domingo, 29 de diciembre de 2019

El hombre y la mujer que conifaron en Dios



EL HOMBRE Y LA MUJER QUE CONFIARON EN DIOS

Por José María Martín, OSA

1.- El Señor salva. Hay una gran diferencia entre la persona que se dirige a Dios para "exigirle" pruebas de su existencia cuando se encuentra en apuros, y la persona que sabe reconocer a través de la fe el paso del Señor por su vida. La primera es una persona que utiliza la religión como un producto más del supermercado, sólo se dirige a Dios cuando lo necesita. La segunda es una persona creyente que sabe identificar la presencia de Dios y es agradecida a su acción salvadora. José y María pertenecen a este segundo grupo, el de los auténticos creyentes, porque confían plenamente en Dios. El evangelio de San Mateo pone en escena la dramática situación de San José ante el estado de su esposa. Se fía de las palabras del ángel. Este le anuncia el nombre que va a recibir el niño y con él la misión que va a desempeñar: "Jesús", significa "El Señor salva", ya que salvará al mundo de sus pecados. El salvará al pueblo de su pecado, entendido éste no sólo como falta moral voluntaria, sino, también y sobre todo, como limitación y carencia de plenitud. Se trata de una salvación general y total, avalada por el mismo Dios. Con este nombre se afirma, por tanto, que ha comenzado ya la salvación de forma imparable, aunque a veces actúe como la simiente que germina sin que se la vea. Todo esto es anunciado por el ángel y la respuesta a este anuncio es un acto de fe. En la espera, José continúa haciendo su vida; lleva dentro su drama y también su paz desde su aceptación en la fe.

2. - El Vaticano II nos enseñó a saber identificar "los signos de los tiempos". Hay que saber interpretar lo que pasa en nuestro mundo desde la óptica de la fe. María y José supieron identificar la "señal" anunciada por el profeta: "la Virgen está encinta y da a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios con nosotros". Ante el más mínimo contratiempo nuestra fe vacila. Sin embargo, María y José, pusieron su confianza en Dios, a pesar de que, humanamente hablando, todo pareciera absurdo. José y María eran conscientes de que no van a ser comprendidos, de que su fama va a ser puesta en entredicho. María no comprendía, pero dijo "sí" a Dios por medio del ángel. A José le costaba entender lo que estaba sucediendo con María, es verdad que vaciló al principio, pero después "hizo lo que le había mandado el ángel y se llevó a casa a su mujer". Los dos nos dan ejemplo de fe, de lectura creyente de lo que pasaba por sus vidas. ¿Dónde me sitúo yo?, ¿cómo estoy viviendo actualmente mi relación con Dios?, ¿cómo es mi fe, confiada o interesada?

3.-- Hoy podemos celebrar a Santa María de la Esperanza y a San José de la Esperanza. Sin esperanza la vida es una noche en la que no amanece nunca. San Agustín decía que "la esperanza hace tolerable nuestra vida". María y José vivieron con esperanza y lo demostraron, porque movidos por ella superaron todas las dificultades de la vida. La capacidad de escucha, de confianza en Dios y de aceptación de su voluntad que tuvieron María y José debe ser para nosotros un ejemplo que nos anime a superar todos nuestros problemas. Cuando no hay esperanza vacilan el amor y la fe. No hay nada más triste que vivir en la desesperanza, sin ilusión por el futuro. El seguidor de Jesucristo tiene que ser un hombre o mujer, esperanzados y esperanzadores. La razón de nuestra esperanza es que Dios cumple su promesa, es "Dios con nosotros". Con El a nuestro lado todo se llena de luz, de sentido, de razón. Ya no caben las dudas, los pesimismos, los sentimientos negativos. ¿Cómo puede ser que se diga que los cristianos somos "gente tenebrosa"? ¿Te has dado cuenta de lo que significa esta gran noticia: "Dios está con nosotros”. Él está contigo, te quiere, se preocupa por ti, te ayuda y te sostiene? ¿No es algo maravilloso?

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