La mujer divinizada
Carmen Conde
Soy la Virgen, Soy doncella, Soy María.
No supe de varón. Llegado el Argel
pasóme con su voz al cuerpo intacto
temblor de requeridas cumbres.
Hágase el Hijo aquí!
Igual es a un rumor resucitado
que comienza en mi seno dulcemente.
Palabra de Palabra es la engendrada.
Resueno su mandato.
Soy lúcida paloma. Soy campana
y rosa de salud inmarchitable.
Yo, la Elegida.
Jehová me perdonó. Vuelvo a su gracia
pariéndole su Hijo, el Preferido.
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