miércoles, 14 de febrero de 2024

Salmo 3

  


Salmo. De David. Cuando huía de su hijo Absalón


2 Señor, cuántos son mis enemigos,

cuántos se levantan contra mí;

3 cuántos dicen de mí:

«Ya no lo protege Dios»


4 Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,

tú mantienes alta mi cabeza.

5 Si grito invocando al Señor,

él me escucha desde su monte santo.


6 Puedo acostarme y dormir y despertar:

el Señor me sostiene.

7 No temeré al pueblo innumerable

que acampa a mi alrededor.


8 Levántate, Señor;

sálvame, Dios mío:

tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,

rompiste los dientes de los malvados.


9 De ti, Señor, viene la salvación

y la bendición sobre tu pueblo.

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