Bendita seas
Fray Ángel Martín Fernández
Dios te salve, María,
Madre de Dios, bendita seas.
Hoy me llego hasta ti con la alegría
de ver tus manos llenas
de Dios - lleno Él también de ti-,
como quien tiene puesta,
del corazón de Dios,
una llave en la puerta.
Bien quisiera saber cómo miraste
a Dios por vez primera,
cuando llegó a tus brazos
constelado de estrellas,
una noche tan fría,
una noche tan negra,
que hasta la luz tembló ante ti,
hasta la luz, como una vela.
¿Es cierto que su carne
olía a pan? ¿Es cierto, Virgen buena,
que una parra se erguía
entoldando la puerta?
El trigo que tú amases,
el vino que tú bebas,
qué comida de dioses,
Virgen, bendita seas.
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