Novena Virgen del Carmen

martes, 31 de agosto de 2021

Santo Evangelio 31 de Agosto 2021

 



Texto del Evangelio (Lc 4,31-37):

 En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.



«Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad»


Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol

(Barcelona, España)

Hoy vemos cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara. Ciertamente, aunque el Señor no había estudiado (cf. Jn 7,15), desconcertaba con sus enseñanzas, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32). Su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el “Santo de Dios”.

Precisamente, aquella autoridad de su hablar era lo que daba fuerza a su lenguaje. Utilizaba imágenes vivas y concretas, sin silogismos ni definiciones; palabras e imágenes que extraía de la misma naturaleza cuando no de la Sagrada Escritura. No hay duda de que Jesús era buen observador, hombre cercano a las situaciones humanas: al mismo tiempo que le vemos enseñando, también lo contemplamos cerca de las gentes haciéndoles el bien (con curaciones de enfermedades, con expulsiones de demonios, etc.). Leía en el libro de la vida de cada día experiencias que le servían después para enseñar. Aunque este material era tan elemental y “rudimentario”, la palabra del Señor era siempre profunda, inquietante, radicalmente nueva, definitiva.

La cosa más grande del hablar de Jesucristo era el compaginar la autoridad divina con la más increíble sencillez humana. Autoridad y sencillez eran posibles en Jesús gracias al conocimiento que tenía del Padre y su relación de amorosa obediencia con Él (cf. Mt 11,25-27). Es esta relación con el Padre lo que explica la armonía única entre la grandeza y la humildad. La autoridad de su hablar no se ajustaba a los parámetros humanos; no había competencia, ni intereses personales o afán de lucirse. Era una autoridad que se manifestaba tanto en la sublimidad de la palabra o de la acción como en la humildad y sencillez. No hubo en sus labios ni la alabanza personal, ni la altivez, ni gritos. Mansedumbre, dulzura, comprensión, paz, serenidad, misericordia, verdad, luz, justicia... fueron el aroma que rodeaba la autoridad de sus enseñanzas.


LECTURA BREVE 1Ts 5, 4-5



 LECTURA BREVE   1Ts 5, 4-5


No viváis, hermanos, en tinieblas para que el día del Señor no os sorprenda como ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.

lunes, 30 de agosto de 2021

Santo Evangelio 30 de Agosto 2021

  


Texto del Evangelio (Lc 4,16-30):

 En aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor».

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?». Él les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.



«Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír»


Rev. D. David AMADO i Fernández

(Barcelona, España)

Hoy, «se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Con estas palabras, Jesús comenta en la sinagoga de Nazaret un texto del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (Lc 4,18). Estas palabras tienen un sentido que sobrepasa el concreto momento histórico en que fueron pronunciadas. El Espíritu Santo habita en plenitud en Jesucristo, y es Él quien lo envía a los creyentes.

Pero, además, todas las palabras del Evangelio tienen una actualidad eterna. Son eternas porque han sido pronunciadas por el Eterno, y son actuales porque Dios hace que se cumplan en todos los tiempos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, hemos de recibirla no como un discurso humano, sino como una Palabra que tiene un poder transformador en nosotros. Dios no habla a nuestros oídos, sino a nuestro corazón. Todo lo que dice está profundamente lleno de sentido y de amor. La Palabra de Dios es una fuente inextinguible de vida: «Es más lo que dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una fuente» (San Efrén). Sus palabras salen del corazón de Dios. Y, de ese corazón, del seno de la Trinidad, vino Jesús —la Palabra del Padre— a los hombres.

Por eso, cada día, cuando escuchamos el Evangelio, hemos de poder decir como María: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38); a lo que Dios nos responderá: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Ahora bien, para que la Palabra sea eficaz en nosotros hay que desprenderse de todo prejuicio. Los contemporáneos de Jesús no le comprendieron, porque lo miraban sólo con ojos humanos: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22). Veían la humanidad de Cristo, pero no advirtieron su divinidad. Siempre que escuchemos la Palabra de Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla.


LECTURA BREVE Rm 5, 1-2. 5

 


LECTURA BREVE   Rm 5, 1-2. 5


Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios; y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.


domingo, 29 de agosto de 2021

Santo Evangelio 29 de Agosto 2021

  


Texto del Evangelio (Mc 7,1-8.14-15.21-23): 

 En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».

Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».



«Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres»


Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera

(Badalona, Barcelona, España)

Hoy, la Palabra del Señor nos ayuda a discernir que por encima de las costumbres humanas están los Mandamientos de Dios. De hecho, con el paso del tiempo, es fácil que distorsionemos los consejos evangélicos y, dándonos o no cuenta, substituimos los Mandamientos o bien los ahogamos con una exagerada meticulosidad: «Al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas...» (Mc 7,4). Es por esto que la gente sencilla, con un sentido común popular, no hicieron caso a los doctores de la Ley ni a los fariseos, que sobreponían especulaciones humanas a la Palabra de Dios. Jesús aplica la denuncia profética de Isaías contra los religiosamente hipócritas: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).

En estos últimos años, San Juan Pablo II, al pedir perdón en nombre de la Iglesia por todas las cosas negativas que sus hijos habían hecho a lo largo de la historia, lo ha manifestado en el sentido de que «nos habíamos separado del Evangelio».

«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15), nos dice Jesús. Sólo lo que sale del corazón del hombre, desde la interioridad consciente de la persona humana, nos puede hacer malos. Esta malicia es la que daña a toda la Humanidad y a uno mismo. La religiosidad no consiste precisamente en lavarse las manos (¡recordemos a Pilatos que entrega a Jesucristo a la muerte!), sino mantener puro el corazón.

Dicho de una manera positiva, es lo que santa Teresa del Niño Jesús nos dice en sus Manuscritos biográficos: «Cuando contemplaba el cuerpo místico de Cristo (...) comprendí que la Iglesia tiene un corazón (...) encendido de amor». De un corazón que ama surgen las obras bien hechas que ayudan en concreto a quien lo necesita «Porque tuve hambre, y me disteis de comer...» (Mt 25,35).


LECTURA BREVE Ez 36, 25-27

 


LECTURA BREVE   Ez 36, 25-27


Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.


Mejorar continuamente



 Mejorar continuamente


Autor: Adhemar Cuellar


Conozco tus obras, tus dificultades y tu perseverancia. Se que no puedes tolerar a los malos y que pusiste a prueba a los que se llaman a si mismos apóstoles y los hallaste mentirosos. Tampoco te falta la constancia y has sufrido por mi nombre sin desanimarte, pero tengo algo en contra tuya, y es que has perdido tu amor del principio. (Apocalipsis 2,2-4)

En la Televisión entrevistaban a un famoso actor de Telenovelas  y la reportera pregunta acerca del estado civil del actor: ¿Es usted soltero?  ¿Es usted casado? ¿O es divorciado?

El actor pensó un momento y en forma graciosa contesto: de todo un poco,  a veces estoy soltero, otras veces soy casado y otras tantas divorciado…

En la vida espiritual , hay muchos creyentes  que actúan de la misma manera,  algunos no quieren saber de Dios y viven solos por que huyen del compromiso,  otros  se divorciaron, ya sea por las pruebas, por las tentaciones, por los placeres del mundo se apartaron de Dios, otros aun conservan el matrimonio de fe, (quizás uno de ellos es usted que lee esta reflexión)  pero sucede también que como el matrimonio  todo se vuelve una rutina y estamos amarrados a Dios, asistimos a la iglesia queremos servirlo pero solo por costumbre y simple rutina, algunos reniegan de su estado civil, como don Tenorio que cuando  su esposa Tenoria le comenta que estaban cumpliendo siete años de matrimonio, le sugiere a su esposo:

-Mi amor, en este nuevo aniversario de matrimonio, para celebrarlo por que no matamos un pollo, para celebrar este día especial.

El esposo molesto responde:

Por que quieres matar el pollo, y que culpa tiene el pollo de este aniversario, el responsable de todo esto es tu hermano que un día nos presento y por el nos conocimos, por que no lo matamos a el…

Es cierto que trabajamos para el Señor

El Señor conoce nuestras obras,

Conoce nuestra perseverancia

Reconoce nuestra constancia, nuestro sufrimiento

Pero tiene un reclamo, tiene algo en contra tuya, y es que has perdido tu amor del principio.(Ap. 2,2-4)

Lo que nos esta faltando a los seguidores de Cristo, es  Pasión, deseo. Ganas de servir al Evangelio de Cristo.

En resumen: al amor le faltan discípulos,  y a los discípulos les falta amor.

¿Qué podemos hacer para recuperar el amor del principio?

¿Qué hacer para mantener la llama del amor de Cristo en nuestro corazón?

La corporación Toyota, tiene una palabra importante que es predicada a todos los empleados de la compañía, la frase es KAISEN, significa MEJORAR CONTINUAMENTE. 

La filosofía del mejoramiento continuo ha contribuido al éxito de la compañía en todo el mundo hoy por hoy, Toyota esta entre las tres compañías que más vehículos venden.

En nuestra vida cristiana y relación con Dios, tendríamos que aplicar también la  propuesta de KAISEN, es decir mejorar continuamente, nuestra relación con Dios.

Mejorar continuamente en:

La Lectura diaria de la palabra de Dios

Asistir a misa a diario

Oración diaria

Meditar en los misterios del rosario

Confesión periódica

Leer y conocer la vida de los Santos

Ayudar al prójimo, etc…

Oración:  Señor Gracias por tu palabra, en este momento nos acercamos al trono de gracia para suplicarte que, derrames el fuego de tu amor en nuestro corazón, Queremos mejorar continuamente esta relación espiritual  al lado de tu hijo Jesucristo, una relación llena de gozo, pasión, deseo, ternura y amor, queremos amarte con todo el corazón, la mente. Las fuerzas y el alma. Amen


                                           

El Cielo en la tierra

 


EL CIELO EN LA TIERRA

Siempre suele decirse que la misa es el cielo en la tierra. En el momento de la consagración de la misa, Jesús se hace presente en el pan y en el vino con su cuerpo,

sangre, alma y divinidad. En ese preciso momento, el cielo viene a la tierra y todos los santos y ángeles se hacen presentes para adorar a Jesús. También se hacen presentes las almas del purgatorio, pues en cada misa se ora por ellas; y lo mismo digamos de cada hombre de la tierra, por quienes también se ora. Pero la misa no sólo abarca a los seres humanos, también llega hasta el último rincón del universo y llega a todos los hombres de todos los tiempos, pues la misa es cósmica y universal; abarca a todo lo que existe, incluidos los ángeles, presentes en cada misa.

En la misa Jesús reconcilia consigo todas las cosas, así del cielo como de la tierra (Col 1, 20). Jesús asume y ofrece consigo todo lo que existe y, con el poder del Espíritu Santo y en unión con María, lo ofrece al Padre en cada misa. Y esto lo hace, no de modo transitorio, mientras dura esta misa celebrada por un sacerdote, sino de modo permanente, porque la misa de Jesús es permanente. De ahí que, en realidad, no existe más que una sola misa: la misa de Jesús. Las demás misas, celebradas por los sacerdotes, solamente son episodios concretos o actualizaciones concretas de la gran misa que Jesús celebra permanentemente, ofreciéndose sin tregua al Padre por la salvación del mundo. Y esta salvación alcanza también a la Creación. Porque la Creación está esperando ansiosa la manifestación de los hijos de Dios..., y las criaturas 9 Cura de Ars, Sermón sobre el Corpus Christi. serán liberadas de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios, pues sabemos que, hasta ahora, la Creación entera gime y siente dolores de parto (Rom 8, 19-20). Entonces, habrá un nuevo cielo y una nueva tierra, pues el primer cielo y la primera tierra habrán desaparecido (Ap 21, 5).

Ahora bien, Jesús celebra su misa, su única misa, en cualquier lugar donde se encuentre presente. Esto quiere decir que en cada hostia consagrada que se encuentre en el mundo, allí está presente Jesús celebrando su misa, es decir, ofreciéndose con toda la humanidad, y todos los ángeles y toda la Creación, por la salvación del mundo. Esto significa que cada hostia consagrada es como el cielo en la tierra y, de alguna manera, el centro del universo. Y cada hostia santa, cada sagrario o custodia, donde está Expuesto el Santísimo, irradia al mundo entero infinidad de bendiciones de luz, amor y alegría.

Por eso, adoremos a Jesús Eucaristía y unámonos a su misa permanente, uniéndonos a Él y ofreciéndonos con Él por la salvación del mundo. Y así, al unirnos a Jesús, nos estaremos uniendo al universo entero, haciendo de nuestra vida una misa continua con Jesús y uniendo nuestro amor al de toda la Creación para gloria de Dios.

Que la misa y la comunión de cada día sea para ti el medio para hacer realidad esta unión con Jesús y con todo el universo. Y que tu vida, al ser UNA con Jesús, sea también un cielo en la tierra, derramando sobre todos los que te rodean oleadas de luz, amor y paz. Haz de tu vida un cielo en la tierra para los demás.


sábado, 28 de agosto de 2021

Santo Evangelio 28 de Agosto 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): 

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’.

»Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».



«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»


Rev. D. Albert SOLS i Lúcia

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!

Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.

El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado “prudente” fue muy distinto.

El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.

Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».


LECTURA BREVE Flp 2, 2b-4



 LECTURA BREVE   Flp 2, 2b-4


Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

¿A quien le importa lo que yo haga?

 


¿A quien le importa lo que yo haga?


Autor: Adhemar Cuellar

Estaba pasando la mañana con normalidad, cuando de pronto escucho una canción de Thalía cuya letra me parece que tiene mucho de actualidad.

Parte de la canción decía así:

No soy de nadie, no tengo dueño,

Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí

A quien le importa lo que yo haga?

A quien le importa lo que yo diga?

Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiare

Esta canción la hemos puesto en práctica en nuestra vida, hoy es común escuchar decir a las personas:

-Yo soy así, así naci y así voy a morir, es la respuesta  cuando alguien trata de darle algún consejo.

-a nadie le importa lo que yo hago es la respuesta de un joven o una joven rebelde.

Nuestras acciones  y nuestra vida se llevan  a cabo como si nada de lo que hacemos le afectara y causara daño a nadie.

Si eres un fans de la canción: “a quien le importa lo que yo hago”, déjame contarte que también yo pensaba así hace nueve años.  Mi vida transcurría   viviendo el quinto evangelio, vivía según “San Yo”  es decir vivía mi vida diciendo yo soy así y así moriré,  el vivir alimentando mi yo, me llevo a cometer muchos errores,  vivir a mi manera fue causa para que dañe a otras personas, vivir sin Dios, me llevo al alcoholismo y otros vicios,  mi vida se lleno de  oscuridad,  el vivir según mi voluntad me hizo caer en el abismo.  Cuando toque fondo, cuando todo parecía perdido, apareció alguien que me conocía desde el vientre de mi madre, apareció el que era testigo de todos mis pasos (Salmo 139,3) Yo no sabía que  era una oveja, y que el Buen Pastor al ver que había perdido una de sus ovejas, había dejado a las otras por venir en mi búsqueda. (Lucas 15,4-7)  El Buen Pastor no ceso de buscarme y me encontró en el fondo del abismo, me saco de la fosa fatal, me saco del barro del pantano, puso mis pies sobre la roca y aseguro mis pasos (Salmo 40,1-3) y lo más importante es que me dio una nueva vida. Ahora vivo mi vida de una manera diferente,  todos los días le pido a mi amigo el buen pastor, que por cierto no te dije su nombre, el se llama Jesucristo, a él le pido que guie mis pasos (Salmo 24,5) le solicito que me instruya para no caer otra vez en el abismo.

Ya no canto a quien le importa lo que yo hago, Ahora canto otra canción que dice así: A DIOS LE IMPORTA LO QUE YO HAGO.

Hoy puedo  decirte con esperanza: TU ERES IMPORTANTE PARA DIOS,  TU VIDA VALE MUCHO PARA EL

Me olvidaba contarte que la canción en su final dice:

              Quizá la culpa es mía

             Por no seguir la norma,

             Ya es demasiado tarde

             Para cambiar ahora.

No mi amigo no es demasiado tarde, nunca es tarde para cambiar, hoy puedes empezar una nueva vida

Te invito a que te dejes el grupo de   los que cantan: “a quien le importa lo que yo hago”.   Y te unas a mi grupo que canta: A DIOS LE IMPORTA LO QUE YO HAGO.

Plegaria: Padre Amado, hoy quiero agradecerte una vez más,  por haberme rescatado del abismo, gracias porque pusiste mis pies sobre la roca, gracias porque me diste un canto nuevo, gracias por esta nueva vida. Hoy quiero pedirte por todos aquellos que viven su vida pensando que esta no le importa a nadie, todas las ovejas que piensan que sus acciones no cuentan para nada,  Señor te pido por todos los que viven la vida a su manera, los que piensan que ya es demasiado tarde para cambiar.  Señor así como un día me rescataste y me diste una nueva vida, imploro misericordia por todos ellos. Señor regala una nueva vida a todos mis hermanos que tengan la gracia de conocer que su vida es importante para TI.    Amen


                                          

El Sagrario

 


EL SAGRARIO

El amor de Jesús se proyecta desde el sagrario sobre todos los que vienen con fe a visitarlo. Su amor es como un soplo de brisa fresca en las horas de intenso calor, como un rayo de luz en los días fríos de invierno del alma. Del sagrario sale una luz poderosa que ilumina nuestra vida para ver el camino que debemos seguir, eliminando así las tinieblas y las dudas.

El amor de Jesús Eucaristía no tiene comparación con nada de este mundo. Podemos juntar en una caricia todos los cariños de los padres a sus hijos, todos los besos que han brotado de los labios de las madres para sus hijos a lo largo de los siglos, o todo el fuego de amor de todos los corazones amantes que han existido en la tierra. Y todo ello no será ni una sombra de todo lo que nos ama Jesús. Jesús, en el sagrario, tiene un corazón que palpita de amor por nosotros, tiene ojos que nos miran con amor y tiene oídos para oír nuestras súplicas. ¡No lo dejemos abandonado! ¡No nos perdamos tantas bendiciones que tiene reservadas para nosotros!

Cuando entres a una iglesia y veas la luz parpadeante de la lámpara, piensa que allí está Jesús, tu Dios, esperándote. En la hostia santa está el milagro más grande del mundo, un milagro que la mente humana no puede comprender, porque es un milagro de amor. Él te sigue esperando desde hace dos mil años, escondido en la hostia, pequeño, invisible, pero el mismo Jesús de Nazaret. Acércate a Él con amor y devoción como los pastores, como los magos, como lo hicieron María y José aquel día de Navidad. Después de la misa y comunión, la mejor receta que puedo darte para que soluciones tus problemas es: ¡Diez minutos de sagrario cada día!

Cuando necesites a Jesús, búscalo en el sagrario de nuestras iglesias, míralo a los ojos, ten sed de no perderlo de vista, ten sed de quedarte a sus pies, ten sed de amarlo con todo tu corazón. No te canses de amarlo día y noche. A todas horas, levanta tu mirada hacia el sagrario más cercano. Allí está tu amigo Jesús. Allí está el Amor y la Vida. Allí está la Salud y la Paz. Allí está tu Dios. ¡Cuántos secretos de amor se encierran allí! ¡Cuánta luz sale del sagrario! Jesús Eucaristía debe ser el centro de tu vida, el amigo más querido, el tesoro más preciado. En Él encontrarás la ternura de Dios.

Mira a Jesús en el sagrario y déjate amar por Él. Vete cada día a visitarlo. Allí aprenderás más que en los libros. Escucha su Palabra como la Magdalena, que estaba a los pies de Jesús. Pon en sus manos tus problemas y necesidades. Háblale de tu vida, de los tuyos, del mundo entero, pues todo le interesa. Y sentirás una paz inmensa que nada ni nadie podrá darte jamás. Él sosegará tu ánimo y te dará fuerzas para seguir viviendo.

Él te dirá como a Jairo: No tengas miedo, solamente confía en Mí (Mc 5, 36). ¡Qué benditos momentos los pasados junto a Jesús Eucaristía! ¡Cómo ayudan a crecer espiritualmente! Es algo sublime que no se puede explicar. No te pierdas tantos tesoros. No digas que no tienes tiempo. Aunque sea unos momentos, no dejes de entrar, cuando pases delante de una iglesia y, si está cerrada, dirígele desde fuera unas palabras de amor. Dile que lo amas y salúdalo con una sonrisa.

En el sagrario hay vida, está la fuente de la vida, hay corrientes de vida, manantiales de vida, hogueras misteriosas de vida. Allí está Jesús, el Dios de la vida.

Allí recibirás las inmensas riquezas de un Dios Omnipotente, que quiere ser tu amigo y servirse de ti para salvar a tus hermanos.

El Papa Juan Pablo II decía: Jesús Eucaristía es el corazón palpitante de la Iglesia. Por eso, ir todos los días al sagrario es como ir a un mundo de infinitas maravillas, pues te encontrarás con Jesús, el Dios Amor, el Dios de las maravillas y de las divinas sorpresas. Cada día tendrá un regalo especial para ti, aunque no te des cuenta de cuál es. Pero, sin duda alguna, cada día recibirás inmensas bendiciones, que no hubieras recibido de haber faltado a la cita con Jesús.

Marta dijo a su hermana María: El Maestro está ahí y te llama (Jn 11, 28). Sí, Jesús está esperándote todos los días y todas las noches. ¿No tendrás al menos cinco minutos cada día para ir a visitarlo? ¡Qué solo se encuentra Jesús en tantos sagrarios del mundo, donde se pasa horas y horas sin que nadie lo visite! ¡Qué pocos se dan cuenta del enorme deseo que tiene de ser visitado y amado en este Santísimo Sacramento del altar!

Por eso, aunque escasee el tiempo, aunque solo dispongas de unos minutos, no dejes de entrar cada día a visitar a Jesús. Y, si algún día no puedes, suple tu visita con amor; porque Jesús, desde el sagrario, te está preguntando como a Pedro (Jn 21, 15-17):¿Me amas?

Cuantas más veces visites a Jesús sacramentado, más robusta estará tu alma.¡Qué momentos tan sublimes serán los que pases delante de Jesús! La luz roja de la lámpara parpadea como si fuera un corazón que late de amor por Jesús. Ofrécele toda tu vida y tu amor y déjate bañar por sus benditos rayos de luz y de amor invisibles, pero reales.

Lo que es el sol para la vida física eso es el sol de la Eucaristía para la vida espiritual. El Papa Benedicto XVI, siendo cardenal, decía: Dios nos espera en

Jesucristo, presente en el santo sacramento. ¡No le hagamos esperar en vano! No pasemos de largo... Tomémonos algún tiempo durante la semana, entremos al pasar y permanezcamos un momento ante el Señor que está tan cerca. Nuestras iglesias no deberían ser durante el día casas muertas, que están ahí vacías y, aparentemente, sin ninguna finalidad. Siempre sale de dentro de ellas una invitación de Jesucristo. Lo más hermoso de las iglesias católicas es, justamente, que en ellas siempre hay liturgia, porque en ellas siempre permanece la presencia eucarística del Señor  Ratzinger Joseph, Eucaristía centro de la vida, Ed. Edicep, Valencia, 2003, p. 114.13

El sagrario es, en una palabra, la locura de un Dios omnipotente que ha querido vivir entre los hombres con un corazón humano. Y Jesús te sigue diciendo desde el sagrario: Dame, hijo mío, tu corazón y que tus ojos hallen deleite en mis caminos (Prov 23, 26). Jesús no necesita cosas materiales, Jesús sólo busca tu cariño y tu amor. ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí y hallarás un amigo, que jamás quebrantará la fidelidad. ¿Te sientes tentado? Aquí es donde vas a hallar las armas más seguras y terribles para vencer al enemigo. ¿Temes el juicio de Dios? ¿Estás oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallarás a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos . ¡Cuántos, en el silencio del sagrario, han encontrado la fe perdida! ¡Cuántos han regresado a la fe católica abandonada!

En tu sagrario, Señor, hay plenitud de vida. ¿Qué haces ahí solitario tantos días y tantas noches? ¿Esperándome? ¿Tanto me quieres? Señor, yo te amo y quiero amarte con todo mi ser. Te ofrezco mi amor, con todos los besos y flores de mi corazón.


viernes, 27 de agosto de 2021

Santo Evangelio 27 de Agosto 2021

 



 Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): 

  En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».



«En verdad os digo que no os conozco»


+ Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)

Hoy, Viernes XXI del tiempo ordinario, el Señor nos recuerda en el Evangelio que hay que estar siempre vigilantes y preparados para encontrarnos con Él. A media noche, en cualquier momento, pueden llamar a la puerta e invitarnos a salir a recibir al Señor. La muerte no pide cita previa. De hecho, «no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13).

Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.

Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.

No esperemos un “mañana” —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.

Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.


LECTURA BREVE Rm 12, 1-2

 


LECTURA BREVE   Rm 12, 1-2


Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

¿A que familia perteneces?

 



¿A que familia perteneces?


Autor: Adhemar Cuellar


En la escuela  en clases de ciencias naturales,  la profesora pregunta a los niños: ¿A qué familia pertenecen las ovejas?

Luego de un segundo un niño responde: las ovejas pertenecen a la familia de los Rumiantes.

Muy bien dice la profesora, y continúa preguntando:

¿A qué familia pertenecen los tigres y los leones?

Pasa un segundo, tres segundos y otro niño se pone de pie y contesta: los tigres y leones pertenecen a la familia de los Félidos.

Excelente dice la profesora y continúa  preguntando: ¿a qué familia pertenecen los peces?

Transcurre un segundo, tres segundos, treinta segundos, de pronto Tavito el niño más aplicado de la clase se pone en pie  diciendo: 

-Yo profesora, yo sé a qué familia pertenecen los peces,  ellos pertenecen a la familia que los pesque primero, a la familia que los atrape primero a esa familia pertenecerán…

¿Usted a que familia pertenece?

En la vida espiritual existen dos tipos de familia,  la familia de los hijos de la luz, y la familia de los hijos de las tinieblas.

La pertenencia  a una o a la otra dependerá de su forma y estilo de vida.  Si usted lleva una vida apegada al pecado, cometiendo adulterio, si vive pensando en las cosas materiales, es decir la avaricia es su palabra preferida, si vive odiando a los demás, si es envidioso,  si es perezoso, si su vida está llena de vanidad y orgullo, si su vida esta apegada a los deleites de la carne, si su vida transcurre entre copa y copa apegada al alcoholismo, a las drogas, si tiene diferentes ídolos  que ocupan el lugar de Dios, usted lamentablemente, como dijo el niño  será pescado , será atrapado por las tinieblas y formara parte de los hijos de las tinieblas.  Por lo contrario, si usted lleva una vida  apegada a Dios, usted ama a Dios con todo su corazón, mente, fuerza y alma, si su vida transcurre en una continua  caridad y amor para con el prójimo, si su vida esta apegada a la palabra de Dios. También será pescado, será atrapado. Jesucristo el pescador de almas, lo atrapara y usted pasara a formar parte de la familia de la luz, usted formara parte del selecto grupo de la “FAMILIA CELESTIAL”. Gloria a Dios.

El Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo y cubrirán las tinieblas el país de Egipto tan densas que la gente caminara a tientas. Así lo hizo Moisés, y al instante densas tinieblas cubrieron Egipto por espacio de tres días. No podían verse unos a otros, ni nadie pudo moverse durante tres días; pero había luz para los hijos de Israel en todos sus poblados. (Éxodo 10,21-23)

Oración:   En este día quiero darte las gracias por que todavía puedo y tengo tiempo de pertenecer a los hijos de la luz, Señor te suplico por favor que me liberes, en este momento me encuentro atrapado en las tinieblas, mi forma de vida apegada al pecado  me llevo a pertenecer a  la familia de la oscuridad.  Pido perdón, pido misericordia Señor,  tu palabra dice que tú no rechazas un corazón arrepentido. Aquí estoy señor arrepentido y con el firme propósito de cambiar mis hábitos. Señor en este día te entrego mi vida, te entrego mi corazón, confió en que al hacerlo tú me permitirás ser parte de los hijos de la luz, formar parte de la “FAMILIA CELESTIAL”. Amén.


                                          

Ser Estrellas



 SER ESTRELLAS

Cada uno de nosotros está llamado a reflejar la luz de Jesús Eucaristía a todos los hombres. Debemos ser estrellas de luz, que guía a los hombres a Jesús como la estrella de Belén. Ser estrella es ser luz en la noche del mundo, para iluminar a los desorientados a encontrar el camino perdido y así saber descubrir la razón de su existir.

El cristiano debe ser luz, estrella, faro, antorcha de fuego. Todo esto y mucho más debe ser el cristiano, que ama a Cristo con todo su corazón y no puede permitir que los demás no lo conozcan ni lo amen.

Jesús Eucaristía nos ama y nos espera cada día en el sagrario de nuestras iglesias. Él es el amigo divino que está allí esperándonos por amor. Y, sin embargo, ¡cuántos cristianos, como los discípulos de Emaús, pasan a su lado, e, incluso, van a la iglesia y no lo descubren! Jesús está siempre buscando amigos, se hace el encontradizo como en el camino de Emaús, y la mayoría no lo reconoce ni siquiera en la Eucaristía.

¡Si la gente supiera y creyera que Jesús, el Dios creador de cuanto existe, el Redentor del género humano, los está esperando con amor! ¡Si creyeran que Jesús los ama con amor divino y desea derramar sobre ellos sus abundantes bendiciones! ¿Acaso no tienen problemas que solucionar o enfermedades que curar o dudas que resolver?

Ahí está Jesús, el amigo que nunca falla y siempre los espera para ayudarles en sus problemas y hacerlos felices. Él los mira con ternura desde el sagrario de la iglesia y ellos pasan junto a él aburridos por tantos problemas y ni siquiera se les ocurre entrar para pedir ayuda o agradecer los dones recibidos. ¿Acaso no tienen nada que pedir o nada que agradecer?

Seamos estrellas de luz, lamparitas del sagrario que indican el camino a Jesús.

No importa lo que digan o no digan los demás, vale la pena amar a Jesús Eucaristía y hacerlo amar de todos los hombres, indicándoles el camino hacia el sagrario.


jueves, 26 de agosto de 2021

Santo Evangelio 26 de Agosto 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».




«Estad preparados»


+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas

(Barcelona, España)

Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...

Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?

«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.

Cinco palabras

 


5 palabras

Autor: Adhemar Cuellar

 

 

“Los hombres mueren una sola vez  y después viene para ellos el juicio” Hebreos 9,27

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección el que cree en mi aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mi, no morirá jamás. ¿Crees esto?” (San Juan 11,25-26)

 

“Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas” (2da corintios 5,10)

 

Acerca de la muerte justamente estaba predicando un sacerdote el día de “de los difuntos” y con voz alta, repetía una y otra vez a los asistente a la iglesia:

-Todos los de esta parroquia (San Francisco Solano) van a morir.

-Les vuelvo a decir todos los de esta iglesia van a morir.

- No se olviden, van a morir todos los que asisten a la parroquia …  

Ante esta noticia todos los feligreses se asustaron, quedaron tristes y preocupados por tal noticia.  Pero de los 144 que asistían a la iglesia ese día, había uno que no se asusto ni se puso triste por tal noticia, mas por el contrario el se reía y estaba muy feliz, el sacerdote al verlo tan contento le pregunta, y por que esta usted tan feliz, le causa gracia el hecho de que va a morir?

-No es eso “padrecito”  lo que pasa es que usted dice que todos los de esta parroquia van a morir, y la causa de mi alegría es que yo no pertenezco a esta parroquia, de San Francisco Solano,  yo pertenezco a la parroquia de la “Mansión”,  y como usted dice que solo los de esta parroquia van a morir… 

 

Todos vamos a morir algún día los de la iglesia de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz , Bolivia, los de Colombia, Venezuela, Perú, México, Europa, Asia, África, Oceanía, Todos vamos a morir.

Vivimos nuestra vida como si ese momento nunca fuese a llegar, pensamos como este “feligrés” que la muerte solo es para los demás,  nos olvidamos de que la muerte no tardara en llegar y ella tiene tan asegurada su victoria que nos da toda una vida de ventaja.

En esta fiesta de “todos los santos y los fieles difuntos” meditemos acerca de la muerte, vivamos cada día como si fuese el último de nuestra existencia.

Hoy esta vivo, mañana quizás no,   aproveche el tiempo presente, hoy es el día de la salvación, el mañana pueda ser que ya no exista para mi ni para usted.

 

En la hora de su muerte en su velorio, como quisiera ser recordado usted?

Justamente 3 de los feligreses, Alfredo, Ruben y Nacho,  a los que el sacerdote les predico acerca de la muerte, estaban dialogando referente  a esto.  

Alfredo pregunta a sus  amigos,  en  5 palabras  como quisieran ser recordados ustedes en su muerte,  5 palabritas que ustedes quisieran que se hablara en su velorio de ustedes

-reponde el primero; yo quisiera que se diga de mi lo siguiente:

      “Ruben fue un buen esposo

-responde el segundo,  a mi me gustaria que dijeran de mi en mi velorio:

            “Nacho fue un excelente amigo”

Y tu  le preguntan los dos amigos a Alfredo, el que provoco el curioso dialogo,

-Yo dice Alfredo muy seguro e iluminado quizás por el Espíritu Santo, quisiera que las 5 palabra al referirse a mi cuando este muerto, sean las siguientes:

                   “EL MUERTO SE ESTA MOVIENDO”

 

Se esta moviendo el muerto,  que hermoso,   pues a eso es lo que tenemos que aspirar nosotros como creyentes,  no debemos tener miedo a la muerte por que ya ha sido derrotada por Jesús y el nos ha dicho que el es la RESURRECION , el que vive y cree en el aunque este muerto vivirá,

De seguro si usted Ama a Dios por sobre todas las cosas, ama y ayuda a su  prójimo, y cree en Jesucristo como el Salvador del mundo, cuando le llegue la hora de la muerte y usted se encuentre en el tribunal de Cristo, luego de pasar la prueba el examen de vida espiritual,  allá en el cielo dirán de usted, todos los santos, desde San Pedro hasta el ultimo Santo canonizado San Alberto  Hurtado,  todos a una sola voz dirán miren:

EL MUERTO SE ESTA MOVIENDO”, por que ha lavado sus vestiduras con la sangre del Cordero, (Apocalipsis 7,14)

  y usted responderá  a viva voz: claro que me muevo por que no estaba “Muerto solo andaba peregrinando por la tierra”  ahora  me muevo CON PODER, CON PODER,  quien  vive?  CRISTO y a su nombre Gloria. Con poder con Poder… ¡Aleluya!.

 

La muerte es el ultimo capitulo de un libro llamado ¡VIDA!

Luego de  comienza   otro libro que se llama   ¡VIDA ETERNA!.  Amen.

 

LECTURA BREVE 1Pe 1, 13-14



LECTURA BREVE   1Pe 1, 13-14


Con ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os llegará cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no os amoldéis a las pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia.


Cristo, Sol Divino




 CRISTO, SOL DIVINO

Cristo Jesús dice en el Evangelio: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8, 12). Jesús es el sol que

calienta con sus rayos divinos a este mundo frío y alejado de su amor por el pecado. Él es el sol de justicia que trae la salud en sus rayos (Mal 4, 20). Por eso, con frecuencia, para manifestar su presencia real en la Eucaristía, se presenta por medio de luces  sobrenaturales.

Dice santa Ángela de Foligno: A veces, veo la hostia con un resplandor y una belleza muy grandes, más que si fuese el resplandor del sol. Por esa belleza, comprendo con certeza que estoy viendo a Dios sin ninguna duda... En la hostia aparece una belleza más hermosa y más grande que la del sol... En ocasiones, veo en la hostia dos ojos luminosísimos tan grandes que de la hostia sólo parecen quedar los bordes. Una vez, me fueron mostrados esos ojos y disfruté de tanta belleza y de tanto deleite que jamás podré olvidarlo por el resto de mi vida... Jesús resplandecía de belleza y de gracia y parecía un niño de doce años. Me sentía tan colmada de alegría que creo que no me olvidaré de ella por toda la eternidad. Y me comunicó tal certeza que no puedo dudar de nada y de ninguna manera. Todo mi gozo consistió en la contemplación de esa belleza inestimable

.Santa Faustina Kowalska, la mensajera del Señor de la misericordia, nos dice: He visto el sol que salía del Santísimo Sacramento y han quedado ofuscadas las otras luces y todos tenían los ojos vueltos hacia aquella luz . Hoy, cuando el capellán ha traído a Jesús en la comunión, ha salido una luz de la hostia que con su rayo ha golpeado mi corazón, colmándome de un gran fuego de amor . De pronto, he visto que de la santa hostia salieron dos rayos como están pintados en la imagen y se esparcieron por el mundo entero. Esto ha sucedido en un momento, pero ha sido, como si hubiese durado todo el día Santa M icaela del Santísimo Sacramento dice en su Autobiografía: Me hizo ver el Señor las gracias especiales que, desde los sagrarios, derrama sobre la tierra y, además, sobre cada individuo según la disposición de cada uno... Yo vi salir como un humo del sagrario, muy brillante y claro, a modo de la claridad de la luna que subía hasta por encima de las casas y participaban de esta luz más o menos, aun desde ellas.

Yo vi una escala de influencia de pueblos a pueblos y ciudades hasta llegar a sus iglesias o sagrarios y, hasta cuando le sacan para los enfermos, va como derramando perlas preciosas de beneficios; y, si se viera, correría la gente para aspirar aquel ambiente que el Señor deja tan embalsamado en el aire. Sí, yo vi sin que me quede duda, el torrente de gracias que el Señor derrama en el que lo recibe con fe y amor, como si derramara piedras preciosas de todos los colores. Vi cómo queda uno bañado y envuelto en aquel humo luciente y brillante de gracia, que no se me borra esta impresión del corazón Monseñor Josefino Ramírez dice: Una tarde visité la capilla de las hermanas en Las Piñas y se encontraba allí una santa mujer de nombre Hilda Walstrum, orando de rodillas, sollozando silenciosamente. Al preguntarle si le pasaba algo, me respondió que sus lágrimas eran lágrimas de gozo. Había asistido a la misa y, durante la elevación, vio que la sagrada hostia se transformaba en un apasionado corazón, destellando rayos luminosos. Uno de esos rayos, llegó a su corazón. Me comentó que, en ese solo instante, había experimentado más amor del que jamás alguien podría experimentar, aun si viviese mil años. Lo mismo sucedió a la hermana Inés, de Akita en Japón. Ella fue a la capilla de su convento a orar y vio que una luz deslumbrante salía del Santísimo Sacramento. Llena de amor divino, cayó al suelo. Por horas nadie podía moverla. Veinte años después, el solo recuerdo de esta experiencia le hacía caer en éxtasis.

Personalmente, tuve una larga conversación con el obispo Ito de Akita, quien me dijo que estuvo presente en la capilla y podía dar testimonio de la luz gloriosa que

el Santísimo Sacramento irradiaba. Esto sucedió en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en 1973 y duró tres días El padre Roberto DeGrandis relata un suceso extraordinario sobre el poder de la  Eucaristía y su luz divina: Recuerdo la historia de un hombre que se hizo sacerdote a los cincuenta años, después de haber sido científico investigador de la NASA y trabajar con una cámara que podía calibrar el aura de luz alrededor de un cuerpo humano.

Creo que se llama fotografía Kirlian. El interés de la NASA estaba en poder identificar y supervisar el aura de los astronautas en órbita y determinar lo que les pasaba internamente. Encontraron que las personas agonizantes tienen un aura muy delgada como la luz azul, la cual se va poniendo más y más débil hasta que la persona muere.

El científico y su ayudante estaban un día en un hospital, supervisando el aura de un hombre agonizante. Mientras lo observaban, entró otro hombre en la habitación y llenó la habitación de una luz, que emanaba de su bolsillo. El hombre sacó algo que ocasionó que la cámara se inundara de luz hasta el punto de que ellos fueron incapaces de ver lo que estaba pasando. Fueron a ver y descubrieron que aquel hombre estaba dando la comunión al agonizante. Ellos, entonces, observaron en su cámara que, cuando el agonizante recibió la comunión, su aura empezó a crecer y hacerse más fuerte.

Este científico supo que había un poder superior, dejó su trabajo, y se hizo sacerdote católico Ciertamente, Cristo es la luz del mundo, que ilumina nuestro camino y nos da su amor y paz. Por eso, si somos sabios e inteligentes para comprender lo que significa que Jesús mismo nos espera en la Eucaristía, nuestra alma brillará, pues Dios mismo nos dice que los sabios brillarán con el esplendor del firmamento (Dan 12, 3). Y para los santos brilla una espléndida luz (Sap 18, 1). Esto le pasó a Moisés. Dios hablaba a Moisés cara a cara como habla un hombre con su amigo (Ex 33, 11). Y, después de haber estado 40 días y 40 noches con Dios en el monte Sinaí, recibiendo los mandamientos de la ley de Dios, su faz se había hecho radiante por haber estado hablando con Dios. Aarón y todos los hijos de Israel, al ver cómo resplandecía la faz de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él (Ex 34, 29-30). Por eso, si nosotros nos acercamos a Jesús Eucaristía para recibir los rayos de luz y amor que salen del sagrario, saldremos radiantes, con la alegría de Dios en el corazón. Así nos lo promete Él mismo al decir: Contemplad al Señor y quedaréis radiantes (Sal 33, 6).

miércoles, 25 de agosto de 2021

Santo Evangelio 25 de Agosto 2021

  


Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».



«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»


+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.