Anhelo y venero a María
Rafael Ángel Marañón
Es tan dulce y tan tierna tu mirada
Que sueño con tenerla permanente;
Mejor es tu consuelo consecuente,
Que todas los halagos de la vida.
En necia trayectoria, ya perdida,
Vuelvo a ti con las ansias de mi mente,
Y clamo, con anhelo deferente,
Tu mirada en mi alma, ya abatida.
¡Oh! Madre Santa del amor copioso;
Auténtica y munífica María
Que sabes al perdido dar consuelo
Así te espero ver en alto Cielo;
Y al divino Jesús con alegría,
Cantar las glorias del celeste gozo.
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