)
Hoy celebramos la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo. Él mismo nos cuenta en su Evangelio su conversión. Estaba sentado en el lugar donde recaudaban los impuestos y Jesús le invitó a seguirlo. Mateo —dice el Evangelio— «se levantó y le siguió» (Mt 9,9). Con Mateo llega al grupo de los Doce un hombre totalmente diferente de los otros apóstoles, tanto por su formación como por su posición social y riqueza. Su padre le había hecho estudiar economía para poder fijar el precio del trigo y del vino, de los peces que le traerían Pedro y Andrés y los hijos de Zebedeo y el de las perlas preciosas de que habla el Evangelio.

Su oficio, el de recaudador de impuestos, estaba mal visto. Quienes lo ejercían eran considerados publicanos y pecadores. Estaba al servicio del rey Herodes, señor de Galilea, un rey odiado por su pueblo y que el Nuevo Testamento nos lo presenta como un adúltero, el asesino de Juan Bautista y el que escarneció a Jesús el Viernes Santo. ¿Qué pensaría Mateo cuando iba a rendir cuentas al rey Herodes? La conversión de Mateo debía suponer una verdadera liberación, como lo demuestra el banquete al que invitó a los publicanos y pecadores. Fue su manera de demostrar el agradecimiento al Maestro por haber podido salir de una situación miserable y encontrar la verdadera felicidad. San Beda el Venerable, comentando la conversión de Mateo, escribe: «La conversión de un cobrador de impuestos da ejemplo de penitencia y de indulgencia a otros cobradores de impuestos y pecadores (...). En el primer instante de su conversión, atrae hacia Él, que es tanto como decir hacia la salvación, a todo un grupo de pecadores».

En su conversión se hace presente la misericordia de Dios como lo manifiestan las palabras de Jesús ante la crítica de los fariseos: «Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mt 9,13).

Clica en la imagen para rezar a JESÚS SACRAMENTADO

Clica en la imagen para rezar los MISTERIOS GOZOSOS

Los valores

 Resultado de imagen de admirar la naturaleza


Los valores

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


¿Es usted sensible a los valores? ¿Qué es un valor? Una realidad que por sí misma es buena, atrayente, positiva. Hay valores espirituales, morales, estéticos, naturales. Entre los valores espirituales está el más grande: La Presencia Santa de Dios. El ser fiel a El. El obedecerlo y el imitarlo. Buscar acercarse al Señor experimentando su amor. Entre los valores morales está el de la Verdad por el que uno se compromete a decir la verdad y buscarla siempre. El de respetar la integridad del prójimo y no manipularlo ni usarlo para su beneficio. El de luchar por el bien y promoverlo en todas partes. El de hacer que la justicia impere. El de trabajar con honestidad y el de compartir con generosidad los bienes. Valores estéticos pueden ser el amor a la belleza manifestado en el cultivo del arte musical, pintura, escultura, poesía, y el de los valores naturales el de contemplar, apreciar y respetar las grandes riquezas naturales, conservándolas y usándolas en beneficio del hombre. 

Tenemos que ser sensibles a los valores. Vibrar ante estas realidades que entran dentro del marco de lo trascendente, misterioso, sustancial. Apreciar todo lo que es bueno y buscar cómo acercarse a éso y apropiárselo a un nivel profundo. 

Y ¿Qué significa apropiarse de un valor? Hacerlo suyo. Entrar en un contacto hondo, profundo y vivencial con lo que en verdad es bueno. En el caso de Dios, permitir que su presencia esté en mí. Vivirlo intensamente. En cuanto a los valores morales, practicarlos todos, sabiendo que siempre puede uno perfeccionarse más y que la cuestión no está en solamente haber llegado a la cumbre sino en subirla paso a paso con todo el sufrimiento y sacrificio que supone. En cuanto a los valores estéticos, estar abierto a todos pero inclinarse a los que más atraigan. Dan mucha paz al alma. Por ejemplo, oir buena música es una gran terapia y nos serena emocionalmente. Y en relación con los naturales, la cercanía con la naturaleza, la identificación con sus manifestaciones nos hace más humanos. Desde la contemplación de un atardecer hasta jugar con un perrito ennoblece al ser humano. 

¿Quiere ser una persona que cada día mejore más? Sea sensible a los valores. Vibre ante ellos. Rompa esa capa de indiferencia ante cosas tan sublimes. Sea capaz de asombrarse, abrirse interiormente a esas bellas realidades y verá usted como irá embelleciéndose interiormente. Mientras más contacto con lo bueno y hermoso, más se hace usted así, noble y agradable. Y lo contrario, si vive usted los anti-valores, se va degradando, deteriorando. Y no se olvide, con Dios usted es Invencible

LECTURA BREVE 1Jn 4, 16


LECTURA BREVE   1Jn 4, 16

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...