De pies estabas
Emma-Margarita R.A. -Valdés
De pie estabas,
frente a la Cruz, al lado de tu hijo;
de pie estabas,
tu corazón llagado, estremecido.
Madre de Dios, pequeña golondrina,
palpitabas
con el dolor de clavos y de espinas.
Madre de amor, de un manantial de vida,
rebosabas
lágrimas de perdón por las heridas;
cobijabas
en tu pecho la cuna primitiva,
en tu pecho, de nanas y caricias,
conservabas
todo el fervor de tu alma de novicia.
De pie estabas,
en el monte sagrado del martirio;
de pie estabas,
frente al cadáver frío de tu hijo.
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