La moral mariana
Culto privado a Nuestra Señora
Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano
Es el que por propia iniciativa tributa una persona a la Virgen. Comprende todos los homenajes que se puedan rendir a la Virgen Santísima fuera de la Liturgia. Pueden ser desde un sencillo acto interno de devoción, de afecto, hasta las manifestaciones más ruidosas de devoción popular no consagradas por la liturgia.
La forma más fundamental y elemental del culto privado a la Virgen el la DEVOCION, que supone una inclinación de la voluntad a entregarse al servicio de la Virgen. Esta tiene en sí un elemento afectivo, que es el sentimiento o inclinación que se experimenta, y que a su vez nace del conocimiento y aprecio de las excelencias de la Madre de Dios, considerada tanto en sí misma como en relación a nosotros. Otro elemento efectivo o activo , que consiste en manifestar de una manera u otra ese sentimiento que se experimenta para con la Señora, tributándole diversos obsequios exteriores e interiores, actuales o habituales. Y entre estas manifestaciones afectivas de la devoción a Nuestra Señora, es evidente que las más excelentes han de ser las que se traducen en un mejor aprovechamiento en la vida espiritual, y que por consiguiente acercan más a Dios y a María.
La verdadera devoción a María es llevar el servicio de Nuestra Señora en toda nuestra vida.
El culto privado de Nuestra Señora tiene mucho de correspondencia a los favores de ella recibidos por la humanidad a través de los siglos. Es la respuesta de los cristianos a su Madre Celestial que cumple con su misión de Mediadora e Intercesora, y al mismo tiempo distribuidora de todos los beneficios de Cristo para la humanidad necesitada.
Fuente: clerus.org
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