lunes, 1 de enero de 2018

DE LA MANO DE MARÍA


DE LA MANO DE MARÍA

Por Javier Leoz

1.- María, Santa María Madre de Dios, es puesta en este primer día de este año recién estrenado, como garantía y como protectora de estos 365 días. Teniendo, tan buen pórtico, no podemos encarar los primeros metros de este año con un pensamiento pesimista o arrastrando los errores de los meses pasados.

Santa María, Madre de Dios, nos acompaña en este itinerario, en este día en el que todos, con la copa en mano, brindamos por un mundo nuevo, por una familia mejor, por unos amigos que no defrauden, por una Iglesia más santa y buena.

Pero ¿son sólo deseos? ¿Estarán estos sentimientos fuertemente anclados a nuestro deber de cristianos o solamente sostenidos por la burbuja efímera de una noche?

2.- Santa María, Madre de Dios, nos ayuda y nos invita a comenzar con buen pie este Año Nuevo. Y, si es Año Nuevo, hay que arrancar también las 12 páginas que hemos ido pasando en estos meses anteriores:

-Dejemos atrás la página de la tristeza. Estamos llamados, contemplando el rostro de Jesús, a disfrutar de la vida. Un disfrute que será bueno y eterno si lo hacemos con la ayuda de nuestra fe. Dios ha venido como Señor de la alegría.

-Dejemos atrás la página del odio. Todos, en algún momento, hemos levantado el hacha de guerra en diversas circunstancias y por variados motivos. La Reina de la Paz, la Virgen María, nos recuerda que como cristianos hemos de ser hacedores de paz y no guerrilleros.

-Dejemos atrás la página del rencor. No es bueno atesorar malos momentos, malas experiencias. Recordemos lo bueno y lo potenciemos. Olvidemos lo malo y entremos sin reservas en este Año Nuevo

-Dejemos atrás la página de la duda. Un mundo sin fe se queda en nada. Agarrémonos a Dios. Creer y esperar sólo en el hombre, en el progreso, en la ciencia, no nos asegura nada ni facilita mucho las cosas.

-Dejemos atrás la página de la superficialidad. Seamos más profundos. Si Dios dejó el cielo por estar con el hombre, por hacerse hombre. ¿Cómo no vamos, en contraprestación, a dejar nuestros pequeños paraísos para conocerle más y mejor?

-Dejemos la página de la cobardía. Un cristiano que no da testimonio es como una chimenea que adorna una casa pero por la cual, al no salir nunca humo, denota que existe poco calor y escaso fuego en su interior. Es hora de desprendernos de la concha de la vergüenza apostólica. Ser cristiano significa comprometerse con la fe, con Cristo los 12 meses venideros.

-Dejemos atrás la página de nuestros defectos. No es suficiente ser conscientes de ellos; no nos podemos amparar en el “somos humanos y todos erramos”. Un nuevo año es una nueva oportunidad que Dios nos da para escribir de nuevo una historia de esperanza, de amor, de ilusión y de alegría con la pluma de nuestra fe.

-Dejemos atrás la página de la ingratitud. Seamos más agradecidos. Reconozcamos, a los que nos rodean o trabajan con nosotros, los pequeños detalles que nos brindan cada día.

-Dejemos atrás la página de la violencia. Que nuestras palabras sean más agradables; que nuestras actitudes sean más constructivas; que nuestra crítica sea más objetiva y menos interesada. Que el terrorismo sea pronto un punto negro, pero en nuestra memoria.

Muchas más páginas podríamos dejar atrás de lo que ha sido el viejo año y, por lo tanto, nos sirvan para mejorar en el presente 2018 que iniciamos.

3.- Que Santa María Madre de Dios, la mujer que lo tuvo todo, nos ayude a entender que, con Dios, podremos tenerlo TODO en el presente año que ahora inauguramos. Sin Dios el hombre corre el riesgo de meterse en un túnel sin tiempo ni salida. Con Dios, y con la gracia y belleza de María, podemos encarar estos próximos meses no solamente con buenos deseos (que pueden ser un esperar sin fundamento alguno) y sí con el convencimiento de que Dios nos acompaña en la medida que somos capaces de luchar y de trabajar por la paz, la fraternidad y la felicidad en el mundo que nos toca vivir.

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