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Busqué
Rafael Ángel Marañón
Busqué por todo el mundo aventar mi acedía,
Bebiendo de su engaño los suaves beleños,
Que crueles me apresaban en mentirosos sueños,
Y ciego, en mi pocilga, te ignoraba y huía.
En el mundo no hallé, sino cardos y espinas,
Promesa incumplidas y cantos de sirena,
Y miré hacia ti, María, espléndida y serena,
Lanzando con el viento mis codicias dañinas.
Empecé a comprender el misterio de Cristo,
Por que en ti, fiel María, tuve el alma repleta
De coraje y ejemplo al sentir la trompeta
De tu canto apacible, pero seco y provisto.
Plena de bendiciones, rebosante de amor
Sin pedir una cuenta, ni hacer un reproche,
Abriéndome las puertas de un invencible ardor.
Y en el Cristo divino, encontré mi morada
De vino y dulce hogaza, de blando y santo pan,
En un santo misterio de gozo inalterado.
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