SEMANA DEL CENÁCULO
CUARTO DÍA: DON DE FORTALEZA
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el refugio de mi vida, ¿quién me hará temblar? Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no tiembla;aunque estalle una guerra contra mí,estoy seguro en ella.Espera en el Señor, ten valor y firme el corazón,espera en el Señor. (Sal 26)
SÚPLICA AL ESPÍRITU PARA QUE NOS
REAVIVE EL DON DE FORTALEZA
“La reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia. y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo: «Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi
socorro, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro. (Est4, 17)
ORACIÓN
Espíritu Santo, don de Jesucristo a los discípulos, que los convirtió en testigos recios y valientes, y no se arredraron ante la dificultad ni ante la persecución; míranos en este momento en el que no es fácil dar razón de la fe, úngenos con tu generosa fortaleza. Espíritu Santo, ven, haznos firmes y humildes; resistentes y pacíficos en medio de toda adversidad.
Espíritu Santo, Tú descendiste sobre los apóstoles y los transformaste de miedosos en aguerridos anunciadores de la verdad que no se echaron atrás ante las adversidades y fueron capaces de entregar su vida hasta llegar al martirio. ¡Ven, Espíritu Santo, Tú eres capaz de hacernos fieles y recios anunciadores del Evangelio!
Espíritu Santo, que conoces nuestra debilidad, ven en nuestra ayuda, socórrenos en nuestros temores, que nunca nos dejemos engañar por los halagos del Malo, ni
confundirnos ante su ofrecimiento sagaz. Deposita en nosotros la gracia de volver siempre a ti. ¡Ven, Espíritu Santo, Defensor de los débiles, de los pequeños y de los
humildes, sé tú nuestra fortaleza! Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor en el hielo, doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero
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