domingo, 4 de febrero de 2018

Evangelizar desde la acogida y la cercanía

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EVANGELIZAR DESDE LA ACOGIDA Y LA CERCANÍA

Por José María Martín OSA

1.- La experiencia del sufrimiento. Job se convierte en portavoz de todos los hombres que sufren y recoge en sus palabras la experiencia de toda la humanidad. La vida es para él muy distinta de lo que propaga un optimismo superficial. La vida es dura, como el destino de un jornalero esclavo del trabajo. Al tratar de comprender su caso en el contexto del sufrimiento humano en general, Job nos ofrece un ejemplo válido para todos. Este hombre que sufre suspira por la recompensa y el descanso, pero no halla más que noches de insomnio y su herencia no es otra que el tiempo perdido. La descomposición progresiva de su propia carne le advierte a Job de la fugacidad de la vida, que se precipita hacia el fin sin esperanza y se desliza entre los dedos sin que el hombre sea capaz de retener su sentido. ¿Qué puede esperar un hombre que desespera así? ¿Por qué acude Job ahora con sus quejas ante Dios? Hay una esperanza que sostiene a Job en la desesperación. Por eso, este hombre desesperado, acude a Dios y mantiene abierta su pregunta hasta que Dios quiera dar la respuesta. En esto consiste la paciencia de Job.

2.- La misión de la iglesia es evangelizar. Es llevar la palabra de Dios a la pregunta del hombre sobre el sentido de la vida y el sufrimiento, para que el hombre sea responsable. San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios, nos dice que evangelizar significa, también, asumir la responsabilidad humana con esperanza, hacerse todo para todos para ganar al menos algunos, no para la iglesia, sino para Cristo. Es hacerse débil con los más débiles, para que se manifieste la gracia de Dios en medio de la debilidad. Es interpelar a los satisfechos, desencantar a los encantados de la vida, poner en cuestión a los que no quieren problemas... Es acabar con el amparo de los ídolos que someten a los hombres y les engañan con falsas promesas. Es llevar a todas partes la locura de la cruz: de la fe a pesar de todo y después de todo, de la esperanza contra toda esperanza, del amor a los enemigos. Nadie puede evangelizar por gusto o por negocio. Y la iglesia ha de evangelizar, como Pablo, de balde y porque no le queda otro remedio: "¡Ay de mí si no evangelizare!". Sólo una predicación gratuita del evangelio y con pocas satisfacciones humanas puede ser creíbles para los hombres, sobre todo en un mundo en el que se vende hasta la palabra y por eso se dice lo que conviene al consumidor.

3.- ¿Cómo realizar la misión? En primer lugar, acompañando la palabra con acciones salvíficas: mitigar el dolor y suscitar salud. Transmitiendo siempre paz, que es el don de los tiempos mesiánicos. En gran cercanía a los hombres y mujeres, participando de su mesa y de su vida. Me ha alegrado mucho la propuesta del arzobispo de Madrid, que se nos expuso esta semana: fundar un “Parlamento de los Jóvenes”. Quiere escucharles, ver cuáles son sus inquietudes y sugerencias a la Iglesia. Es la cercanía a las personas y a la realidad que viven, lo que hace que la Iglesia de hoy sea fiable y tenga algo que decir. A Jesús lo vemos hoy en la casa de un amigo, ayudando a que una mujer sea ella misma. Da su mano para que esa mujer pueda ponerse de pie y valerse por ella misma. La respuesta de ella será ir más lejos, ponerse a servir. El final del día encontramos a Jesús sanando a otros enfermos. Y, además, tiene tiempo para la oración, para estar con el Padre….Pero hoy vemos como dedica muchas horas a acompañar a los excluidos a causa de su enfermedad… escuchando quejas… plegarias como lamentos… voluntariamente se sitúa en el lugar por donde pasa la vida doliente. Quiere dignificar la vida. El relato de Marcos tiene una viveza admirable. En su misma brevedad, conserva toda su frescura: ni sobra ni falta un detalle. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron enseguida. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Jesús "la levantó" y ella "se puso a servirles". El primero de estos verbos: "levantarse" recuerda el misterio de la resurrección. Jesús se "levantó" del sepulcro. Jesús "ha resucitado". La otra expresión se refiere al servicio. . La mujer suegra de Pedro es una de las figuras del Evangelio que, con su actitud, nos enseña dónde debe llevarnos la fe, la gratitud y el amor de Jesucristo. No se contenta con ser librada de la fiebre, se pone inmediatamente al servicio de Cristo. Ante la pregunta sobre el mal que plantea Job, Jesús da una respuesta práctica: Él no quiere el mal, lucha contra él y cura a los afectados por cualquier mal físico o psíquico.

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