jueves, 16 de octubre de 2025

Santo Evangelio 16 octubre 2025

  


Texto del Evangelio (Lc 11,47-54):

 En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido».

Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.



«¡(...) edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron!»


Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz

(El Montanyà, Barcelona, España)

Hoy, se nos plantea el sentido, aceptación y trato dado a los profetas: «Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán» (Lc 11,49). Son personas de cualquier condición social o religiosa, que han recibido el mensaje divino y se han impregnado de él; impulsados por el Espíritu, lo expresan con signos o palabras comprensibles para su tiempo. Es un mensaje transmitido mediante discursos, nunca halagadores, o acciones, casi siempre difíciles de aceptar. Una característica de la profecía es su incomodidad. El don resulta molesto para quien lo recibe, pues le escuece internamente, y es incómodo para su entorno, que hoy, gracias a Internet o los satélites, puede extenderse a todo el mundo.

Los contemporáneos del profeta pretenden condenarlo al silencio, lo calumnian, lo desacreditan, así hasta que muere. Llega entonces el momento de erigirle el sepulcro y de organizarle homenajes, cuando ya no molesta. No faltan actualmente profetas que gozan de fama universal. La Madre Teresa, Juan XXIII, Monseñor Romero... ¿Nos acordamos de lo que reclamaban y nos exigían?, ¿ponemos en práctica lo que nos hicieron ver? A nuestra generación se le pedirá cuentas de la capa de ozono que ha destruido, de la desertización que nuestro despilfarro de agua ha causado, pero también del ostracismo al que hemos reducido a nuestros profetas.

Todavía hay personas que se reservan para ellas el “derecho de saber en exclusiva”, que lo comparten —en el mejor de los casos— con los suyos, con aquellos que les permiten continuar aupados en sus éxitos y su fama. Personas que cierran el paso a los que intentan entrar en los ámbitos del conocimiento, no sea que tal vez sepan tanto como ellos y los adelanten: «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido» (Lc 11,52).

Ahora, como en tiempos de Jesús, muchos analizan frases y estudian textos para desacreditar a los que incomodan con sus palabras: ¿es éste nuestro proceder? «No hay cosa más peligrosa que juzgar las cosas de Dios con los discursos humanos» (San Juan Crisóstomo).


Reina de todos los Santos.....Ruega por nosotros

 


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miércoles, 15 de octubre de 2025

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Santo Evangelio 15 octubre 2025

  


Texto del Evangelio (Lc 11,42-46):

 En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».



«Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello»


Rev. D. Joaquim FONT i Gassol

(Igualada, Barcelona, España)

Hoy vemos cómo el Divino Maestro nos da algunas lecciones: entre ellas, nos habla de los diezmos y también de la coherencia que han de tener los educadores (padres, maestros y todo cristiano apóstol). En el Evangelio según san Lucas de la Misa de hoy, la enseñanza aparece de manera más sintética, pero en los pasajes paralelos de Mateo (23,1ss.) es bastante extensa y concreta. Todo el pensamiento del Señor concluye en que el alma de nuestra actividad han de ser la justicia, la caridad, la misericordia y la fidelidad (cf. Lc 11,42).

Los diezmos en el Antiguo Testamento y nuestra actual colaboración con la Iglesia, según las leyes y las costumbres, van en la misma línea. Pero dar valor de ley obligatoria a cosas pequeñas —como lo hacían los Maestros de la Ley— es exagerado y fatigoso: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!» (Lc 11,46).

Es verdad que las personas que afinan tienen delicadezas de generosidad. Hemos tenido vivencias recientes de personas que de la cosecha traen para la Iglesia —para el culto y para los pobres— el 10% (el diezmo); otros que reservan la primera flor (las primicias), el mejor fruto de su huerto; o bien vienen a ofrecer el mismo importe que han gastado en el viaje de descanso o de vacaciones; otros traen el producto preferido de su trabajo, todo ello con este mismo fin. Se adivina ahí asimilado el espíritu del Santo Evangelio. El amor es ingenioso; de las cosas pequeñas obtiene alegrías y méritos ante Dios.

El buen pastor pasa al frente del rebaño. Los buenos padres son modelo: el ejemplo arrastra. Los buenos educadores se esfuerzan en vivir las virtudes que enseñan. Esto es la coherencia. No solamente con un dedo, sino de lleno: Vida de Sagrario, devoción a la Virgen, pequeños servicios en el hogar, difundir buen humor cristiano... «Las almas grandes tienen muy en cuenta las cosas pequeñas» (San Josemaría).


Reina de las Virgenes.....Ruega por nosotros

 

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