A María Inmaculada, Mujer universal
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R.
Quiso Dios reconstruir
el barro tornadizo y quebrado
del hombre caído y empezar
su historia inicial de amor.
Lanzó su palabra de fuego
al Universo
y ardieron de luz nueva
astros, luceros y estrellas.
Oyeron los siglos su eco
y su voz poderosa
y el Mundo estalló de alegría.
Sobre el lamento y el miedo
de la noche ancestral del hombre,
el regazo radiante de Dios
llenó de luz nueva la aurora:
nacía María,
en Gracia concebida.
Cuando esta noche
al mirar los luceros
sienta su latido golpear mis ojos
desgranaré plegaria de lágrimas
al Dios Santo de los Cielos
en sentida acción de gracias
por el regalo amoroso
del Nacimiento de María,
la bien nacida.
Y a Ella,
con candor y aroma de besos,
le diré
con palabras suyas de aquel día,
“Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.
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