Novena Virgen del Carmen

viernes, 11 de octubre de 2019

Virtudes de la Madre de Dios



Virtudes de la Madre de Dios

Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano



Juntamente con la infusión de la gracia santificante, la creatura racional, en el momento de recibirla, recibe igualmente las virtudes sobrenaturales, es decir, esas fuerzas indispensables para poner en actividad la vida nueva que le ha sido dada: la fe, la esperanza, la caridad y demás virtudes morales infusas que, juntamente con los dones del Espíritu Santo, constituyen la estructura del organismo sobrenatural, es decir, todas las facultades y poderes de obrar bien y practicar actos virtuosos que le sirvan para conseguir méritos para la vida eterna. 

María Santísima, al recibir desde el primer momento de su concepción la plenitud de gracia, conjuntamente fue adornada de la más profunda fe, de la más confiada esperanza y el más encendido amor de caridad con Dios y los prójimos, además de la infinidad de virtudes morales. 

En el Evangelio y en la tradición cristiana aparece María llevando a la ejecución en grado heroico todas las más hermosas virtudes de que Dios adornó su alma, para que fuera digna Madre de Cristo, Dios y hombre verdadero. 

"Bienaventurada la que ha creído que se cumplirán las cosas que se le han dicho de parte del Señor " (Lc l, 45) 

No podría darse mejor testimonio de la fe profunda de Nuestra Señora que esta expresión inspirada de su prima Isabel. 

La esperanza anima toda la existencia terrena de Nuestra Señora: en virtud de ella resplandece el misterio de su soledad y sacrificio; la vemos asimismo en la espera de la venida del Espíritu Santo, en el Cenáculo, con los apóstoles: 

"Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres, y con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos."

(Act l, l4) 

La inmensa caridad de María la llevó a aceptar todo el peso del sacrificio que la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo le imponía para realizar los designios de Dios en beneficio de la humanidad. 

No faltan, dentro de la notoria sobriedad evangélica en todo lo referente a la Madre del Señor, ciertos rasgos simpáticos de esa inmensa caridad y misericordia de la Virgen, como en las Bodas de Caná: 

"Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que se hallaba la madre de Jesús... 

"Y como faltase vino, dijo a Jesús su madre: No tienen vino... 

"La madre dijo a los sirvientes: Haced lo que El os diga" (Jn 2, l, ll) 

También expresa el breve relato evangélico las demás virtudes morales de Nuestra Señora: su humildad, que la hace considerarse "sierva del Señor", al mismo tiempo que era designada su Madre: 

"Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra "(Lc l, 38) 

Esa humildad profunda que atrajo las bondades del cielo: 

"Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humilde condición de su sierva." 

"Porque desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones." ( Lc l, 48) 

La obediencia ciega a los designios de Dios, por difíciles e incomprensibles que parecieran: 

"Se apareció en sueños el ángel del Señor a José y le dijo: 

" Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise... 

"Muerto Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vuelve a la tierra de Israel; porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño " (Mt 2, l3,l9) 

La prudencia resplandece en su posición discreta y sencilla, a pesar de la altísima dignidad, pero conforme en todo a la economía con que Jesús se manifestaba; la justicia en su exactitud en el cumplimiento legal de la purificación: 

" Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la Ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor... 

"Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: He aquí que este niño está destinado para ser caída y resurgimiento de muchos en Israel..." (Lc 2, 22,38) 

La fortaleza, que la distingue como "Reina de los mártires", es la virtud que resplandece en ella durante la pasión y muerte del Señor. 

"Y una espada atravesará tu alma, para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones " (Lc 2,35) 

La virtud de la templanza resalta de una manera peculiar en la virginidad perpetua de la Virgen. 

Fuente: clerus.org


No hay comentarios:

Publicar un comentario