Hija del Padre
Jesús Bermejo Jiménez
Mujer en flor, pensada y concebida
por un Amor que ignora polvo y muerte,
que da al hombre su fuego dulce y fuerte,
y no conoce ocaso ni medida.
Hija de Dios, plasmada y redimida
por manos que palparon tiene inerte
y dando luz al mundo para verte,
le infundieron el gozo de la vida.
Amada, predilecta y toda pura,
el Padre te escogió como una rosa,
vistiéndote de gloria y hermosura.
Y Él mismo te forjó madre y maestra,
fruto de eterno Amor, mística esposa,
Madre de Dios y dulce Madre nuestra.
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