María, desbordante de alegría

 

MARÍA, DESBORDANTE DE ALEGRÍA

«Alégrate, llenada de gracia, (amada de Dios) el Señor está contigo». (Lc 1, 28) “Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.” (Lc 1, 47) Virgen María, los profetas ya habían escrito: “Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.” (Sof 3, 14). “Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti -oráculo del Señor”. (Zac 2, 14) Tú te anticipaste al deseo de tu Hijo, a la invitación que les hizo a sus discípulos a mantener la alegría, por saberse amados con el amor con que Él era amado.

Tú fuiste receptiva y acogedora del don preciso del amor divino, y desbordaste de gozo en tu visita a Isabel. Al entrar ella en contacto contigo, hasta el pequeño Juan que llevaba en su seno, saltó de alegría.

Tú eres la mejor expresión creyente. El papa Francisco nos llama constantemente a reflejar en nuestros rostros el gozo del Evangelio. Y te invoca especialmente para pedirte que nos des aquella misma alegría que difundiste a tu paso por los caminos de Nazaret a Ain Karen.

“Tú, llena de la presencia de Cristo,

llevaste la alegría a Juan el Bautista,

haciéndolo exultar en el seno de su madre.

Tú, estremecida de gozo,

cantaste las maravillas del Señor.

Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantable

y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu

para que naciera la Iglesia evangelizadora.” (EG 288)

Señora, tú nos enseñas que la razón de la alegría no es otra que la presencia del Señor, la certeza de que nos ha visitado, nos acompaña y nos ama, inmerecidamente. Es la actitud pascual por excelencia. “Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados…” (Lc 24, 41) Madre, causa de nuestra alegría,ruega al Resucitado por nosotros