Novena Virgen del Carmen

martes, 20 de octubre de 2020

l Grupo Juvenil y Cristo



 l Grupo Juvenil y Cristo


Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Cuando la Iglesia experimentó Pentecostés, cuando la fuerza y el poder del Espíritu Santo transformó a la Iglesia y rompió la mediocridad y la cobardía de los apóstoles, cuando el Espíritu Santo quemó el miedo de los apóstoles y los llenó de la fuerza y el poder de Dios, se lanzaron a predicar. El Espíritu de Dios hizo el milagro de que hablaran sin miedo, y la gente les entendió en sus diferentes lenguas. El Espíritu Santo transformó a los apóstoles, llenándolos de valentía y poder para predicar. Así empezó la Iglesia a convertir almas, a fundar comunidades y a hacer que Jesucristo fuera conocido y amado por muchísima gente. 

La fuerza del Espíritu Santo arrolló, rompió las cadenas e hizo de los hombres tímidos y cobardes hombres auténticos que se atrevieron a lanzarse a predicar y cambiaron los ambientes y las circunstancias. Gracias a los apóstoles, el evangelio comenzó a ser conocido en el mundo, nacieron y proliferaron las comunidades y comenzaron a florecer los carismas. Hombres y mujeres se lanzaron a predicar y a conquistar el mundo, pero las tinieblas empezaron a perseguirlos. Por ser de Cristo, miles y miles de hombres y mujeres murieron mártires en los primeros cuatro siglos de la Iglesia. Pedro murió crucificado en Roma y Pablo fue decapitado. Pero la Iglesia siguió adelante porque el Espíritu Santo, en un continuo Pentecostés, llenaba el corazón de la gente y los convertía en gente valiente y decidida. Y el martirio de esta gente se convirtió en semilla de nuevos cristianos. 

Eso es lo que la Iglesia quiere con los grupos juveniles, que se conviertan en semilla y permitan florecer más cristianismo. Queremos que cada grupo se convierta en auténtico faro de luz que ilumine el ambiente. Ustedes, muchachos y muchachas, tienen una palabra, una respuesta. Si viven en Cristo, se acercan al Señor, viven en comunidad, forman equipo, mantienen las reuniones, las oraciones, la reflexión Bíblica, una actitud de servicio y se lanzan a predicar, la Palabra convertirá a mucha gente. Hay que definirse, proclamar a los cuatro vientos que son de Cristo, sin importar que otros rían y los llamen tontos o cualquier otra necedad. Sean de Cristo y siéntanse orgullosos de serlo, por el mismo Cristo los eligió y los llamó. El Señor los necesita para predicar, necesita de su corazón para amar y de sus manos para servir. 

Necesitamos apóstoles y misioneros jóvenes que salgan de los grupos cristianos para llevar la Palabra a otros muchachos que están vacíos de Dios, con problemas de drogas, de licor y de vagancia y de esto a la delincuencia hay sólo un paso. Algunos jóvenes están metidos en problemas simplemente porque no han escuchado la Palabra de Dios. No podemos permitir que ni un joven más caiga en eso. Hay que luchar por ellos así como nos gustaría que lucharan por nosotros si cayéramos en problemas así. Ustedes pueden ser los portadores de la luz que rompa las tinieblas. 

Hoy les digo que la voluntad de Dios es que ustedes se integren en grupos de jóvenes seguidores de Cristo, sin temor a nada ni nadie. Cristo Jesús los necesita y ustedes necesitan de Él. Deben decir "sí" a Cristo para que se hagan sentir cada día más a través de sus grupos juveniles. Si permiten que en su alma y su corazón se realice un gran Pentecostés, que la fuerza y el poder de Dios actúe en ustedes, cambiarán el ambiente y las circunstancias porque con Cristo todo se puede. Si Cristo está con ustedes, quién podrá contra ustedes. 

Hay mucha mediocridad y se necesitan muchachas y muchachos auténticos, valientes, con coraje, audacia y creatividad para que se lancen a predicar sin miedo, por Cristo, a salvar almas. No queremos jóvenes blandengues o apáticos sino jóvenes definidos por Jesucristo. Pero tienen que acercarse a Él, orar, arrepentirse y pedir perdón por los pecados, renunciar al mal y buscar a Jesús. Si lo buscan, las cosas cambiarán mucho y los jóvenes se harán sentir más. Unidos con Cristo vencerán y serán una gran mayoría aplastante. Con la fuerza y el poder de Cristo se convertirán en un auténtico ejército espiritual para luchar contra el mal y las tinieblas. Luchen y vencerán el mal hablando del bien, haciendo el bien, propagando el bien y predicando la Palabra. Ustedes saben que existe mucho mal en el mundo y como jóvenes pueden hacer mucho. 

Los grupos juveniles deben aplicar las características de los primeros cristianos para que sean verdaderamente de Cristo. Ellos acudían asiduamente a escuchar las enseñanzas de los apóstoles que predicaban el evangelio, la buena noticia. Es fundamental que en el grupo juvenil se estudie la Biblia, para entender lo que dice Jesús. Los primeros cristianos convivían y esto también debe ser una práctica del grupo juvenil para conocer bien quién es el hermano y cómo es para que el grupo se integre más. Los cristianos partían el pan, lo que significa eucaristía. No se puede concebir un grupo juvenil que no asista los domingos a la misa ni comulgue. Los cristianos también oraban y así debe ser en los grupos juveniles. Es fundamental que tengan siempre un rato de oración. La Palabra también dice que los creyentes vivían unidos y compartían todo lo que tenían. ¡Que bonito! En un grupo juvenil cristiano no debe haber egoísmo; se comparte sobre todo el corazón, el alma, la presencia como amigos que siguen el mismo camino, están en la misma comunidad y se aman como hermanos. Dice la Palabra de Dios que alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El grupo juvenil debe servir a la comunidad. Por lo tanto, deben averiguar las necesidades del pueblo o la ciudad y ayudar. Si hay que limpiar el parque o cortar la hierba, se puede lograr en grupo. Que se sienta la presencia de los grupos juveniles cristianos ayudando en su comunidad en cualquier necesidad, porque como cristianos son servidores de los demás. Si no, no son grupo juvenil auténticamente cristiano. Es fundamental esa actitud de servicio, porque el que sirve se siente útil y contento consigo mismo. 

Dice la Palabra de Dios que se multiplicaban los prodigios y milagros y así es cuando un grupo cristiano se hace sentir en su comunidad. Quizás el más grande milagro es que un joven drogadicto ingrese al grupo, se convierta a Cristo y deje la droga. Otro gran milagro sería que una muchacha que anda con un hombre casado venga al grupo juvenil y decida renunciar a ese hombre porque no le conviene. Otro gran milagro sería que un joven que esté confrontando problemas con sus padres, por su actitud desobediente, vulgar y soez, se convierta en el grupo juvenil y sea respetuoso y obediente con ellos. 

En el grupo juvenil deben estar las puertas abiertas para cualquier joven, no importa el problema que tenga. Ustedes pueden ayudarlos a conocer la Palabra de Dios que es amor, reconciliación, perdón y salvación, y convertirse a Cristo para ser mejores personas a través del conocimiento de Dios. Promuevan ese encuentro con Cristo y extiendan la mano para salvar a la juventud. Un grupo cristiano juvenil debe ser un grupo de pescadores de almas, como dijo Jesús de Pedro, detectando en la comunidad a los que tienen problemas y atrayéndolos a formar parte del grupo, y nunca rechazando, no importa los pecados o errores que hayan cometido. Nunca se sabe el resultado que Dios propiciará a través de la buena influencia del grupo y pueden hacer un gran bien por algún muchacho o muchacha y también por su familia. Eso es hacer Iglesia y hacer patria, ayudar para que otros mejoren. Con la ayuda de Dios, todo se puede porque CON ÉL, USTEDES SERÁN . . . ¡INVENCIBLES! 


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