Novena Virgen del Carmen

jueves, 1 de abril de 2021

Decima Estación, Jesús es despojado de sus vestidos

 



CONTEMPLACIÓN DEL CAMINO DE LA CRUZ DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS

TEXTO PROFÉTICO

“Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica, la túnica con mangas que llevaba puesta. Entonces tomaron la

túnica de José, degollaron un cabrito y empaparon latúnica en la sangre. Luego enviaron la túnica con mangas a su padre con este recado: «Esto hemos encontrado, mira a ver si es la túnica de tu hijo o no».

Él la reconoció y exclamó: «Es la túnica de mi hijo; una bestia lo ha devorado. Sin duda, José ha sido despedazado». (Gén 37, 23.31-33).

TEXTO EVANGÉLICO

“Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica» (Jn 19,23-24).

TEXTO PATRÍSTICO

“Así es como nosotros deberíamos prosternarnos a los pies de Cristo, no poniendo bajo sus pies nuestras túnicas o unas ramas inertes, que muy pronto perderían su

verdor, su fruto y su aspecto agradable, sino revistiéndonos de su gracia, es decir,de él mismo, pues los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os

habéis revestido de Cristo. Así debemos ponernos a sus pies como si fuéramos unas túnicas” (San Andrés de Creta).

TEXTO MÍSTICO

“En tornando a la oración y mirando a Cristo en la cruz tan pobre y desnudo, no podía poner a paciencia ser rica. Suplicábale con lágrimas lo ordenase de manera

que yo me viese pobre como Él” (Santa Teresa de Jesús, Vida 35, 3).

CONSIDERACIÓN

- Jesús, ¿por qué tanto despojo y tanta humillación? 

- Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto”

 (Mt 15, 38-39). 

Déjate revestir por Cristo con la túnica de hijo de Dios, de hombre nuevo, reconciliado.

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