MARÍA, LA NUEVA JERUSALÉN
“El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.” (Lc 2, 40-41) María, a lo largo de los siglos se te ha llamado con muchos nombres. Los profetas ya te anunciaron como la Hija de Sión, de la que se había enamorado el rey, profecía que se puede interpretar aplicada a ti.
Tú eres en verdad la Hija de Sión, de la que se enamoró Dios. “Tú eres la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel, el orgullo de nuestra raza” (Jd 15, 9). En ti se han fijado los Padres de la Iglesia, los santos, los artistas, y te han descrito como la novia, ataviada con las mejores galas.
Al trasladarme a Jerusalén en un día de fiesta, al verte a ti y a tu Hijo Jesús en la celebración de la Pascua, donde subías todos los años, me resuena el canto del Apocalipsis: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Apc 12, 1).
“Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él Dios - con - ellos, será su Dios.” (Apc 21,2-3)
Este día, celebramos el aniversario de tu aparición a los pastorcitos de Fátima,ellos te vieron vestida de blanco, y hermosa: “Vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rallos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estábamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio. Por favor no teman, no les voy a hacer daño” (Narración de las apariciones).
Sorprende que los pequeños de Ajustel describan la visión de manera tan ajustada al texto bíblico, que ellos, seguro, no conocían.
Virgen María, Señora de Fátima, intercede por nosotros, pecadores
Amén
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