El mejor Sí
P. Antonio Márquez Fernández, S.D.B.
Israelita perfecta, fiel judía,
de un río de lustros tras la lenta espera,
tu Sí redujo a Dios a nuestra vera
en un punto precioso, un claro día.
Del Sol de Dios, en gracia mediodía,
la Luz batió, tenaz, en tu vidriera
virginal sin romperla. ¡Oh Primavera
de limpio Amor y tersa Teofanía!
La Luz de Dios hinchó tu blanco seno,
Te donó la ternura de preñada
y ajustó a tu costado áureo anillo.
¡Oh Lumbre que apagó nuestro veneno!
¡Oh Luz que penetró por la ventana
de tu Sí, dando a nuestra arcilla brillo!
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