Novena Virgen del Carmen

lunes, 7 de diciembre de 2020

¡No! a la droga

 


¡No! a la droga

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

Las drogas destruyen al ser humano. Mire usted esta carta publicada hace mucho tiempo en el diario The New York Times. Un joven de 18 años, Percy Patrick Byron, de Joliet, Illinois, la escribió momentos antes de quitarse la vida, pegándose un tiro en la sien. El tomó la fatal decisión después de estar siete meses dominado por la droga. Dice él, "si alguien te ofrece una droga, sé más hombre y más integro de lo que fui yo y recházala. Que mi error sirva para algo. No quiero que ningún joven atraviese el infierno que yo he pasado." 

La angustia de Percy es estremecedora. Pero escuche cómo se inició en el consumo de drogas: "Estos amigos te ofrecen la droga por primera vez gratis. Después te obligan a pagarla. Más tarde te venden drogas más fuertes a precios reducidos y, una vez que hayas picado, te cobran cifras astronómicas. Ten presente que el mismo amigo que te ofrece la hierba, más tarde te ofrece la heroína. El hace dinero mientras te destruye. La gente con la que tratas acaban contigo a la menor oportunidad que les des." 

El patético y desgarrador final de este documento es un mensaje para todos los drogadictos, en el que se refleja de una manera evidente lo que queda en el consumidor de estupefacientes después de la supuesta felicidad del "viaje": "Las drogas nublaron mi ideal del amor, destruyeron mis ambiciones y arruinaron mi vida familiar, que tanto significaba para mí antes que las drogas llegaran. Sólo deseo en lo profundo de mi alma haber podido cumplir alguna misión mientras estuve en el mundo y qué triste me voy de él. Las drogas te dan momentos cortos de felicidad, pero en cada uno de estos momentos reina un siglo de tristeza que nunca te abandonará." Una vez finalizada la carta, Percy, con todo el esplendor y vigor de su juventud, puso fin a sus días. Las drogas se cobraban la vida de otra persona. 

Reflexionemos y meditemos en el terrible daño que hacen las drogas al ser humano, de los estragos espantosos que está causando la droga en la humanidad. 

¿Qué pasa con los jóvenes? ¿Por qué están consumiendo tanta droga en el mundo de hoy? De hecho, sectores especialmente estudiantiles de todo el mundo están consumiendo más drogas y muchos jóvenes siguen buscando nuevas y más fuertes sensaciones y placeres. Tienen problemas familiares y de adaptación social muy serios, muchos de ellos sufren problemas psicológicos y de adaptación social por efectos de malas amistades. Lo cierto es que toman el terrible y nefasto camino que lleva hacia el abismo, del que después es muy difícil salir. 

El problema es terrible porque es muy fácil para el que comienza a consumir drogas adquirir el hábito y la dependencia que llevan a la esclavitud. Cuando menos se piensa, la persona que estaba consumiendo droga en pequeña escala en fiestas, por no quedar mal ante los amigos, por experimentar cosas nuevas, poco a poco va probando drogas más fuertes y eventualmente se convierte en un adicto, de lo que es muy difícil volver atrás. Las drogas menores atraen a las drogas mayores. 

El "viaje" que realizan los drogadictos los libera de ciertas inhibiciones de la vida ordinaria, mas los efectos empeoran: la cocaína produce insomnio, pérdida de peso y degeneración, la heroína afecta el sistema nervioso central, la LSD, que parece ser la droga más peligrosa que existe, tiene efectos horrorosos en el organismo y los resultados son penosos, ya que puede causar enfermedades graves y hasta a la muerte. 

El drogadicto envejece degeneradamente enseguida. Curiosamente, los expertos de la Comisión de Drogas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) declararon en una conferencia en Ginebra que el hashish, en gran cantidad, puede causar efectos semejantes al LSD y además deformaciones en niños recién nacidos por los efectos del consumo de sus madres. 

Detrás de todo esto hay un negocio espantoso y también un drama humano muy grande. ¿Por qué la niñez y la juventud se dedica tanto al consumo de las drogas? ¿Qué está pasando en nuestro mundo? ¿Será que no encuentran felicidad en su medio ambiente ni razones profundas por qué vivir? ¿Será que no les estamos dando lo que ellos necesitan, como por ejemplo la presencia de Dios? Preguntémonos qué está sucediendo con nuestra juventud y, sobre todo, nuestros niños. 

Pidamos mucha ayuda a nuestro Señor, que todo lo puede, para que bendiga y proteja a todos los niños y jóvenes del mundo para que crezcan sanos y también por los adultos, para que no sufran este terrible y trágico drama. Pidamos también por todos nosotros para que cada día seamos mejores. Y no olvidemos que CON DIOS, SOMOS . . . ¡INVENCIBLES!

 

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