Novena Virgen del Carmen

lunes, 31 de mayo de 2021

María, Mujer valiente




 María, Mujer valiente

“Se levantó María y se fue conprontitud a la región montañosa” (Lc 1, 39) María, solo por la fuerza del Espíritu Santo cabe imaginar que una jovencomo tú, a la que se le anuncia que va a ser madre, se ponga en camino, con riesgo de malograr el embarazo.

Y al contemplar tu decisión, recuerdo que en los evangelios hay  dos expresiones muy diferentes, una invita a levantarse, la otra es un movimiento voluntario de hacerlo, Así, cuando tu Hijo pasó junto al paralítico de la piscina de Betesda, le dijo: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”. De manera semejante, al paso por Jericó, al oír la súplica del ciego, mandó llamarlo, y los que iban en el grupo le dijeron: “Levántate, que te llama”.

En otros textos, Jesús da la mano para ayudar a levantarse; así a la niña muerta y a la suegra de Pedro, y las dos se incorporaron. Es bueno, sin duda, la obediencia a la invitación, es lo que corresponde como ejercicio de voluntad.

Sin embargo, en el relato del lavatorio de los pies, observo en el Evangelio, quedescribe cada acción del Maestro, un gesto diferente: El Señor “se levanta de la

mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó” (Jn 13, 4). Mi sorpresa surge al ver que es el mismo movimiento que el tuyo.

José, tu esposo, cuando recibió el anuncio del peligro que corríais tú y el niño, “se levantó” (Lc 2, 14), y lo mismo hizo, como obediencia, en el momento del retorno: “El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.” (Lc 2, 21)

María, en tu decisión descubro la fuerza del Espíritu. De lo contrario, que saliera de ti un movimiento tan libre, voluntario y emancipado, no concuerda ni con tu situación personal, ni con tu estado, ni con tu pertenencia a José. Debiste sentir la misma fuerza que después llevó a tu Hijo a entregar enteramente la vida.

Es para mí un estímulo tu prontitud, tu decisión y tu forma de responder a la necesidad de los demás. No miraste el riesgo, le penosidad, ni el descrédito.

Gracias, Madre, porque intuyo que sigues levantándote continuamente y por amor, cuando me ves necesitado.

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