viernes, 13 de marzo de 2020

La Fortaleza de María



La Fortaleza de María

    Se es fuerte cuando se sabe emprender y proseguir cosas difíciles. Esto lo realizó la Santìsima Virgen: No vaciló en emprender cosas grandes y difíciles; soportó duras pruebas. Para emprender cosas grandes y difíciles hay que ser fuerte.

    Las cosas difíciles llevan consigo grandes riesgos que hay que afrontar, y serios peligros, que hay que desafiar. Habrán muchos sufrimientos, preocupaciones, trabajos, a los que habrá que hacer frente; muchos obstáculos y oposiciones que hay que superar. Esto hace temer la posiblidad de fracasos y humillaciones, ¿Lo que es suficiente para intimidar y desalentar a un alma ordinaria? La Virgen lo superó. Lo que resulta tan fácil en la vida es perseverar, continuar, mantenerse firme hasta el fin.

    Porque surgen dificultades, imprevistos y el esfuerzo acaba por cansar. La voluntad, al cabo de largo tiempo de tensión, se fatiga y se rinde; sus resortes y recursos pierden elasticidad y viene el desaliento y la retirada: los caminos de la vida están sembrados de abandonos y retiradas. ¡Muchas personas emprenden o comienzan muchas cosas, pero pocas llegan hasta el fin! Sólo con la perseverancia se revela o manifiesta la verdadera fortaleza de un alma y se alcanza el éxito final en todas las cosas.

    Difícil era la misión que el Arcángel Miguel venía a proponer a la Virgen, y esto en grado máximo, Ser la Madre del Salvador esperado por las naciones desde hacía tantos siglos, la mujer elegída por Dios para aquella dignidad que todas las mujeres judías anhelaban, por eso todas las mujeres del antiguo testamento veían como un gran mal el hecho de la esterilidad porque les privaba de ser la madre del redentor; La mujer en que habrían de concentrarse todas las miradas en el presente y en el futuro, la mujer a la que "todas las generaciones, llamarán bienaventurada", que tendrá una misión tan grande que cumplir, la más importante después de la del Mesías, ser asociada tan estrechamente a Dios en la relación en sus designios de amor sobre la humanidad; y todo esto se lo anuncia a ELLA, pobre aldeana desprovista de todo lo que significa poder y seguridad ante los hombres (como: riquezas, ciencia, autoridad, relaciones sociales).

     ¿No había motivos suficientes para que se sintiera turbada, asustada, movida a retroceder y abandonarlo todo? Porque ELLA se daba perfecta cuenta de lo sublime y abrumador de la obra a que el cielo la llamaba: " ha hecho en mí maravillas el Todo Poderoso", dijo a su prima Isabel; y tenía plena conciencia de su debilidad e impotencia personales: "El Señor ha mirado la pequeñez de su sierva".

Homilía Presbítero Don Ismael.

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