María Madre de la Iglesia
Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano
Del oficio de Madre de Dios y de su consiguiente dignidad, derivan para la Virgen, otros que son estricta consecuencia de su maternidad total, como son la maternidad sobre el Cuerpo Místico de Cristo, o maternidad espiritual, la corredención, la eficiencia en el merecimiento y distribución de las gracias (mediación y dispensación), y, otras prerrogativas como la Asunción en cuerpo y alma a los cielos, que viene a ser el feliz coronamiento de su obra como Madre del Señor que triunfó sobre la muerte.
MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA
La obra redentora y santificadora de Jesucristo se perpetúa y realiza, según su expresa voluntad, en cuanto a su aplicación a cada alma en particular, no de una manera independiente y aislada, sino dentro de la corporación o sociedad instituida por El, anunciada en su predicación del Reino de Dios, establecida con la elección de los apóstoles a quienes confirió el poder de administrar su gracia, rubricada con su sublime sacrificio de la Cruz, alimentada con los Sacramentos y fortalecida con la infusión del Espíritu Santo. Esto es, en la Iglesia, su Cuerpo Místico.
Todos los fieles formamos con Cristo un solo Cuerpo, que es su Iglesia, de la cual El es la cabeza, el Espíritu Santo es el Alma, la Gracia y la caridad, la vida nosotros somos los miembros. Y María, que es Madre del Cristo físico, el cual es la Cabeza inseparable del Cuerpo Místico, y tiene por fuerza que ejercer su maternidad sobre El.
" Nada hay tan antiguamente probado en la doctrina católica como el que la Bienaventurada Virgen María sea llamada Madre de los hombres. Título que confiere ciertamente una gran prerrogativa a la Virgen en el orden sobrenatural, según la cual la vida espiritual de la gracia santificante se comunica a todos los hombres por la Virgen María, por una acción que justamente puede llamarse maternal. Mas debe atenderse muy bien a dos momentos en que se ejercita esta maternidad espiritual. Porque la Virgen es primero Madre de todos los hombres tomados en general, o sea de todos los que han de ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo, y en la medida en que lo han de ser; y luego, es madre de cada uno de hecho, desde el momento en que por el bautismo entra a formar parte del Cuerpo Místico. El primer momento pertenece a la realización misma de la redención, y tiene íntima relación con el oficio de Corredentora. El segundo momento pertenece a la aplicación de los frutos de la Redención, y coincide con la distribución de las gracias por María."
Fuente: clerus.org
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