Cuadro de ángeles
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R
Miro el cuadro:
un ángel de cada lado.
Miro tus manos:
ya suman cuatro.
Y si miro al Niño
es atisbar por partida doble el cielo
mirándote a ti.
Contemplar el cuadro:
es adentrarse en un mundo
de arcángeles habitado
donde tus ojos miran con amor de Madre
y tus manos acarician
el miedo que trepa veloz y con prisa
en forma de Niño asustado
al refugio seguro de tus brazos.
De repentino miedo estremecido
pierde el Niño una sandalia
en el correr halado de la prisa
que la correa sostiene.
Acomodado en el materno regazo
él te mira, tú le miras,
él sonríe, tú sonríes,
y cuando se vuelve a mirar
sus tiernos ojos contemplan
lo que ni tú ni él quisierais jamás ver:
una esponja, una lanza, una caña, y una cruz,
amargos presentes de un futuro adelantado
que en volandas le presentan
los santos ángeles Miguel y Gabriel.
Madre, te llaman, del Perpetuo Socorro,
siempre.
Fervor, ternura, y seguridad
infunden tus ojos profundos de Madre
que juntados a la estrella venturosa
que brilla radiante en tu frente
alumbran siempre con fuerza
nuestro oscuro y diario caminar.
Madre:
en el cielo abierto de tu cuadro
déjanos un sitio, un espacio,
al amparo de tu nombre
para poder por siempre estar contigo
muy cerquita de tu Hijo.
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