Novena Virgen del Carmen

domingo, 28 de febrero de 2021

Santo Evangelio 28 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 9,2-10): 

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»; pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados. Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle». Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.


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«Se transfiguró delante de ellos»


Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos la escena «en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan aparecen como extasiados por la belleza del Redentor» (San Juan Pablo II): «Se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes» (Mc 9,2-3). Por lo que a nosotros respecta, podemos entresacar un mensaje: «Destruyó la muerte e irradió la vida incorruptible con el Evangelio» (2Tim 1, 10), asegura san Pablo a su discípulo Timoteo. Es lo que contemplamos llenos de estupor, como entonces los tres Apóstoles predilectos, en este episodio propio del segundo domingo de Cuaresma: la Transfiguración.

Es bueno que en nuestro ejercicio cuaresmal acojamos este estallido de sol y de luz en el rostro y en los vestidos de Jesús. Son un maravilloso icono de la humanidad redimida, que ya no se presenta en la fealdad del pecado, sino en toda la belleza que la divinidad comunica a nuestra carne. El bienestar de Pedro es expresión de lo que uno siente cuando se deja invadir por la gracia divina.

El Espíritu Santo transfigura también los sentidos de los Apóstoles, y gracias a esto pueden ver la gloria divina del Hombre Jesús. Ojos transfigurados para ver lo que resplandece más; oídos transfigurados para escuchar la voz más sublime y verdadera: la del Padre que se complace en el Hijo. Todo en conjunto resulta demasiado sorprendente para nosotros, avezados como estamos al grisáceo de la mediocridad. Sólo si nos dejamos tocar por el Señor, nuestros sentidos serán capaces de ver y de escuchar lo que hay de más bello y gozoso, en Dios, y en los hombres divinizados por Aquel que resucitó entre los muertos.

«La espiritualidad cristiana -escribió san Juan Pablo II- tiene como característica el deber del discípulo de configurarse cada vez más plenamente con su Maestro», de tal manera que -a través de una asiduidad que podríamos llamar "amistosa"- lleguemos hasta el punto de «respirar sus sentimientos». Pongamos en manos de Santa María la meta de nuestra verdadera "trans-figuración" en su Hijo Jesucristo.

LECTURA BREVE Is 1, 16-18

 


LECTURA BREVE   Is 1, 16-18

«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido, defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán blancos como lana.»


Quinto día Don de Ciencia

 


SEMANA DEL CENÁCULO

QUINTO DÍA: DON DE CIENCIA

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos; la luna y las estrellas que has creado,¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles,lo coronaste de gloria y dignidad,le diste el mando sobre las obras de tus manos,todo lo sometiste bajo sus pies (Sal 8).

ESPÍRITU SANTO REAVIVA EN NOSOTROS EN DON DE CIENCIA

“Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él es imagen de Dios invisible,primogénito de toda criatura;porque por medio de él fueron creadas todas las cosas:celestes y terrestres, Tronos Dominaciones, principados, Potestades;todo fue creado por él y para él” (Col 1, 12-20).

ORACIÓN

Espíritu Santo, luz de nuestro ojos, que concedes valorar la realidad de la materiacomo expresión sagrada de la generosidad divina y como manifestación del poder

creador, revelado en la multitud de seres que pueblan la tierra. ¡Ven, Espíritu divino, y no permitas que nos ofusquemos en nuestra limitada comprensión de lo visible, sino que alcancemos a ver las huellas del Creador en todo lo que existe!Espíritu Santo, que habitas en el corazón de tus fieles, y consagras a cada ser humano con tu aliento de vida divina. Concédenos saber mirar a nuestros semejantes según Dios, que no perezcamos en nuestras fobias ni en las filias, en nuestros egoísmos e inconsciencias. ¡Ven, Espíritu Santo, y danos ojos para valorar la sacramentalidad de cada persona! Espíritu Santo, si todo lo creado es vestigio elocuente de Dios Creador, y las criaturas son un signo visible de Dios invisible, no permitas que nos quedemos sumergidos en la realidad material, ni en las relaciones inmediatas, sino que en todo y sobre todo, sepamos ver a Dios. Déjanos gustar el sabor del conocimiento sapiencial, orante, el que Tú concedes gratuitamente, para que siempre descubramos las huellas del Creador. ¡Ven, Espíritu Santo, derrama en nuestros corazones el don de Ciencia, capacidad de conocer como Tú nos conoces!

“¡Ven, Espíritu Santo,

Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos!” (Secuencia).

Semana del Cenáculo, Un Don: Entendimiento



SEMANA DEL CENÁCULO

UN DON: ENTENDIMIENTO

“Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento” (Is 11, 1-2), “Los llenó de ciencia y entendimiento, yles enseñó el bien y el mal. (Eclo 17, 6) «Que el sabio no presuma de su saber, ni el fuerte de su fuerza, ni el rico de su riqueza. Quien presuma, presuma de esto: de tener entendimiento y conocerme, desaber que yo soy el Señor (Jr 9, 22-23).

“El Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios»” (Mc 12, 32-33). “Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras” (Lc 24, 44-45).

UNA DESTREZA

Entre las destrezas y dones que nos muestran algunas personas, está el arte de escribir, de plasmar la vida en papel, derramar el anhelo, el dolor, la esperanza o la búsqueda. Dicen que es más expresiva la lectura de un texto que su reproducción visual. El arte de valorar cada palabra en su significado más propio, en una composición rítmica y sonora, nos fascina y si se emplea para expresar el alma aún es más atrayente, como nos lo demuestran tantos textos poéticos y místicos. Uno no es tan diestro en escribir, pero quien lo hace sabe que es un modo de alteridad liberadora. Como le sucedió a Armando Valladares en la cárcel, y a san Juan de la Cruz.

UNA EXPERIENCIA: LE CRECERÁS LAS ALAS

Le crecerán alas algún día/ a mi silla de ruedas/ podré volar sobre los parques/ alfombrados de niños y violetas.Será mi silla un sueño alado/ sin la obsesión enajenante de las rejas/ y podrá escalar el arco iris/ y descender por la montaña quieta. Será mi silla un sueño sin pupila/ una golondrina metálica sin tierra(Armando Valladares)

UNA SÚPLICA

Espíritu Santo: Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo,brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

sábado, 27 de febrero de 2021

Santo Evangelio 27 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 5,43-48): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».


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«Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas. El ser humano, afirmó el Concilio Vaticano II, «no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». A esto se refería santa Teresa del Niño Jesús cuando pedía hacer de nuestra vida un holocausto. El amor es la vocación humana. Todo nuestro comportamiento, para ser verdaderamente humano, debe manifestar la realidad de nuestro ser, realizando la vocación al amor. Como ha escrito San Juan Pablo II, «el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».

El amor tiene su fundamento y su plenitud en el amor de Dios en Cristo. La persona es invitada a un diálogo con Dios. Uno existe por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, «y sólo puede decirse que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente este amor y se confía totalmente a su Creador» (Concilio Vaticano II): ésta es la razón más alta de su dignidad. El amor humano debe, por tanto, ser custodiado por el Amor divino, que es su fuente, en él encuentra su modelo y lo lleva a plenitud. Por todo esto, el amor, cuando es verdaderamente humano, ama con el corazón de Dios y abraza incluso a los enemigos. Si no es así, uno no ama de verdad. De aquí que la exigencia del don sincero de uno mismo devenga un precepto divino: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).


El don de Ciencia

 


EL DON DE CIENCIA 

«Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del varón clarividente. Oráculo del que escucha los dichos de Dios, del que conoce la ciencia del Altísimo; del que ve lo que le hace ver Sadday, del que obtiene la respuesta, y se le abren los ojos. (Núm 24, 15-16). 

En el nº 6 de los llamados “lineamenta” del próximo sínodo de los obispos sobre la evangelización, se puede leer: “… la ciencia y la tecnología corren el riesgo de transformarse en los nuevos ídolos del presente. Es fácil en un contexto digitalizado y globalizado hacer de la ciencia nuestra nueva religión. Nos encontramos frente al surgir de nuevas formas de gnosis, que asumen la técnica como una forma de sabiduría. Asistimos a una afirmación de nuevos cultos, en los que se proponen en modo terapéutico prácticas religiosas que los hombres están dispuestos a vivir, estructurándose como religiones de la prosperidad y de la gratificación instantánea.” 

 La verdadera ciencia valora la realidad temporal desde la perspectiva trascendente. ¡Qué distinto es iluminar los acontecimientos con visión horizontal, la que concede la sabiduría de este mundo, a hacerlo con la luz del conocimiento teologal, que está más allá de los límites naturales!  

Con frecuencia abordo los problemas desde las capacidades normales, desde el esfuerzo y la técnica. En demasiadas ocasiones acuden a mí los criterios sociales, psicológicos, que dicta el subjetivismo, por los que se intenta justificar el comportamiento humano. 

 Espíritu Santo, que actúe con los recursos humanos que tú nos regalas, desde la perspectiva de tu don, y no desde la emancipación y autonomía de mis destrezas, ni desde el desencanto por mis incapacidades. Cómo resuenan las palabras de Benedicto XVI: “El cristianismo tiene mucho que ofrecer en el ámbito práctico y moral, pues el Evangelio nunca deja de inspirar a hombres y mujeres a ponerse al servicio de sus hermanos y hermanas. Pocos podrían negarlo. Sin embargo, quienes fijan la mirada en Jesús de Nazaret con ojos de fe saben que Dios ofrece una realidad más profunda y, sin embargo, inseparable de la "economía" de la caridad operante en este mundo (cf. Caritas in veritate, 2): él ofrece la salvación”. (…) “El Evangelio no es una ideología, no pretende bloquear dentro de esquemas rígidos las realidades sociopolíticas que evolucionan. Más bien, trasciende las vicisitudes de este mundo y arroja nueva luz sobre la dignidad de la persona humana en cada época. (Discurso en el encuentro ecuménico, en Praga, 27 de septiembre, 2009). 

 Ven, Espíritu Santo, concédeme el Don de Ciencia para que sepa emplear mis facultades y leer la realidad y su potencialidad en tu clave. 

LECTURA BREVE Is 1, 16-18

 


LECTURA BREVE   Is 1, 16-18

«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido, defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán blancos como lana.»


Semana del Cenáculo Dia Segundo. El don de Entendimiento



SEMANA DEL CENÁCULO

DÍA SEGUNDO: EL DON DE ENTENDIMIENTO

“No se trata de una cualidad intelectual natural, sino de una gracia que el Espíritu Santo infunde en nosotros y que nos hace capaces de escrutar el pensamiento de Dios y su plan de salvación. San Pablo dice que, por medio del Espíritu Santo, Dios nos revela lo que ha preparado para los que le aman. ¿Qué significa esto?

No es que uno tenga pleno conocimiento de Dios, pero sí que el Espíritu nos va introduciendo en su intimidad, haciéndonos partícipes del designio de amor con el que teje nuestra historia. En perfecta unión con la virtud de la fe, el entendimiento nos permite comprender cada vez más las palabras y acciones del Señor y percibir todas las cosas como un don de su amor para nuestra salvación.” (Francisco, Audiencia 30 de abril, 2014).

SÚPLICA DEL DON DE ENTENDIMIENTO, AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, Tú me sondeas y me conoces, y sabes bien de la tiranía que imponen los medios de opinión en la lectura de los acontecimientos. ¡Cuántas veces quedo enmudecido ante la fatalidad, el accidente dramático, el dolor humano, especialmente ante el sufrimiento de los niños y de los indefensos!

Tú conoces nuestra debilidad del ser humano, y lo proclive que es a imaginar el futuro de forma negativa, para quedar así atrapado en un horizonte oscuro, sin esperanza, resignado.

Ven en ayuda de mi debilidad y de la de tantos. Derrama el don que nos hace capaces de comprender en todo la huella de tu amor, tu plan de salvación, que supera todo determinismo negativo.

Si el creyente es aquel que tiene la confianza y la certeza del amor de Dios, concédeme que me asista siempre esta certeza y que vislumbre, al menos, tu plan amoroso para cada una de tus criaturas y para mí.

Sé que por la fe se vive de otra forma toda relación, la que debo establecer con Dios, la que a diario me sucede con mi entorno familiar y social, y la que cabe tener contigo dentro de mí mismo.

El don de Entendimiento, que Tú puedes regalarnos, ayuda a conocer la voluntad divina, su designio de amor, a tratar de la forma más digna al prójimo, y a saberse habitado por la presencia íntima y amorosa de tu acción divina.

Ven, Espíritu Santo, para que comprenda siempre la historia y las relaciones más allá de mi obstinación mental, desde tu luz.

Espíritu Santo, que no me pierda por inconsciencia el saberme habitado por ti, llamado a mantener un trato de intimidad contigo, desde el que podré adquirir el conocimiento de tu obra de salvación.¡Ven, Espíritu Santo, y concédenos el don de ENTENDIMIENTO!

viernes, 26 de febrero de 2021

Santo Evangelio 26 de Febrero 2021

  



Texto del Evangelio (Mt 5,20-26): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.

»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

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«Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano»


Fr. Thomas LANE

(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy, el Señor, al hablarnos de lo que ocurre en nuestros corazones, nos incita a convertirnos. El mandamiento dice «No matarás» (Mt 5,21), pero Jesús nos recuerda que existen otras formas de privar de la vida a los demás. Podemos privar de la vida a los demás abrigando en nuestro corazón una ira excesiva hacia ellos, o al no tratarlos con respeto e insultarlos («imbécil»; «renegado»: cf. Mt 5,22).

El Señor nos llama a ser personas íntegras: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,24), es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar por nuestros enemigos, como Jesús solicita. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar y revivir en nuestra imaginación a Jesucristo muriendo por aquellos que nos disgustan. Si hemos sido seriamente dañados por otros, roguemos para que cicatrice el doloroso recuerdo y para conseguir la gracia de poder perdonar. Y, a la vez que rogamos, pidamos al Señor que retroceda con nosotros en el tiempo y lugar de la herida —reemplazándola con su amor— para que así seamos libres para poder perdonar.

En palabras de Benedicto XVI, «si queremos presentarnos ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».


«Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,20-26)

 


«Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,20-26)


Fr. Thomas LANE

(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy, el Señor, al hablarnos de lo que ocurre en nuestros corazones, nos incita a convertirnos. El mandamiento dice «No matarás» (Mt 5,21), pero Jesús nos recuerda que existen otras formas de privar de la vida a los demás. Podemos privar de la vida a los demás abrigando en nuestro corazón una ira excesiva hacia ellos, o al no tratarlos con respeto e insultarlos («imbécil»; «renegado»: cf. Mt 5,22).

El Señor nos llama a ser personas íntegras: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,24), es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar por nuestros enemigos, como Jesús solicita. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar y revivir en nuestra imaginación a Jesucristo muriendo por aquellos que nos disgustan. Si hemos sido seriamente dañados por otros, roguemos para que cicatrice el doloroso recuerdo y para conseguir la gracia de poder perdonar. Y, a la vez que rogamos, pidamos al Señor que retroceda con nosotros en el tiempo y lugar de la herida —reemplazándola con su amor— para que así seamos libres para poder perdonar.

En palabras de Benedicto XVI, «si queremos presentarnos ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».


Un Don de Consejo


 SEMANA DEL CENÁCULO

UN DON: CONSEJO

“Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos” (sal 1, 1). Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces la instrucción de tu madre: pues serán diadema en tu cabeza, como una gargantilla en tu cuello. Hijo mío, no te dejes seducir, no accedas a gente sin escrúpulos.” (Prov1, 8-10), “Ahora, escúchame: te voy a dar unconsejo, y que Dios esté contigo” (Ex 18, 19).Busca el consejo de los sensatos; no desprecies los buenos consejos. Alaba al Señor Dios en todo tiempo, ruégale que oriente tu conducta (Tb 4, 18).

Hijo mío, si aceptas mis palabras, si quieres conservar mis consejos, si prestas oído a la sabiduría y abres tu mente a la prudencia; si haces venir a la inteligencia y llamas junto a ti a la prudencia; si la procuras igual que el dinero y la buscas lo mismo que un tesoro, comprenderás lo que es temer al

Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios (Prov 2, 1-5).

UNA DESTREZA

¡Qué diferente es escuchar música cuando se la sabe interpretar! Y ¡qué privilegio es conocer al autor y el sentido que él mismo da a su composición! Tuve el privilegio de escuchar de Narciso Yepes el sentido que daba a su oración al Espíritu Santo, cuando después de una monodia, el último compás terminaba en doble voz. Él me decía que ese instante, en el que se escuchaban dos voces, era el encuentro del orante con el Espíritu Santo. Y su hijo Ignacio, quien compuso la obra “Antes del Después” en homenaje a su padre, revela cómo expresa el latido del corazón hasta el momento supremo de la muerte. La monodia mozárabe, el canto gregoriano, la polifonía, el coro, la orquesta, los diversos instrumentos, llegan a arrebatar el corazón, y hasta en momentos hacen aflorar las lágrimas, como cuando la voz del contratenor en el Stabat Mater de Pergolesi,

atraviesa el cielo.

UNA EXPERIENCIA:

San Agustín escribe sobre la música y el canto, y de él es el axioma: “Quien bien canta, ora dos veces”, e invita a cantar el cántico nuevo y se pregunta cómo cantar un cántico nuevo. Y responde que el cántico nuevo somos cada uno cuando entonamos la salmodia: “¿Os preguntáis cuáles son las alabanzas que hay que cantar? Habéis oído: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Os preguntáis qué alabanzas? Resuene su alabanza en la asamblea de los fìeles. Su alabanza son los mismos que cantan. ¿Queréis alabar a Dios? Vivid de acuerdo con lo que pronuncian vuestros labios. Vosotros mismos seréis la mejor alabanza que podáis tributarle, si es buena vuestra conducta” (Sermón 34).

UNA SÚPLICA

Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento

LECTURA BREVE Cf. 1R 8, 51a. 52-53a



 LECTURA BREVE   Cf. 1R 8, 51a. 52-53a

Nosotros, Señor, somos tu pueblo y tu heredad; que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti. Porque tú nos separaste para ti como herencia tuya de entre todos los pueblos de la tierra.


Don de Entendimiento



 DON DE ENTENDIMIENTO -

«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.» Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. -«Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras. (Lc 24) 

A la luz del pasaje del evangelio de San Lucas y de los relatos neotestamentarios de la resurrección de Jesús, comprendemos mejor la necesidad del Don del Entendimiento para poder adherirnos a la persona de Jesucristo como Hijo de Dios.  Ven, Espíritu Santo, y con tu luz abre mis ojos a la fe. Que por tu inspiración, comprenda la verdad revelada y descubra el sentido de las Sagradas Escrituras, tal como les aconteció a los discípulos de Emaús y a los que estaban reunidos en el cenáculo, cuando el Resucitado les concedió entender lo que de Él se había profetizado y dieron fe a que estaba vivo. 

 A María Magdalena le sucedió de igual modo en la mañana de Pascua, que a pesar de tener delante a la persona del Maestro, no lo reconoció hasta que se despertó en ella, por gracia de su nombre pronunciado con amor, la contemplación del Resuciatado.   Con frecuencia me quedo con el sentido inmediato de los acontecimientos, y perezco por falta de perspectiva, sobre todo en tiempos de inclemencia, cuando la oscuridad, la ausencia de sentimiento, el desengaño, el escepticismo invaden el corazón. La mente se cierra, pierdo la visión trascendente de la realidad y me atrapa el pesimismo.  

Tú puedes, Espíritu divino, abrir mis ojos para que crea y para que  comprenda que en todo se halla la semilla del proyecto providente y amoroso de Dios, y llegue así a la sagacidad de intuir luz en la cruz, amor en la herida, sabiduría en el dolor y esperanza en la encrucijada.  Por mí mismo no puedo elevar la mente, ni otear el horizonte luminoso. En hora tan recia como la actual, necesito comprender desde la fe cuanto sucede para hacerme testigo de que todo tiende hacia el bien y todo guarda un sentido trascendente.  

Que gracias al Don de Entendimiento sepa leer toda la historia como Historia de Salvación, y me sepa acompañado por la gracia del regalo inmerecido de la fe. Y que al final de mis días escuche, como mejor titulo: “Ven, bendito, porque aun sin ver diste fe a lo que dijeron los profetas, los evangelios y enseña la Iglesia”

jueves, 25 de febrero de 2021

Santo Evangelio 25 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 7,7-12):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

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«Todo el que pide recibe; el que busca, halla»


Rev. D. Joaquim MESEGUER García

(Rubí, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua petición y búsqueda: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7), nos dice Jesús.

Al mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11). El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo» (cf. Mt 6,10). Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.

Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.


Don de Consejo: día tercero

 


SEMANA DEL CENÁCULO

DÍA TERCERO: DON DE CONSEJO

“«El Señor me aconseja, hasta de noche me instruye internamente» (cf. Sal 16, 7). Y este es otro don del Espíritu Santo: el don de consejo.

Sabemos cuán importante es, en los momentos más delicados, poder contar con las sugerencias de personas sabias y que nos quieren. Ahora, através del don de consejo, es Dios mismo, con su Espíritu, quien ilumina nuestro corazón, de tal forma que nos hace comprender el modo justo de hablar y de comportarse; y el camino a seguir.”

(Francisco, Audiencia 7 de mayo, 2014)

SÚPLICA DEL DON DE CONSEJO, AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, si tus dones fueran excluyentes, no sabría cual pedirte, pero, sin duda, en muchos momentos te pediría el don de Consejo. ¡Cuántas veces por haber acertado en la dirección del camino, he ahorrado pasos y trabajos inútiles! Y al revés: ¡Cuántos pasos perdidos he dado por haber confundido la senda!

Sé que se trata de un consejo para el bien más personal. Tú, Espíritu divino, tienes la mejor disposición de ayuda. Ya sabes que entre humanos es muy fácil orientar a una persona de manera dominativa, tendenciosa, especulativa e interesada, por afán de captar su voluntad, y hasta su conciencia.

Tengo para mí que, en muchas ocasiones, por malas experiencias, los discípulos se emancipan de sus maestros y los hijos se hacen independientes de sus padres,aunque es cierto que en el proceso de maduración personal uno debe llegar a tomar decisiones por sí mismo. 

Es engañoso creer que, siendo autodidacta, se avanza de forma más coherente. La experiencia es fuente de sabiduría, y no dejarse acompañar por quien es el Don mismo de Sabiduría, despreciando su consejo, es un riesgo temerario e inútil.

¡Ven, Espíritu Santo, Consejero del alma! Sé compañero de camino,especialmente en las encrucijadas de la vida. Si un padre, un amigo, una persona de bien, se convierten en verdaderos consejeros, cuánto más Tú, que conoces el bien y el modo de alcanzarlo, eres el mejor acompañamiento.

El Siervo del Señor reconoce que, cada mañana, porque espabila el oído y escucha la instrucción, no solo acierta en su camino, sino que se convierte en guía para otros.

Tú forma de aconsejar, Espíritu Santo, es discreta, suave, interior. Y te vales de muchas y diversas circunstancias para hacer que se note tu insinuación, la que sin violencia ni manipulación conduce por el sendero de la voluntad divina.

¡Ven, Espíritu Santo, sé Tú mi Consejero!

LECTURA BREVE Cf. 1R 8, 51a. 52-53a

 

LECTURA BREVE   Cf. 1R 8, 51a. 52-53a


Nosotros, Señor, somos tu pueblo y tu heredad; que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti. Porque tú nos separaste para ti como herencia tuya de entre todos los pueblos de la tierra.


Semana del Cenáculo, Primer día,: Don de Sabiduria

 


SEMANA DEL CENÁCULO

PRIMER DÍA: DON DE SABIDURÍA

“Principio de la sabiduría es temer al Señor, fue creada en el seno materno juntamente con los fieles.Entre los hombres puso su nido, fundación eterna, y con su linaje se mantendrá fielmente.Plenitud de la sabiduría es temer al Señor, ella les embriaga de sus frutos. Toda su casa colma de cosas deseables y de sus productos sus graneros.Corona de la sabiduría el temor del Señor,ella hace florecer paz y buena salud” (Sb 1, 14-18).

SÚPLICA AL ESPÍRITU PARA QUE NOS REAVIVE EL DON DE SABIDURÍA

“Hablamos, entre los perfectos, de una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.»Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu” (1 Co 2, 6-7.10).

ORACIÓN

Espíritu Santo, si en la Palabra revelada nos aseguras que hemos recibido el don de la Sabiduría, regalo del Amor divino, ¿por qué a veces nos sentimos tan huérfanos de luz? ¡Ven, Espíritu de Dios, y despierta en nuestro corazón el don que nos entregaste en el bautismo al recibir la llama de la fe!Si la Sabiduría es el conocimiento sapiencial, amoroso de tu verdad, ¿por qué nos quedamos anclados en nuestra parcial percepción terrena y no gustamos el sabor dulce de sabernos conocidos por ti, amados por ti? ¡Ven, Espíritu Santo, déjanos paladear la dulzura del amor divino! Si la Sabiduría concede la certeza de sabernos amados por Dios, ¿por qué mendigamos el amor de las criaturas, que tantas veces nos esclaviza? ¡Ven, Espíritu Santo, inunda nuestro corazón de amor y de libertad! ¡Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo, padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndidos,fuente del mayor consuelo! (Secuencia)

miércoles, 24 de febrero de 2021

Santo Evangelio 24 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Lc 11,29-32): 

En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».


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«Así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación»


Fr. Roger J. LANDRY

(Hyannis, Massachusetts, Estados Unidos)

Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás” (cf. Lc 11,30). De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba (cf. Mt 12,40).

La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.

Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” (cf. Lc 11,32) predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.

«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».

La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» (cf. Mc 1,15). La pregunta que debemos hacernos es: —¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?


Semana del cenaculo, Tercer día : Don de Consejo



 SEMANA DEL CENÁCULO

TERCER DÍA: DON DE CONSEJO

“Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impíos;

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos,

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche.

Será como un árbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón,

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin” (Sal 1).

“No será ya ocultado el que te enseña; con tus

ojos verás al que te enseña, y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ese

es el camino, id por él», ya sea a la derecha, ya a la izquierda” (Is 30, 20-21).

SÚPLICA AL ESPÍRITU PARA QUE NOS REAVIVE EL DON DE CONSEJO

“Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable.

Bendice al Señor Dios en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus

caminos y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos. Pues no todas las

gentes tienen consejo; es el Señor quien da todos los bienes” (Tob 4, 18-19).

ORACIÓN

Espíritu Santo, que susurras al oído interior lo que es bueno y lo que más te

complace, no desistas en manifestar tu deseo, por más que te encuentres con nuestra

sordera, resistencia, inercia y acostumbramiento. Espíritu Santo, Consejero del alma,

ilumina el corazón de tus fieles, para que se adhiera a tu indicación sin reservas.

Espíritu Santo, voz en la conciencia, no permitas que caigamos en la trampa de la

autojustificación ni del argumento evasivo por comparación con la conducta de otros.

Insiste, a tiempo y a destiempo, hasta que te entreguemos nuestra mente y voluntad.

¡Espíritu Santo, ven en auxilio de nuestra sensibilidad espiritual!

Espíritu Santo, que has derramado la bondad de Dios sobre todas las cosas,

despierta nuestros sentidos para percibir las huellas de tu verdad y de la belleza, y

así nos encaminemos siempre hacia el bien. ¡Ven, Espíritu Santo, atráenos con los

gemidos de tu voz para que busquemos siempre lo mejor!

“Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento” (Secuencia).

LECTURA BREVE Dt 7, 6. 8-9

 


LECTURA BREVE   Dt 7, 6. 8-9


El Señor, tu Dios, te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Por el amor que os tiene y por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así conocerás que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor, por mil generaciones, con los que lo aman y guardan sus preceptos.


Don de Sabiduría



 DON DE SABIDURÍA

“Radiante e inmarcesible es la Sabiduría. Fácilmente la contemplan los que la aman y la encuentran los que la buscan.Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan.

Quien madrugue para buscarla, no se fatigará, que a su puerta la encontrará sentada.” (Sb 6, 12-4)

Ven, Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo, el don de Sabiduría, el amor y el conocimiento divino sobre la realidad y la historia.

Reconozco que en muchas ocasiones la valoración de los hechos queda supeditada a mi apreciación subjetiva, según el éxito o el fracaso de mis acciones, según la valoración social de mis obras, con el consiguiente riesgo de quedar ofuscado por mi protagonismo y vanidad, y hasta cabe que confundido e inconsciente del verdadero sentido de mis actos.

Es posible que la estima de los otros esté influida por el sentimiento natural y afectivo, por el modo de ser de cada persona, por la empatía o el rechazo que produce su modo de pensar, en vez de valorarla por ella misma, por lo que es, más allá de su aspecto físico, poder económico o social.

Mi relación espiritual, aunque puede ser noble, en muchas ocasiones está producida por motivos de necesidad, y acudo a la oración de muy distinta manera si siento consolación, angustia, urgencia de ayuda o, por el contrario, atonía e insensibilidad.

Necesito tu ayuda, Espíritu Santo, para no perecer en mi subjetivismo, y para obrar según Dios quiere, valorar mi conciencia iluminada por tu gracia, tratar con las personas con dignidad, y fielmente con Jesucristo, sin proyectar en mis relaciones el estado de ánimo, sino celebrándolas desde el conocimiento amoroso que Tú eres.

¡Cuántas veces el tiempo dedicado a la oración, la apertura a la Palabra divina, la gratuidad en mis acciones, la ofrenda de mis actos quedan reducidos a conceptos, más que a una experiencia objetiva por una noble relación interpersonal.

Espíritu Santo, Don de Sabiduría, regalo del Amor divino, por el que se conoce todo según Dios a la vez que uno mismo se siente conocido, amado, abrazado por las entrañas misericordiosas y paternales: ven, empápame, sumérgeme en tu luz, para que todo lo que amo, lo ame desde ti, a través de ti.

Que gracias al Don de Sabiduría ame a Dios como a mi Creador, a Jesucristo como a mi Señor, a ti como al Amigo del alma, a la creación como regalo y obra salida de la voluntad divina, a cuantos me rodean, como a espejos del rostro de Jesús, a mí mismo como Tú me amas.

martes, 23 de febrero de 2021

Santo Evangelio 23 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 6,7-15):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


«Al orar, no charléis mucho (...) porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis»


Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech

(Tarragona, España)

Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.

El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.

Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.


LECTURA BREVE Ex 19, 4-6a

 



LECTURA BREVE   Ex 19, 4-6a


Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os traje hacia mí; ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis mi especial propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

Travesía del Mar de Galilea

 


TRAVESÍA DEL MAR DE GALILEA

Señor:

No quiero provocar el sentimiento,

al tiempo de embarcar en Galilea,

Y más allá de la emoción interna,

lo cierto es el eco de tu presencia.

Sé que Tú me habitas y acompañas.

No es imprescindible la brisa, al alba,

Mas reconozco que al cruzar las aguas

Resplandece el brillo de tu mirada.

Sé que es bueno grabar en la memoria

el instante de luz consoladora,

para recordar en las horas recias

El tránsito veloz de la tormenta.

Son verdad la noche, la quiebra, el miedo;

Son verdad la duda, y el desespero,

Pero aquí, sobre el Mar de Galilea,

También es verdad la presencia amiga.

En tu mano tendida, salvadora,

Se supera el riesgo de hundimiento,

de perecer en la sospecha amarga

Al sentir el abismo en las pisadas.

Te pido que la fe me avise siempre,

Y me permita al menos la esperanza

De no hundirme en la noche oscura,

Por esperar la luz de la mañana.

Y el Lago se hizo luz, mesa, palabra;

Llamada, amistad, vocación, tarea;

Confesión de amor, experiencia;

Oración, brisa, rumor, y espejo.

lunes, 22 de febrero de 2021

Santo Evangelio 22 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 16,13-19): 

En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo».

Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».


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«Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy celebramos la Cátedra de san Pedro. Desde el siglo IV, con esta celebración se quiere destacar el hecho de que —como un don de Jesucristo para nosotros— el edificio de su Iglesia se apoya sobre el Príncipe de los Apóstoles, quien goza de una ayuda divina peculiar para realizar esa misión. Así lo manifestó el Señor en Cesarea de Filipo: «Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). En efecto, «es escogido sólo Pedro para ser antepuesto a la vocación de todas las naciones, a todos los Apóstoles y a todos los padres de la Iglesia» (San León Magno).

Desde su inicio, la Iglesia se ha beneficiado del ministerio petrino de manera que san Pedro y sus sucesores han presidido la caridad, han sido fuente de unidad y, muy especialmente, han tenido la misión de confirmar en la verdad a sus hermanos.

Jesús, una vez resucitado, confirmó esta misión a Simón Pedro. Él, que profundamente arrepentido ya había llorado su triple negación ante Jesús, ahora hace una triple manifestación de amor: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo» (Jn 21,17). Entonces, el Apóstol vio con consuelo cómo Jesucristo no se desdijo de él y, por tres veces, lo confirmó en el ministerio que antes le había sido anunciado: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,16.17).

Esta potestad no es por mérito propio, como tampoco lo fue la declaración de fe de Simón en Cesarea: «No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mt 16,17). Sí, se trata de una autoridad con potestad suprema recibida para servir. Es por esto que el Romano Pontífice, cuando firma sus escritos, lo hace con el siguiente título honorífico: Servus servorum Dei.

Se trata, por tanto, de un poder para servir la causa de la unidad fundamentada sobre la verdad. Hagamos el propósito de rezar por el Sucesor de Pedro, de prestar atento obsequio a sus palabras y de agradecer a Dios este gran regalo.


El Don de Consejo

 


EL DON DE CONSEJO 

«Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va.

 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz». (Jn 12, 35-36) Es de prudentes saber escoger el camino que conduce al bien, y sigue las huellas de los santos.  Es de sabios no realizar nada por cuenta propia, sino después de discernir lo que es bueno y mejor.  

La madurez personal se atestigua cuando se obra por razones superiores al impacto inmediato, siguiendo el consejo de los que están cargados de experiencia y han sido probados en la virtud.  El testigo no habla por propia cuenta, sino por lo que ha visto y oído. Quien de verdad desea realizar las cosas según Dios, no se fía de sí mismo, y prefiere avanzar por el camino de los mandatos del Señor. 

 Jesús atestigua la verdad de sus palabras y de su persona porque no habla por propia cuenta, sino de lo que le ha oído a su Padre, de aquello que ha visto en el seno entrañable de Dios.  Ven, Espíritu Santo, y concédeme el Don de Consejo para que realice aquello que Dios me tiene encomendado, y aquello que desea que se haga a través de la mediación de mi pobre colaboración. 

 Que no me ofusque en mis pensamientos pretenciosos, que intentan legitimar mi debilidad, y justificar mi subjetivismo, sino que sepa seguir en todo la voluntad más amorosa y positiva, la voluntad de Dios.

  Que antes de actuar busque el aval que se oye en lo hondo con la paz que procede de ti, y no me mueva por reacción primaria, instintiva, sino por decisión sapiencial, orada, desde la escucha de tu moción interior.

  Espíritu Santo, sé tú mi Consejero, te doy permiso para que no sólo seas susurro, sino fuerte voz en mis entrañas.  “¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!  En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa?  Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.” (Rm 11, 33-35)

LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10

 


LECTURA BREVE   Cf. Ne 8, 9. 10


Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.


Tierra Sagrada

 



TIERRA SAGRADA

Me has dejado, Señor, contemplar la luz,

descalzarme ante la zarza ardiente,

al vislumbrar tu acción en el corazón

de aquellos que sienten la voz de tu llamada.


Es privilegio que alguien te abra el alma,

y comparta sincero toda su historia,

la que discurre al ir detrás de ti, Señor,

la de quienes hoy proclaman tu mirada.

Cómo no descalzarse ante el amor divino,

sentido en el corazón con gran deseo,

a pesar de la fidelidad herida,

mas en seguimiento enamorado.

He sido testigo de los pasos firmes,

de la mirada serena al horizonte,

del corazón atraído por tu rostro,

y de la voluntad decidida, confiada.

Cómo no sentir fascinación agradecida,

ante quienes hoy se sienten tus discípulos,

atraídos por tu Palabra trascendente,

y dejando atrás atractivos naturales.

Es constatación del axioma acreditado:

Al maestro lo hace en parte el que pregunta,

pues no cabe inventar respuesta,

ante la sed de verdad acrisolada.

Agradezco el ministerio recibido

de decir a otros la experiencia

del camino andado, aun con tropiezos,

mas siempre de la mano providente.

Es verdad la intervención divina

en la historia frágil de los hombres,

la evidencia de tu paso recio

que puede más que todas las tormentas.

Solíus, 7 de febrero, 2020

domingo, 21 de febrero de 2021

Santo Evangelio 21 de Febrero 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 1,12-15): 

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».

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«El Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás»


+ Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach

(Vilamarí, Girona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la liturgia del Primer Domingo de Cuaresma. El Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va al desierto donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es tentado por Satanás.

Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo. ¡No!

La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león rugiente: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y Pablo VI enseña: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».

¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí hay acción diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe» (Baudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos sugiere razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena de inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?

¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar y evitar las ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has vencido, dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia. ¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?

La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que Ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.

LECTURA BREVE Is 1, 16-18

 


LECTURA BREVE   Is 1, 16-18


«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido, defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán blancos como lana.»