Novena Virgen del Carmen

jueves, 13 de abril de 2017

Amor de Verdad . Jueves Santo




AMOR DE VERDAD

Por José María Martín OSA

1.- El gesto de lavarnos los pies unos a otros. Jesús lava a los pies a sus discípulos. Pedro no comprende nada, lo rechaza. Pero Jesús se lo ha explicado. Jesús -Dios- ha hecho esto. Y Él mismo lo explica a los discípulos: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Es conmovedor. Es el ejemplo del Señor: Él es el más importante y lava los pies porque, entre nosotros, el que está más en alto debe estar al servicio de los otros. Y esto es un símbolo, es un signo, ¿no? Lavar los pies es: “yo estoy a tu servicio”. Y también nosotros, entre nosotros, no es que debamos lavarnos los pies todos los días los unos a los otros, pero entonces, ¿qué significa? Que debemos ayudarnos, los unos a los otros. A veces estoy enfadado con uno, o con una... pero... olvídalo, olvídalo, y si te pide un favor, hazlo. Ayudarse unos a otros: esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazón, porque es mi deber. Jesús amó a los suyos "hasta el extremo", nos dice el evangelista Juan. Este amor lo demuestra lavando los pies a los apóstoles. Es el único evangelista que no relata la institución de la Eucaristía. No hacía falta.....El gesto del lavatorio lo dice todo. Demuestra que ha venido a servir y no a ser servido, está dispuesto a dar la vida por todos.

2.- Sacramento de amor y de unidad. La Eucaristía es memorial (actualización) de la muerte y Resurrección de Cristo, sacrificio de la Nueva Alianza y sacramento de amor y de unidad. Cada vez que la celebramos proclamamos la muerte y la Resurrección de Jesucristo, como dice la Primera Carta de San Pablo a los Corintios. La Alianza del Pueblo de Israel es el anticipo de la Nueva Alianza sellada con la sangre de Cristo. Pero creo que hoy debemos resaltar que la Eucaristía nos une en el amor y nos da fuerza para transformar este mundo desde el amor. Nadie tiene tantos y tan buenos motivos como el cristiano para amar a todos. Debemos ser portadores de amor en todo encuentro humano que mantengamos. Y puesto que el amor ofrecido provoca un amor correspondido, el encuentro siempre se convierte en oportunidad de gracia para nuestro interlocutor. El amor cristiano es agapé, es decir amor gratuito y desinteresado, que no exige nada a cambio. Para la Iglesia la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y a su esencia. El cristiano tiene que luchar por la justicia, por el orden justo de la sociedad. El amor-caridad siempre será necesario incluso en una sociedad más justa. Siempre es necesaria la atención personal, el consuelo y el cuidado de la persona. Los que dedican su tiempo a los demás en las instituciones caritativas de la Iglesia deben “realizar su misión con destreza, pero deben distinguirse por su dedicación al otro, con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad” (Benedicto XVI; “Dios es amor”, nº 31). El necesitado, pobre en todos los sentidos, tiene nombre y apellidos, no es un número, necesita que le escuchen y, sobre todo, que le quieran.

3.- Sacerdotes servidores de la comunidad. Hoy se celebra la institución del sacerdocio. Los sacerdotes y obispos deben estar al servicio de todos, especialmente de los más necesitados. Pero es un deber que viene del corazón. Como nos dice el Papa Francisco: “Amo esto y amo hacerlo porque el Señor así me lo ha enseñado. Pero también vosotros, los cristianos laicos, ayudadnos: ayudadnos siempre. Los unos a los otros. Y así, ayudándonos, nos haremos bien. ¿Estoy verdaderamente dispuesta o dispuesto a servir, a ayudar al otro?”. Pensemos esto, solamente. Y pensemos que este signo es una caricia de Jesús, que Él hace, porque Jesús ha venido precisamente para esto, para servir, para ayudarnos.

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