Cosas de María
Rafael Ángel Marañón
Era una joven hebrea
Fervorosa y recatada
Que recibió la llamada
De un ángel, allá en su aldea.
Al momento se espantó
Por la insólita visita,
Pero ni llora ni grita
Por que es Dios quien le envió.
Con la voz tranquilizada,
Y con sosiego piadoso,
Contesta al ángel hermoso
Que del Señor era esclava.
Con tranquila aceptación,
A su familia declara
Esa experiencia preclara
Que es del mundo salvación.
José, que era el prometido,
Dejarla maquina adusto,
Pero siendo un hombre justo
Infamarla no ha querido.
Y el ángel también le informa
Cara a cara como a ella,
Que en su prometida bella
El Señor un niño forma.
Aclarada la cuestión
El niño es reconocido,
Y al momento de nacido
De Dios trae la bendición.
Y a lo largo del camino
Que Dios tenía elegido,
Siempre a su hijo ha seguido
Con denuedo femenino
Como fémina piadosa
Le ofreció toda su vida,
Amor compaña y comida
Con insistencia amorosa.
No temió ser escabel,
Ni algún reproche de su hijo,
Y con grande regocijo
Envió a todos a él.
En la muerte tan horrenda
De la cruz en el calvario
Con denuedo temerario
De su amor le dio su ofrenda.
Y ya en el sepulcro oscuro
De los muertos sin remedio
Esperó el final misterio
Del nuevo ser vivo y puro.
Así en su resurrección
Y con todos los hermanos,
Con humildad en la iglesia
Se entregó a santa oración.
Y hoy que es reina de los Cielos,
Princesa por Dios nombrada,
Escolta nuestra llegada
Compartiendo amor y anhelos.
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