domingo, 30 de junio de 2019

Dejarlo todo por Jesús es sentirse libre para seguirle

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DEJARLO TODO POR JESÚS ES SENTIRSE LIBRE PARA SEGUIRLE

Por Gabriel González del Estal

1.- No lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos? Jesús se volvió y les regañó. Podemos dejarlo todo para seguir a Jesús, sin tener por eso que desear el mal de nadie. Es más, si para seguir a Jesús creemos que debemos desear el mal de alguna persona, realmente no estamos siguiendo a Jesús, porque Jesús nunca deseó el mal de nadie. Seguir a Jesús es amar a Dios y al prójimo como Cristo lo amó, es decir, deseando siempre su bien y haciendo por nuestra parte todo lo que podamos para que sea feliz. Amar hasta a nuestros enemigos significa precisamente eso: desear su bien y su felicidad, es decir, desear que amen a Dios y al prójimo como Cristo los amó. Afectivamente, es verdad que en más de una ocasión no podemos amar a ciertas personas, pero el no amarlas afectivamente no significa que no les amemos espiritualmente, es decir, que no deseemos para ellos todo el bien y toda la felicidad que puedan tener, tal como Dios lo quiere. En este sentido, también debemos decir que dejarlo todo para seguir a Jesús no es algo exclusivo de personas consagradas; es algo que pueden y deben hacer todos los cristianos. Se puede seguir a Jesús sin tener que dejar esposa, familia y casa. Como he dicho al principio, lo importante es sentirse y ser libre para seguir a Jesús por encima de todo, en cualquier circunstancia y lugar. Lo que nunca podemos hacer es posponer el seguimiento a Jesús a circunstancias concretas y particulares. De hecho, yo, que soy fraile, conozco a más de una persona seglar que sigue a Jesús mejor que muchos de nosotros, los consagrados. El evangelio es igualmente obligatorio para todos los cristianos.

2.- Para la libertad os ha llamado Cristo. Ahora bien no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Estas frases de san Pablo, en su carta a los Gálatas, deben servirnos a todos los cristianos para sentirnos y a ser realmente personas libres, libres ante Dios y ante los hombres, actuando siempre con libertad interior. Dios es nuestro padre, antes que nuestro juez y quiere que nos comportemos ante él como como hijos suyos totalmente libres. Porque si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Claro que siempre habrá leyes que debamos cumplir, pero sometiendo siempre todas las leyes a la ley suprema del amor.

3.- Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio. Este relato del libro de los Reyes, sobre la vocación del profeta Eliseo, a través del profeta Elías, debe servirnos a cualquiera de nosotros para considerar que Dios puede haberse servido de cualquier persona o circunstancia para habernos llamado a muchos de nosotros a servirle. Porque es evidente que nuestra vocación a la vida religiosa, por ejemplo, se ha debido en muchos casos de una manera muy especial a nuestros padres. Dios no tiene que hablarnos directamente a nosotros, puede muy bien haberse valido de cualquier otra circunstancia concreta. Si estamos convencidos de que nuestra vocación ha sido y es realmente verdadera, agradezcámoselo a Dios y pidámosle fuerzas para seguir adelante.

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