De camino hacia Ain-Karin
S. Nieva y Calvo
Con pasos de piedad allá camina
sola, la sola Virgen y preñada,
y toda la campiña que termina
convierte en primavera anticipada:
los ojos claros de la flor divina
dan a la tierra de su pie pisada
Iuz tanta, tanto amor, rayos tan bellos,
que el sol bajaba para sí a cogellos...
iOh quién fuera pastor de aquellos prados,
y en ellos esquilmara el fértil suelo,
más rico de cosecha y de ganados,
que el gran Jacob, y que Nabal carmelo:
no con vanos intentos y cuidados,
de soberbia, ambición, y avaro celo,
sino para servirte, y de tal modo,
que yo fuera el esclavo, y tuyo todo!
Y ya que mi ventura, a quien me quejo
por corta, mis deseos estorbara,
con ser un triste pobre zagalejo,
en casa de Isabel me contentara:
allí cubierta de verbena y tejo,
leche en las blancas urnas te llevara,
con rosas por cubierta, y todo junto
fuera de tus mejillas un trasunto.
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