Nazareth La tarde, está enviando tinieblas, recelosa de su marcha. El Niño Jesús juega, juega... jugando estaba en la plaza. En el taller, San José puso fin a su jornada. La virgen -alma de armiño- borda y ora, borda y canta. El Niño Jesús ya no juega: mirando está en lontananza. ¿Qué divisará Jesús que su mirada se apaga? ¿Acaso ve ya la cruz?... El Niño Jesús ha vuelto a los juegos de la infancia; y... juega... juega que juega en la plaza. Luis Girol Martínez
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