De siempre el mirto prefirió Afrodita, el olmo blanco a Hércules encanta, con la vid el contento se levanta de Dioniso y la encina a Jove excita. A Cibeles el pino enhiesto incita, a la sombra del lauro Apolo canta y el olivo feraz cabe su planta Palas se iza y su afecto solicita. A María le place la palmera, obelisco de vida en el desierto y ansia delgada, afán de Dios festivo. Do emerja la palmera, grito: ¡Fuera la vid, el mirto y olmo nada tuerto, la encina, el pino, el lauro y almo olivo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario