Novena Virgen del Carmen

lunes, 23 de agosto de 2021

La Autoestima

 


LA AUTOESTIMA

La autoestima es la íntima valoración que una persona hace de sí misma. Es la forma habitual de percibirnos, de pensar, de sentir y de comportarnos con nosotros mismos. Es la percepción valorativa que tengo de mí mismo, de mi ser y de quién soy.

Precisamente, porque es una valoración personal de uno mismo, puede variar con el tiempo, no es congénita. Depende mucho de cómo nos ven los demás y de lo que dicen de nosotros, especialmente nuestros familiares, compañeros de colegio, amigos, etc. Si los demás nos muestran frecuentemente los fallos y defectos que tenemos,podemos sentirnos mal, pensando que los defraudamos, no siendo lo que ellos podían esperar. Si nos comparan con nuestros hermanos o amigos y hacen un balance negativo, podemos también creer que somos inferiores a los otros.

En nuestra autoestima entra mucho en juego la valoración corporal. Si nos vemos como inferiores físicamente a los otros o más feos o más torpes o más pequeños,nuestra autoestima será baja. 

Por eso, es tan importante que los padres levanten el ánimo del hijo menos dotado. Nunca decirle adjetivos negativos como: feo, idiota, perezoso, enacuajo, gordinflón... No permitir tampoco que sus hermanos se burlen de él. Tampoco hay que hacer comparaciones odiosas: ¿Por qué no puedes obtener tan buenas notas como tu hermano? ¿Por qué eres tan torpe? ¿Por qué no juegas al futbol como tus amigos? No sirves para nada. Eres un inútil…

Alguien ha dicho que el mayor negocio del mundo sería comprar a las personas por lo que creen que valen y luego venderlas por lo que realmente son. Sería un negocio redondo, porque se comprarían a bajo precio, ya que no se valoran; y se venderían a un alto precio, por lo que realmente valen. Muchas personas no aprecian sus cualidades o no las han descubierto y, por eso, se creen poca cosa. Precisamente, el objetivo de las terapias sicológicas para personas de baja autoestima está en tratar de que se acepten a sí mismas con su propia historia personal, con sus limitaciones, pero también con sus cualidades, haciéndoles ver que tienen una misión que cumplir y que no han venido al mundo por casualidad.

Muchos jóvenes modernos no se valoran, se dejan llevar por la moda pasajera y de las variables de la cultura. Y en esta cultura moderna, que promueve el relativismo de la vida y el buscar el placer por encima de todo, no entra en cuenta Dios. Más bien, parece que en algunos ambientes está de moda decirse ateo, agnóstico o simplemente creyente no practicante. Guiándose de la moda, estos jóvenes, sin madurez, pueden caer en las garras de las empresas de publicidad que tratan de incentivar sus deseos de estar al día, promoviendo la compra de toda una serie de cosas vanas, desde zapatos de tal marca hasta pantalones. Ellos siguen la moda, como si en ello les fuera el sentido de su vida. Quieren ser libres y se dejan dominar por la moda. Si está de moda un cuerpo  flaco, las gordas se ven mal, o al revés. Si está de moda llevar tatuajes o piercing o hacer tales cosas o ir a tales lugares, ellos lo hacen y, si no pueden seguir la moda por no tener dinero suficiente o por otras razones, se sentirán mal y eso afectará su autoestima.

Otro punto, que afecta a los jóvenes especialmente, es que imitan a sus ídolos de la canción, del cine o del deporte… Y tratan de parecerse a ellos en su modo de comportarse, en su vestimenta y hasta en sus costumbres. Si él fuma, yo también fumo.

Si él va con barba larga y cabellera, yo también; y así en otras cosas. ¿Por qué no imitan a personas ejemplares en su esfuerzo y trabajo para conseguir sus metas?

Muchos padres de familia consienten demasiado a sus hijos; sobre todo, si son hijos únicos, y éstos se hacen dictadores que no saben más que exigir y pedir y pedir.

No saben lo que valen las cosas. Son caprichosos y, de esta manera, están mal preparados para la vida en la que nada se consigue sin esfuerzo y sin sacrificio. Por eso, pueden llegar a ser unos fracasados con una autoestima por los suelos, y terminar siendo resentidos y envidiosos contra todo y contra todos.

Algunos son impactados negativamente por lo que ven en la televisión, donde se presenta el perfil del hombre triunfador como blanco, rubio, bien vestido y con calzado deportivo. Y, si ellos no son así, pueden sentirse mal y guardar rencor contra los ricos y poderosos.

De todos modos, todos pueden mejorar y superarse. Lo importante es descubrir las cualidades innatas personales y desarrollarlas. Y, sobre todo, saber que lo que da

sentido a la vida es el amor sincero ¡Hay tanto que hacer y tanto que ayudar! El mundo está lleno de tareas que cumplir. Hay muchos vacíos, porque demasiadas personas no han sabido cumplir su misión. Tú estás llamado a servir, a hacer el bien y hacer felices a los demás. Sólo así podrás sentirte realizado como persona y encontrarás tu propia felicidad.

Por eso, procura que los demás se sientan importantes a tu lado. Diles que los amas. Díselo con una sonrisa, con un apretón de manos, con un abrazo o con una palabra de aliento. No dejes pasar ninguna oportunidad de hacer felices a los que te rodean.

Dales tu cariño sin esperar recompensa, descubre la alegría de las pequeñas cosas de la vida: el encanto de un niño, de unas flores para un enfermo, el silencio de una iglesia, el rumor del riachuelo, el trino de los pájaros. El mundo está lleno de maravillas que pueden alegrarte y hacerte feliz. No te rebajes, creyendo que no vales para nada. Ama y tu corazón se alegrará e irradiará su luz a tu alrededor. ¡Tanto se puede dar! ¿Será que no conoces la alegría de dar?

Dios te ama tal como eres y te ha dado las cualidades suficientes y necesarias para cumplir tu misión. ¿Por qué, a veces, te rechazas a ti mismo? ¿No te gustas como  eres? Así te quiere Dios. No tengas envidia de nadie y dale gracias a Dios de tener vida.

Otros ya están muertos o usan sus dones para hacer el mal. Vive tu vida en plenitud, no estés lamentándote continuamente por lo que quisieras ser o tener. Observa a las estrellas y sonríe a Dios que te mira con ojos de bondad. Sonríe, Dios te ama.

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