lunes, 20 de julio de 2015

“Aquí hay uno que es más que Jonás.”



“Aquí hay uno que es más que Jonás.”

    El mismo Jonás decide que le echen de la nave al mar: “Echadme a la mar” dice. (Jon1,12) Esto es signo de la pasión voluntariamente asumida por el Señor Jesús. ¿Por qué los marineros esperaban la orden...? Porque, cuando la salvación de todos requiere la muerte de uno solo, la decisión recae sobre el que ha de morir... Así, en esta historia en la que está prefigurada la del Señor, se espera la voluntad de aquel que tiene que morir para que su muerte no fuera una necesidad ineludible sino un acto de libertad... “Tengo el poder de dar la vida y de recuperarla. Nadie me quita la vida, soy yo quien la entrego libremente.” (Jn 10,18) Porque si Cristo entrega el espíritu (Jn 19,30) no es porque se le va la vida. Aquel que sostiene la vida de todo hombre no podía perder la suya. “Mi vida está siempre en peligro, más no olvido tu Ley.” (Sal 118,109) Y en otro lugar: “A tus manos encomiendo mi espíritu.” (Sal 30,6; Lc 23,46).

San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia 
Sermón 3; PL 52, 303-306 

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