viernes, 31 de octubre de 2014

De María siempre hay algo más que decir

De María siempre hay algo más que decir

Las letanías del Rosario. Son alabanzas, piropos de amor, de ternura a María. 
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Madre admirable
De María nunca se dirá todo. No se puede. Siempre hay algo más que decir de hermoso, de dulce, de grande. Las letanías son un amable intento de decir todas las grandezas de María, pero se quedan cortas.
Admirable por sus privilegios: gentilezas de Dios para su Flor: Inmaculada es su nombre, lo que la distingue y la hace brillar en la noche del mundo. Admirable por su sencillez: Tan grande y tan chica. Con una mano toca a Dios Omnipotente y con otra a sus niños de la tierra. "He aquí la esclava del Señor". Queremos conocer a la esclava más maravillosa del mundo. Sirve en los atrios del Señor. Nos han contado tantas cosas de su santidad, de su belleza. Dicen que sus manos son las más bellas y que las usa solamente para servir, para hacer el bien... Admirable como el paisaje que se mira y se vuelve a mirar y nunca se quiere dejar de contemplar, porque infunde alegría, ternura, admiración.
Oh Madre admirable, maravillosa...Todos los adjetivos se quedan chicos porque eres demasiado grande, santa y hermosa. Quiero mirarme en tus ojos purísimos, en ese océano de amor y pureza para que, por contagio, algo de Ti se pase a mí: algo de tu pujreza, de tu amor, de tu santidad.
Eres un paisaje que han admirado millones de seres antes que nosotros, y detrás de nosotros seguirán admirándote sin cansarse jamás. ¿¡Qué tienes, criatura celestial, que todos se enamoran de Tú...?


Madre del buen consejo
Gentil Pastora que sabe guiar a la vida eterna y a la vida digna de vivirse. "El Señor es mi Pastor".También quiero decir : María es mi pastora. Maestra insuperable: Dichosos los alumnos de tu escuela, María. Consejera única, porque le asiste el Espíritu Santo en persona.
Yo necesito tu maravilloso consejo para los mil asuntos que ignoro. Yo tengo los problemas y Tú tienes las soluciones. Guíame a la vida eterna, mi destino final, aquello por lo que existo y para lo que fui creado.
Dame algo de tu sabiduría para resolver amablemente las dificultades de miles de hermanos míos que sufren, que lloran y no saben para qué sirve el vivir. Enséñame cuál es el sentido del vivir, de sufrir, de morir. Ayúdame a amar mucho esta vida, pero infinitamente más la otra.
Aconseja al Jesús de la tierra, al Vicario de tu Hijo, a los obispos, sacerdotes...Enséñanos a discernir los engaños del Padre de la Mentira de las luces del Espíritu Santo. Madre del buen consejo, te necesitamos tanto en un mundo lleno de confusión y de sombras...


Madre del Creador
El Creador quiso ser creado en su naturaleza humana y por eso requirió de una madre. Eres madre del Creador por eso, porque le diste la naturaleza humana, un cuerpo de hombre. Madre del que creó el mundo. Por un lado criatura y por otra creadora de la vida humana del Creador. Tú tuviste entre tus brazos y alimentaste al Creador niño. Lo acunaste, le enseñaste a caminar, a hablar, a rezar, a vivir como hombre. Y te obedeció durante treinta años.
Engendradora del Camino, la Verdad y la Vida. Cuánto nos diste a nosotros al darla la vida a Él. Porque hiciste hermano nuestro al Dios, nuestro Salvador. Y Él, a su vez, te convirtió en Madre nuestra también. Y todo por amor de Dios a Ti y a nosotros. Estableciste un parentesco inusitado: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Madre nuestra.


Madre del Salvador
Como el Creador de mundos se hizo Salvador del Hombre, Tú adquiriste un nuevo título y parentesco: Madre del Salvador. Cuando otra mujer escuchó a tu Hijo Salvador pensó amorosamente en Ti. "Bendito el seno que te llevó y los pechos que te criaron". Te llamó bendita. Te llamamos bendita porque eres la fuente de la fuente de aguas vivas y eres la Madre de la salvación que se llama Jesús. Al dar las gracias a Cristo, volvemos la mirada a quien fue su Madre.
El Salvador debía morir en una cruz< y en una montaña. En esa montaña estuviste Tú. No podías faltar. Allí fuiste nombrada solemnemente madre de todos los salvados. Tu maternidad es inmensa; tus hijos incontables. No sólo fuiste madre del Redentor, sino Corredentora, compañera de martirio como nueva Eva junto al nuevo Adán. Jesús ha salvado al hombre con tu ayuda, con tu sufrimiento. Colaboraste en la salvación de tus hermanos, antes de ser Madre de todos ellos.


Virgen prudentísima
Hablas cuando se requiere y callas cuando debes callar. No hablaste cuando José, ignorante del milagro que crecía en Ti, sufría sin saber. A los doce años de Jesús le preguntaste por qué. Pero cuando Él te respondió con otro por qué, callaste, aunque no tenías la respuesta. Conservabas todas aquellas palabras y misterios en tu corazón.
Pero en Caná hablaste, insististe, porque era necesario el milagro. No sólo conseguiste el mejor vino del mundo, para alegría de los comensales, sino que hiciste crecer la fe de los apóstoles.
Yo suelo hablar cuando debo y también cuando no debo. Y callo, por cobardía, muchas veces que debida hablar. ;e sobra cobardía y me falta prudencia. Virgen prudente, me inscribo en tu escuela para aprender esta difícil virtud.
Te apareces a gente sencilla y humilde, porque no quieres inquietar a los poderosos Eso es también prudencia, Sigues siendo en el cielo la Niña eterna que aquí fuiste..En los primeros siglos de la Iglesia dejaste actuar a Pedro y a los Apóstoles, y Tú actúas y ayudas desde la segunda fila. No quieres ser protagonista.

Virgen digna de veneración, de alabanza 
He visto cientos de fervorosas procesiones de la Virgen, altares adornados con millares de flores, las flores más bellas, desde niño. En el calendario abundan las fiestas dedicadas a María, comenzando por la del primero de enero, María Madre de Dios, Esta fiesta invita a colocar el nuevo año en sui corazón.
Un mes primaveral, Mayo, se le dedica entero a la Virgen María. ¿Quién no ha llevado flores a la Virgen en el mes de Mayo? Tanto derroche de flores, ¿por qué? La flor es en sí hermosa, pero además es portadora de cariño, de ternura. En los altares de María hay infinidad de bellas flores, porque es mucho el amor de sus hijos.
Y las advocaciones tratan de obligar a María a quedarse en una región, a emparentar con un pueblo. Y así, la Virgen del Carmen, del Perpetuo Socorro, La Virgen de Guadalupe, Fátima, Lourdes... Así, la Madre de todos se convierte especialmente en Madre de los habitantes de un pueblo, añadiéndole su título particular.
El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen, que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor dela cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...




L

Santo Evangelio 31 de Octubre de 2014



Jesús cura un enfermo en sábado.

Milagros de Jesús
Lucas 14, 1-6. Tiempo Ordinario. Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad.

Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net


Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6

Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los maestros de la ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado, o no? Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento? Y no pudieron replicar a esto.


Oración introductoria

¡Ven, Espíritu Santo! ¡Llena mi alma de tu presencia e infunde en ella el fuego de tu amor! Te ofrezco abrir mi mente y mi corazón; ser dócil a tus inspiraciones, soy tuyo.

Petición

Jesús, concédeme confiar y crecer en la esperanza, porque sé que me amas. Quiero que la única gran aspiración de mi vida sea corresponder a tu amor amando a los demás, buscando hablar siempre bien de ellos.

Meditación del Papa Francisco

La esperanza es algo más, no es optimismo. La esperanza es un don del Espíritu Santo y por esta razón Pablo dirá: "Nunca decepciona". La esperanza no defrauda, ¿por qué? Porque es un regalo que nos ha dado el Espíritu Santo. Pero Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús.
No podemos decir: "Tengo esperanza en la vida, espero en Dios", si uno no dice: "Espero en Jesús, en Jesús Cristo, persona viva, que ahora está en la Eucaristía, que está presente en su Palabra".
Cuando Jesús cura el sábado la mano paralizada de un hombre, lo que provocó la condena por parte los escribas y fariseos. Con su milagro, Jesús libera la mano de la enfermedad y demuestra a los "estrictos" que el suyo "es el camino de la libertad".
Libertad y esperanza van de la mano: donde no hay esperanza no puede haber libertad. Jesús libera de la enfermedad, del rigor y de la mano paralizada de aquel hombre; recupera la vida de estos dos, las hace de nuevo. (Cf. S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta)

Reflexión

Jesús en este Evangelio nos enseña con su ejemplo que hay algo más fuerte que el legalismo, y es precisamente el mandato de la caridad. Entre los judíos, el día sábado era un día del todo consagrado al Señor. No era lícito hacer actividad alguna. De ningún tipo. Hasta estaban indicados los pasos que se les permitía caminar. Los fariseos se gloriaban de que cumplían la ley en toda su extensión. Y castigaban y denunciaban a las autoridades a todo aquel que violaba una de estas reglas más pequeñas. Eso no es malo. Incluso Cristo dice alguna vez a sus seguidores que hagan lo que los fariseos dicen. Sin embargo, es preferible la misericordia con los demás que el cumplimiento frío de un precepto.

Muchos se preguntan si deben hacer esto o aquello, porque ambas cosas están mandadas. ¿Debo estudiar en este tiempo o tengo que hacer lo que ahora me piden mis padres? ¿Cuál es mi obligación? No es fácil discernir, porque muchas veces entran en juego nuestros sentimientos y a veces nos inclinamos por la opción equivocada. Para evitar esta situación, Cristo nos ha dejado un criterio muy claro: ante todo, la caridad.

Bajo esta luz todo queda iluminado. Ya no hay conflicto entre curar o descansar en sábado, porque el bien del hombre está por delante del precepto.

Propósito 

Ayunar, hoy, de las palabras duras, cortantes, negativas, que siembran discordia y tienden a juzgar o condenar a los demás.


Foilán de Fosses. Santo Abad y misionero, 31 Octubre



Foilán de Fosses. Santo
Abad y misionero, 31 Octubre


Nació en el siglo VII en Irlanda.

Hermano de San Fursey y San Ultan. Viajó con ellos desde Irlanda a Inglaterra donde realizaron labores misioneras, y establecieron un monasterio cerca de Yarmouth.

Abad de la comunidad en Cnoberesburg, Suffolk por el año 640, una casa fundada por su hermano Fursey.

Durante una guerra entre los Mercians y los Anglosajones en el 650 la casa fue destruida, los hermanos asesinados, capturados o dispersados.

Foillan rescató a sus hermanos, recuperó las reliquias no destuidas, los libros y ornamentos litúrgicos de la casa, y viajó a Francia.

Él y sus hermanos fueron acogidas con beneplácito y apoyados en su labor evangelizadora por el rey Clodoveo II.

Foillan fundó un monasterio en Fosses, diócesis de Lieja, en el año 653 en las tierras donadas por San Itta de Nivelles y Santa Gertrudis de Nivelles.

Fue electo abad de este monasterio, como referencia podemos indicar que a sus alrededores creció a la moderna ciudad de Le Roeulx, Bélgica.

Fue también capellán y director espiritual en la casa fundada por Santa Gertrudis.

Predicador popular y pastor dedicado a su pueblo, murió asesinado junto con tres compañeros por unos bandidos que los atacaron en uno de sus viajes. 

Su hermano sobreviviente, Saint Ultan, tomó el cargo de abad de Fosses.

jueves, 30 de octubre de 2014

Santo Evangelio 30 de Octubre de 2014

Día litúrgico: Jueves XXX del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 13,31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.

»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».



Comentario: Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez (Barcelona, España)
¡Jerusalén, Jerusalén! (...) ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos (...) y no habéis querido!

Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.

En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.

«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.

Alejandro Zaryckyj, Beato Sacerdote y mártir, 30 de octubre


Alejandro Zaryckyj, Beato
Sacerdote y mártir, 30 de octubre

Por: . | Fuente: Vatican.va


Sacerdote de la archieparquía de Lvov de los ucranios (1912-1963). Mártir

Nació el 17 de octubre de 1912 en Bilche (región de Lvov).

Recibió la ordenación sacerdotal en la archieparquía de Lvov el 7 de junio de 1936.Fue párroco en Strutyn y en Zarvanytsia.

El año 1948 las autoridades lo detuvieron en Riasna Ruska (Lvov), ciudad adonde se había trasladado durante la segunda guerra mundial. Lo condenaron a ocho años de exilio en Karaganda (Kazajstán).

Excarcelado el 10 de abril de 1956 gracias a una amnistía general, volvió primero a Halychyna y después a Karaganda, con el propósito de organizar las comunidades católicas clandestinas.

El 9 de mayo de 1962 lo arrestaron de nuevo y lo condenaron por "vagabundo" a dos años de cárcel. Tenía 51 años cuando murió en el hospital del campo de concentración de Dolinka, el 30 de octubre de 1963.

Fue beatificado por Juan Pablo II en el año 2001 junto a otros 24 mártires greco-católicos, a continuación los nombres de los beatificados:

El grupo beatificado está integrado por:

Mykolay Charneckyj, Obispo, 2 abril
Josafat Kocylovskyj, Obispo, 17 noviembre
Symeon Lukac, Obispo, 22 agosto
Basilio Velyckovskyj, Obispo, 30 Junio
Ivan Slezyuk, Obispo, 2 diciembre
Mykyta Budka, Obispo, 28 septiembre
Gregorio (Hryhorij) Lakota, Obispo, 5 noviembre
Gregorio (Hryhorij) Khomysyn, Obispo, 28 diciembre
Leonid Fedorov, Sacerdote, 7 marzo
Mykola Konrad, Sacerdote, 26 junio
Andrij Iscak, Sacerdote, 26 junio
Román Lysko, Sacerdote, 14 octubre
Mykola Cehelskyj, Sacerdote, 25 mayo
Petro Verhun, Sacerdote, 7 febrero
Alejandro (Oleksa) Zaryckyj, Sacerdote, 30 octubre
Klymentij Septyckyj, Sacerdote, 1 mayo
Severijan Baranyk, Sacerdote, 28 junio
Jakym Senkivskyj, Sacerdote, 28 junio
Zynovij (Zenón) Kovalyk, Sacerdote, 30 junio
Vidal Vladimir (Vitalij Volodymyr) Bajrak, Sacerdote, 16 Mayo
Ivan Ziatyk, Sacerdote, 17 mayo
Tarsicia (Olga) Mackiv, Monja, 18 Julio
Olympia (Olha) Bidà, Suora, 28 enero
Laurentia (Leukadia) Harasymiv, Monja, 26 agosto
Volodymyr Pryjma, Laico, 26 Junio 
(las fechas indicadas corresponden a las de su martirio)



Texto reproducido con autorización de Vatican.va

miércoles, 29 de octubre de 2014

Santo Evangelio 29 de Octubre de 2014


Día litúrgico: Miércoles XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».


Comentario: Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
Luchad por entrar por la puerta estrecha

Hoy, camino de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y alguien lo aprovecha para preguntarle: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Quizás, al escuchar a Jesús, aquel hombre se inquietó. Por supuesto, lo que Jesús enseña es maravilloso y atractivo, pero las exigencias que comporta ya no son tan de su agrado. Pero, ¿y si viviera el Evangelio a su aire, con una “moral a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría de salvarse?

Así pues, pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Jesús no acepta este planteamiento. La salvación es una cuestión demasiado seria como para resolverla mediante un cálculo de probabilidades. Dios «no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan» (2Pe 3,9).

Jesús responde: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’» (Lc 13,24-25). ¿Cómo pueden ser ovejas de su rebaño si no siguen al Buen Pastor ni aceptan el Magisterio de la Iglesia? «¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!. Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Lc 13,27-28). 

Ni Jesús ni la Iglesia temen que la imagen de Dios Padre quede empañada al revelar el misterio del infierno. Como afirma el Catecismo de la Iglesia, «las afirmaciones de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión» (n. 1036).

Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».

Cayetano (Gaetano) Errico, Santo Sacerdote y Fundador, 29 de octubre


Cayetano (Gaetano) Errico, Santo
Sacerdote y Fundador, 29 de octubre

Por: . | Fuente: Vatican.va

Presbítero y Fundador de la Congregación
de los Misioneros de los Sagrados Corazones

Martirologio Romano: En Secondigliano, cerca de Nápoles (Italia), san Cayetano Errico, presbítero, que fomentó los retiros espirituales y la devoción a la Eucaristía, para ganar almas para Cristo, fundando también la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. († 1860)

Fecha de canonización: 12 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II

Etimología: Cayetano = Aquel que es nacido en Caieta, puerto de Campania, actualmente Gaeta; es de origen latino

Cayetano Errico, fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones, ha nacido el 19 de octubre de 1791 en Secondigliano, antigua aldea al Norte de la ciudad de Nápoles (Italia). Es el tercero de los diez hijos de Pascual y María Marseglia.El padre dirige una modesta fábrica artesanal para la producción de pasta; la madre teje felpa. Fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la iglesia parroquial de los santos Cosme y Damián con los nombres de Cayetano Cosme Damián. Asiste a la escuela comunal con dos maestros sacerdotes, Tagliamonte y Vitagliano. A los siete años recibe la primera comunión, y a los once, el sacramento de la confirmación. A los catorce años pide ingresar primero entre los Capuchinos y después entre los Redentoristas; pero el pedido es rechazado debido a la edad.

A los dieciséis años pide ser admitido en el seminario arzobispal de Nápoles.En enero de 1808 viste el hábito talar. La familia no puede sostener los gastos para su mantenimiento como alumno interno por lo que realiza los estudios como externo, yendo a pie al seminario. Todos los días, entre ida y vuelta, son ocho kilómetros, con frío, calor y lluvia, provocando la admiración de la gente que, al verlo pasar exclama: «¡Ahí pasa San Cayetano!».

En el tiempo de su formación seminarística frecuenta la escuela con gran provecho, participa a la misa todas las mañanas, recibe la comunión, ayuda en la casa, visita todos los jueves a los pacientes del hospital de «Incurables» de Nápoles llevándoles algún regalo fruto de sus ahorros semanales, y el domingo recorre las calles con el crucifijo recogiendo a los niños para el catecismo.

Fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1815 por el Cardenal Ruffo Scilla en la Capilla de Santa Restituta, en la Catedral de Nápoles.

Ordenado sacerdote, inmediatamente se le asigna a Don Cayetano la tarea de maestro comunal, cargo que ejerce por casi veinte años con diligencia, atención y celo, preocupándose por enseñar, junto con la cultura, sobre todo los principios cristianos. Se dedica con amor al servicio pastoral en la iglesia parroquial de los Santos Cosme y Damián.

Desarrolla su actividad apostólica en cuatro direcciones: anuncio de la Palabra, ministerio de la reconciliación, asistencia material y espiritual de los enfermos, servicio de la caridad. Cuatro maneras distintas para decir a los hombres que Dios es Padre y los ama.

Tiene una vida de intensa oración y de rigurosa penitencia, de tal manera que hace decir a la madre que lava las camisas manchadas de sangre: «Ahora me haces sentir el dolor que no tuve cuando te llevé en el vientre y te di a luz».

Siendo sacerdote, se retira todos los años a Pagani (Salerno), en la casa de los padres Redentoristas, para los ejercicios espirituales.En el año 1818, mientras reza en el coro, acontece un hecho destinado a marcar y cambiar el curso de su vida: se le aparece San Alfonso para comunicarle que Dios lo quiere fundador de una Congregación religiosa, dándole como «señal» la construcción de una Iglesia en honor de la Virgen Dolorosa en Secondigliano. El anuncio de que es Dios quien quiere la construcción de una Iglesia en honor de la Dolorosa, es acogido con entusiasmo en Secondigliano por la mayor parte del pueblo; pero está también quien se muestra desconfiado y hostil. Los adversarios, pocos pero muy aguerridos y combativos, juran que impedirán la construcción de la Iglesia. Cuando el proyecto parece definitivamente destinado a fracasar, don Cayetano continúa creyendo en él y asegura a la gente: «La Iglesia se hará, porque es Dios quien la quiere». El 9 de diciembre de 1830 la Iglesia es bendecida.

Terminada la construcción, Cayetano Errico encarga a Francisco Verzella, escultor napolitano, una estatua de madera de la Virgen Dolorosa. Una tradición refiere que ha hecho rehacer varias veces el rostro, exclamando al final: «Así era». ¿La había visto en una visión?

La estatua hace su entrada en Secondigliano en mayo de 1835, y desde entonces continúan ininterrumpidamente la peregrinación y la devoción de los fieles hacia la Dolorosa de Cayetano Errico.

En los años siguientes, mientras don Cayetano reza delante del Santísimo Sacramento en el mismo coro de Pagani, el Señor le manifiesta que la nueva Congregación «debe ser fundada en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y de María».

Desde entonces los Sagrados Corazones se transforman en el centro de la acción apostólica y misionera de Cayetano Errico, y él, en el apóstol de su amor misericordioso en todo el Sur de Italia. El amor de los Sagrados Corazones lo impulsa a buscar al hermano pecador para llevarlo al Padre, incluso a costo de la vida, y a entregarse sin descanso ni medida, particularmente a los hermanos de los grupos más desprotegidos: enfermos, obreros, artesanos, campesinos, analfabetos, muchachas sin dote y extraviadas, encarcelados.Se propone hacer sentir a todos la presencia de un Padre amoroso, dispuesto al perdón y lento para el enojo.

Terminada la iglesia, don Cayetano comienza a construir, en un lugar adyacente, la casa que tendrá que alojar a los futuros religiosos, los Misioneros de los Sagrados Corazones. Primeramente construye una pequeña casa, en donde se retira, en 1833, para vivir junto a un laico que atiende el servicio de la iglesia.

Con el traslado desde la casa paterna, comienza «oficialmente» la realización del encargo más importante recibido de Dios: la fundación de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones.

Ampliada la casa, funda el «Retiro sacerdotal de los Sagrados Corazones», para acoger a los sacerdotes dispuestos a empeñarse sobre todo en el trabajo de las misiones populares.

Don Cayetano es un hombre de Dios, es un «santo».¿Qué ha hecho para llegar a serlo?

El primer secreto de su santidad es «consumir las rodillas en la oración y... también en el suelo». Que Don Cayetano es un hombre de oración lo testifican tantas personas que lo han conocido y los dos «pocitos» en el piso de su habitación, excavados por sus rodillas. 

La penitencia es el segundo secreto de su «santidad». Los viernes y los sábados limita sus comidas a un solo plato de sopa. Todos los miércoles y en la vigilia de muchas fiestas ayuna a pan y agua.A menudo duerme en el suelo. Lleva «un cilicio que ciñe su cuerpo: pecho, brazos y piernas». «Usaba disciplinas de cuerdas y de hierro de diversos tipos».

En 1833 don Cayetano presenta al Rey el pedido de reconocimiento de un Retiro, que es aprobado junto con el reglamento el 14 de marzo de 1836. El 1o de octubre de 1836 abre el noviciado, admitiendo a nueve jóvenes. En mayo de 1838 solicita el reconocimiento pontificio de la Congregación, y el 30 de junio recibe de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares el decreto de elogio. El 6 abril de 1839, con el propósito de consolidar el desarrollo de la Congregación, pide el reconocimiento gubernamental, que el Rey concede el 13 de mayo, declarando «la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones legítimamente existente y capaz de gozar de los correspondientes efectos civiles y canónicos».

En abril de 1846 regresa a Roma para solicitar la aprobación definitiva. La Congregación ha crecido: el número de los congregados ha aumentado y han sido abiertas varias casas. El 7 de agosto de 1846 el Papa Pío IX emite el decreto de aprobación, y el 15 de septiembre el Breve apostólico.

Cayetano Errico, elegido unánimemente como Superior General después de la aprobación, trabaja hasta la muerte para el desarrollo de la Congregación, cuidando de modo particular la formación de los individuos.

Se empeña en la actividad misionera, en la predicación al pueblo y de los ejercicios espirituales en numerosos conventos
de religiosas, en la dirección espiritual y, especialmente, en la administración del sacramento de la reconciliación.

Muere en Secondigliano, a los 69 años de edad, el 29 de octubre de 1860 a las diez de la mañana.

«Ámense mutuamente y sean observantísimos de las Reglas».Es el testamento que deja a sus congregados. «Ha muerto un santo», es el comentario unánime de todo el pueblo. El eco de estas expresiones continúa todavía.Para los secondiglianeses y para todos sus devotos, Cayetano Errico, llamado y conocido como «O Superiore» El Superior, continúa siendo un «santo», esto es un ejemplo, un punto de referencia, un intercesor, una señal que indica a todos el camino de Dios, que los Sagrados Corazones, por amor, han vivido y trazado.

En 1866 el Cardenal Riario Sforza introdujo el proceso diocesano ordinario. En diciembre de 1884 el Papa León XIII lo declaró Venerable, y el 4 de octubre de 1974 el Papa Pablo VI emitió el decreto de la heroicidad de sus virtudes.

El Padre Gaetano Errico fue beatificado el 14 de abril de 2002 por S.S. Juan Pablo II, y canonizado el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

Reproducido con autorización de Vatican.va

martes, 28 de octubre de 2014

Santo Evangelio 28 de Octubre de 2014



Día litúrgico: 28 de Octubre: San Simón y san Judas, apóstoles

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. 

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.


Comentario: + Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas (Barcelona, España)
Jesús se fue al monte a orar

Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».

¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.

Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).

Rodrigo Aguilar Alemán, Santo Sacerdote y Mártir, 28 de Octubre



Rodrigo Aguilar Alemán, Santo
Sacerdote y Mártir, 28 de Octubre


Por: Isabel Orellana Vilches | Fuente: Zenit.org


Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Ejutla, en México, san Rodrigo Aguilar Alemán, presbítero y mártir, que durante la persecución fue colgado de un árbol por los soldados, y alcanzó así gloriosamente el martirio que deseaba. († 1927) 

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por S.S. Juan Pablo II.

Este valeroso mártir de la fe nació en la localidad mejicana de Sayula, Jalisco, el 13 de marzo de 1875. Era el mayor de una numerosa prole compuesta por doce hermanos. En 1888 ingresó en el seminario auxiliar de Zapotlán el Grande, (actual Ciudad Guzmán). Estudioso y ejemplar en su forma de vida, mostraba también sus dotes como literato y, de hecho, cultivó la prosa y la poesía con acierto. Sus reflexiones tenían un sesgo apostólico y la prensa de Ciudad Guzmán no tenía reparos en insertar en sus páginas artículos que versaban sobre el Santísimo Sacramento, la Virgen María, y otros temas eclesiales y pastorales que reportaban gran bien a los lectores. Fue consagrado diácono en enero de 1903 en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, de Guadalajara. Y a la Virgen se encomendaría siempre.

Ordenado sacerdote ese mismo enero de 1903 por el arzobispo de la capital, Mons. José de Jesús Ortiz, depositó en el regazo de la Virgen de Guadalupe su consagración. Emprendió una labor pastoral por diversos lugares, entre los que se hallaban Atotonilco, Lagos de Moreno, La Yesca y Nayarit, donde evangelizó y bautizó a indios huicholes, algunos de avanzadísima edad (superaban el centenar de años) que escuchaban por vez primera el nombre de Jesús. Sucesivamente fue párroco y capellán de distintas parroquias y haciendas; vicario cooperador en Sayula y en Zapotiltic, hasta que en julio de 1923, a la muerte del párroco, fue designado para sucederle. En todas los lugares por los que pasó iba dejando su impronta apostólica de paciencia y caridad en las gentes, lo que ponía de relieve la autenticidad de su vocación sacerdotal. Incrementaba el apostolado de la oración, fomentaba círculos de estudio y fortalecía los existentes, además de poner en marcha asociaciones dirigidas a los laicos.

En una ocasión peregrinó a Tierra Santa plasmando la honda impresión espiritual que le causó en la obra Mi viaje a Jerusalén. Sintió entonces un profundo anhelo de morir mártir. El 20 de marzo de 1925 fue nombrado párroco de Unión de Tula, y ese mismo afán de derramar su sangre por Cristo estuvo presente en sus oraciones. Es como si tuviese el secreto presentimiento de que se cumpliría esa súplica. Quizá por eso, rogó a sus más cercanos que lo encomendaran ante Dios en sus peticiones uniendo a las suyas ese ardiente deseo martirial que compartió con ellos. Pronto serían escuchadas.

En efecto, el estío de 1926 trajo las primeras turbulencias con la suspensión del culto decretado por las autoridades civiles. Y el 12 de enerode 1927 sufrió persecución simplemente por su condición sacerdotal. Busco refugio en un rancho, pero fue delatado por el propietario. Se fugó nuevamente y llegó a Ejutla el 26 de enero.Durante unos meses pudo permanecer a resguardo, acogido por las adoratrices de Jesús Sacramentado en el colegio de San Ignacio; incluso llegó a administrar los sacramentos y oficiar la misa. Previendo cómo iba a ser el fin de sus días, había dicho: "Los soldados nos podrán quitarla vida, pero la fe nunca".

El 27 de octubre de ese año 1927 un ejército compuesto por 600 federales al mando del general Izaguirre y otros agradistas capitaneados por Donato Aréchiga invadieron Ejutla y asaltaron el convento. Ni Rodrigo ni otros sacerdotes y seminaristas pudieron escapar. Cuando uno de los estudiantes, que después logró huir, intentó ayudarle, le dijo: "Se me llegó mi hora, usted váyase".Aún a costa de su vida, poco antes de ser apresado logró destruir expedientes de seminaristas. Fue por eso que quedó a merced de los soldados que le detuvieron, aunque no hubiera podido llegar lejos porque tenía lastimados los pies. Dispuesto a todo, cuando le pidieron que se identificase, respondió: "¡Soy sacerdote!". Tal como supuso, esta respuesta desencadenó una turba de injurias y chanzas soeces que le acompañaron al lugar de su martirio. La venganza de un cabecilla al que vetó un matrimonio ilegítimo estaba en marcha.

Poco después se despedía de otros seminaristas y religiosas con un emocionante y esperanzador: "Nos veremos en el cielo". Lo decía porque todos ellos habían sido apresados como él, aunque iban a ser conducidos a lugares distintos para ser ajusticiados. El P. Aguilar afrontaba su destino serenamente, rogando: "Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro sacerdocio con el martirio ¡Fiat voluntas tua!". El 28 de octubre, de madrugada, fue conducido a la plaza de Ejutla. Lo dispusieron para morir ahorcado mientras bendecía y perdonaba a sus verdugos, incluso a uno de ellos le obsequió con su rosario. Este es el talante de los mártires, sin excepción. Bondadosos, generosísimos, inundados de fe y de caridad, llenos de esperanza, sin emitir juicio alguno contra nadie, dispuestos a unirse a la Pasión redentora de Cristo en rescate de quienes se han dejado atrapar en las viscosas redes del odio. De otro modo, hubieran renegado de su creencia.

Con la soga en el cuello, instrumento de su martirio que antes había bendecido, Rodrigo respondió a la pregunta "¿Quién vive?"... que le formularon en tres ocasiones mientras iban tensando la gruesa cuerda: "Cristo Rey y Santa María de Guadalupe". Este fue su último testimonio de fe. Pronunció por tercera vez estas palabras cuando apenas tenía aliento, entregando su alma a Dios. Luego lo abandonaron dejando que su cuerpo pendiese del corpulento árbol de mango durante horas.

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Texto reproducido con autorización de Vatican.va

lunes, 27 de octubre de 2014

Santo Evangelio 27 de Octubre de 2014



Día litúrgico: Lunes XXX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios. 

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.


Comentario: Rev. D. Francesc JORDANA i Soler (Mirasol, Barcelona, España)
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...

Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).

Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.

Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».

Teresa Eustoquio, Santa Monja, 27 de octubre


Teresa Eustoquio, Santa
Monja, 27 de octubre

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Octubre 27


Etimológicamente significa “bella y ardiente como el sol del verano” o “mujer amable y fuerte”. Viene de la lengua griega y alemana.

Cuando el creyente se pone en contacto con estos gigantes de la santidad, se queda alucinado. Ve que todos los males que pueden asolar a las personas tienen una terapia fenomenal con la práctica de la oración.

La chica Teresa tuvo la fortuna de tener unos padres que, aunque de fueran de la alta alcurnia, le dieron una educación muy cristiana
La educación primaria la hizo en casa teniendo como maestro a un canónigo amigo de la familia.

Era abierta, inteligente y sensible a los valores de la fidelidad y de la gracia.

Desde pequeña dejó que fuera el Espíritu Santo quien dirigiera los pasos de su existencia. Su afán se centraba en Dios solamente y, desde él, en los demás.

Sin embargo, le ocurrió como a la gran Teresa de Avila: tener la experiencia de la ausencia de Dios, aunque, aún sin sentirlo, jamás perdió su confianza.

Se metió a monja benedictina. Después de algunos años tuvo la inspiración divina de fundar una nueva congregación llamada las “Hijas del Sagrado Corazón de Jesús”.

Le tocó vivir en tiempo difíciles por las revueltas políticas y sociales. A nivel eclesial, el jansenismo crecía mucho. Por eso, en la mitad del siglo XIX nacieron varias congregaciones con el nombre de esta fundación. Eran los años de la gran expansión de la devoción al Corazón de Jesús, al amor.

Se dedica esta congregación a la obra educativa, fruto de la persuasión y el respeto a la individualidad de cada uno.

Después de una vida de intenso trabajo por Dios y por los demás, murió el año 1852. Juan Pablo II la canonizo el diez de junio del 2001.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

domingo, 26 de octubre de 2014

Santo Evangelio 26 de Octubre de 2014


Día litúrgico: Domingo XXX (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 22,34-40): En aquel tiempo, cuando oyeron los fariseos que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».


Comentario: Dr. Johannes VILAR (Köln, Alemania)
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón (…). Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Hoy, nos recuerda la Iglesia un resumen de nuestra “actitud de vida” («De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas»: Mt 22,40). San Mateo y San Marcos lo ponen en labios de Jesucristo; San Lucas de un fariseo. Siempre en forma de diálogo. Probablemente le harían al Senyor varias veces preguntas similares. Jesús responde con el comienzo del Shemá: oración compuesta por dos citas del Deuteronomio y una de Números, que los judíos fervientes recitaban al menos dos veces al día: «Oye Israel! El Señor tu Dios (...)». Recitándola se tiene conciencia de Dios en el quehacer cotidiano, a la vez que recuerda lo más importante de esta vida: Amar a Dios sobre todos los “diosecillos” y al prójimo como a sí mismo. Después, al acabar la Última Cena, y con el ejemplo del lavatorio de los pies, Jesús pronuncia un “mandamiento nuevo”: amarse como Él nos ama, con “fuerza divina” (cf. Jn 14,34-35).

Hace falta la decisión de practicar de hecho este dulce mandamiento —más que mandamiento, es elevación y capacidad— en el trato con los demás: hombres y cosas, trabajo y descanso, espíritu y materia, porque todo es criatura de Dios.

Por otro lado, al ser impregnados del Amor de Dios, que nos toca en todo nuestro ser, quedamos capacitados para responder “a lo divino” a este Amor. Dios Misericordioso no sólo quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29), sino que nos diviniza, somos “partícipes” (sólo Jesús es Hijo por Naturaleza) de la naturaleza divina; somos hijos del Padre en el Hijo por el Espíritu Santo. A san Josemaría le gustaba hablar de “endiosamiento”, palabra que tiene raigambre en los Padres de la Iglesia. Por ejemplo, escribía san Basilio: «Así como los cuerpos claros y trasparentes, cuando reciben luz, comienzan a irradiar luz por sí mismos, así relucen los que han sido iluminados por el Espíritu. Ello conlleva el don de la gracia, alegría interminable, permanencia en Dios... y la meta máxima: el Endiosamiento». ¡Deseémoslo!

Celina Chludzinska Borzecka, Beata Viuda y fundadora, 26 de Octubre


Celina Chludzinska Borzecka, Beata
Viuda y fundadora, 26 de Octubre

Por: Isabel Orellana Vilches | Fuente: Zenit.org

Fundadora de la Congregación de
Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo

Martirologio Romano: En Cracovia, Polonia, beata Celina Chludzinska, viuda de Borzecka, fundadora de la congregación de Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, para la educación cristiana de las jóvenes y la renovación religiosa y moral de la mujer. († 1913)

Fecha de beatificación: 27 de octubre de 2007, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

La vida de esta beata es una historia de fidelidad en la espera. Nunca dudó de que la voluntad divina guiaba sus pasos, aunque durante un tiempo otras personas la condujeron por una vía distinta a la añorada, que no era otra más que la consagración religiosa. Al final, se cumplió su honda impresión, y aunque había dado un gran rodeo, llegó al destino soñado.

Nació el 29 de octubre de 1833 en Antowil, antigua ciudad polaca, que pertenece en la actualidad a Bielorrusia, en el seno de una acomodada familia. Era la pequeña de dos hermanos. Con una infancia feliz, que calificó como «años de oro», rodeada de afecto y sintiéndose llamada a ofrendarse por completo a Dios, a los 21 años contrajo matrimonio con Józef Borzęck en la catedral de Vilna. No le fue posible oponerse a la voluntad de sus padres y del prelado, o no lo vio conveniente. Ellos consideraban que lo mejor que podía hacer esa desposarse, y sometió su criterio que siempre se movió con la certeza de que Dios estaba en medio de lo que iba aconteciéndole.

Se afincó en Obremszczyzna, pero no se olvidó de su vocación. Sus quehaceres cotidianos no la apartaban de la oración. Su ascesis estaba impregnada también con el sacrificio. Además, fue golpeada por el dolor en lo que más afecta a una madre: sus hijos. El primero de ellos, Casimiro, nacido en 1855, murió ese mismo año. Tras un periodo de gozo por la llegada al mundo de su hija Celine en 1858, nuevamente en 1861 pasó por el duro trance de tener que enterrar a otra hija, María, que no sobrevivió. Finalmente, en 1863 nació Hedwig, que iba a recorrer junto a ella el sendero religioso al que siempre aspiró. Ese año Celine se involucró en la lucha para rescatar a los prisioneros que iban a ser ejecutados en medio de los conflictos bélicos desatados en una dividida Polonia. Las autoridades rusas la detuvieron y dio con sus huesos en la cárcel, llevando con ella a la pequeña recién nacida.

En 1869 otro zarpazo recayó sobre la familia. Llevaba dieciséis años casada cuandoJózef sufrió un derrame cerebral y quedó paralítico.Buscando para él los mejores especialistas, todos partieron a Viena,confiando en su recuperación. Celine le proporcionó atenciones y ternura a raudales, pero en 1874, hallándose en su domicilio de Obremszczyzna, murió. Tomó a sus hijas Celine y Hedwig, y partió a Roma al año siguiente segura de que estos dolorosos acontecimientos obedecían a un plan divino. Aún recorrió Polonia, Viena y Roma junto a ellas, atendiendo a su educación, pero siempre en un estado de búsqueda, a la espera de entender la previsión de Dios sobre su vida. En 1879 la joven Celine contrajo matrimonio con un muchacho polaco, y la beata coincidió con el cofundador y superior general de la Congregación de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el siervo de Dios P. Piotr Semenenko, que aspiraba a poner en marcha la rama femenina. En esa época, 1881, ella y Hedwig se disponían a fundar un convento de inspiración carmelita. Pero las conversaciones con Semenenko les hicieron cambiar de plan. En 1882, madre e hija, comenzaron a ser parte de su sueño, preparándose junto a otras cinco aspirantes para acometer la vida religiosa.

En 1884 se asentaron en una casa que tres años más tarde dio lugar a una escuela para niñas sin recursos. Se daba la circunstancia de que en el edificio vivía la familia della Chiesa, hallándose entonces en el domicilio, Mons. Giacomo della Chiesa, que sería pontífice Benedicto XV. Y mientras el P. Semenenko auxiliaba a Celine y a su hija alentándolas en la misión, algo que hizo hasta su muerte en 1886, ellas también contaban con la admiración del que llegaría a ser Vicario de Cristo en la tierra, que fue su capellán y catequista. A estas intrépidas mujeres les enardecía saber que había infinidad de personas a quienes la esperanza parecía darles la espalda, que nunca habían tenido la gracia de que alguien les transmitiera la fe, que les hablara del Dios vivo. La beata conocía muy bien el drama humano plagado de sufrimiento y de injusticias a mansalva. Estaba convencida de que debían «llevar la moral y el renacimiento religioso a la sociedad». La fundación que por primera vez en la historia de la Iglesia acometían una madre y una hija al unísono, surgía de la confianza en Dios; sabían que Él las acompañaría. Contaron con la ayuda del cardenal Parocchi, entonces vicario de Roma.

El 6 de enero de 1891 ambas emitieron los votos perpetuos, y otras tres religiosas tomaban el hábito; esa fecha la consideraron como el día en el que surgía la Congregación de las resurreccionistas, con el objetivo de proporcionar educación a las niñas pobres, que se hizo extensivo después al cuidado de los enfermos. Hedwig fue su primera superiora general. Fueron abriendo casas rápidamente en países del Este. En Polonia tuvieron que extremar la prudencia. Aún quedaban restos de la ocupación rusa, y trabajaron clandestinamente, estableciendo la fundación en Czestochowa, cerca de Jasna Góra, y en Varsovia. Fueron momentos de grandes recuerdos para Celine que había vivido de lleno el inicio de la invasión. Luego dieron el salto a América, donde en 1900 abrieron una casa y una escuela en Chicago. En 1905 la fundación recibió el decretum laudis.

Hedwig, que tiene abierta causa de beatificación, murió repentinamente en Kety, Polonia el 27 septiembre de 1906; contaba con 43 años. Celine no solo volvió a sufrir la pérdida de otro de sus hijos, sino la de su fiel compañera y hermana en religión. Fue un durísimo golpe. En 1911 el primer capítulo general de la Orden la eligió superiora general, misión que asumió hasta el final de sus días. Entregó su alma a Dios el 26 de octubre de 1913 en Malopolskie, Cracovia, cuando iba de camino a Varsovia en visita apostólica; estaba a punto de cumplir 80 años. Fue beatificada el 27 de octubre de 2007 por el cardenal Saraiva que actuó como Delegado de Benedicto XVI.

sábado, 25 de octubre de 2014

Santo Evangelio 25 de Octubre de 2014



Día litúrgico: Sábado XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,1-9): En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».

Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’».


Comentario: + Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España)
Fue a buscar fruto (...) y no lo encontró

Hoy, las palabras de Jesús nos invitan a meditar sobre el inconveniente de la hipocresía: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró» (Lc 13,6). El hipócrita aparenta ser lo que no es. Esta mentira llega a su cima al fingir virtud (aspecto moral) siendo vicioso, o devoción (aspecto religioso) al buscarse uno mismo y sus propios intereses y no a Dios. La hipocresía moral abunda en el mundo, la religiosa perjudica a la Iglesia.

Las invectivas de Jesús contra los escribas y fariseos —más claras y directas en otros pasajes evangélicos— son terribles. No podemos leer o escuchar lo que acabamos de leer o escuchar sin que estas palabras nos lleguen al fondo del corazón, si realmente las hemos escuchado y entendido. 

Lo diré en plural personal, ya que todos experimentamos la distancia entre lo que aparentamos ser y lo que somos de veras. Lo somos los políticos cuando nos aprovechamos del país proclamando que estamos a su servicio; los cuerpos de seguridad cuando protegemos a grupos corruptos en nombre del orden público; el personal sanitario cuando suprimimos vidas incipientes o terminales en nombre de la medicina; los medios de comunicación social cuando falseamos las noticias y pervertimos al personal diciendo que lo estamos divirtiendo; los administradores de los fondos públicos cuando desviamos una parte de ellos hacia nuestros bolsillos (individuales o de partido) y alardeamos de honestidad pública; los laicistas cuando impedimos la dimensión pública de la religión en nombre de la libertad de conciencia; los religiosos cuando vivimos de nuestras instituciones con infidelidad al espíritu y a las exigencias de los fundadores; los sacerdotes cuando vivimos del altar pero no servimos abnegadamente a nuestros feligreses con espíritu evangélico; etc.

¡Ah!: y tú y yo también, en la medida en que nuestra conciencia nos dice lo que tenemos que hacer y dejamos de hacerlo para dedicarnos únicamente a ver la paja en el ojo ajeno sin querer darnos cuenta siquiera de la viga que ciega el nuestro. ¿O no?

—Jesús, Salvador del mundo, ¡sálvanos de nuestras pequeñas, medianas y grandes hipocresías!

Crisanto y Daría, Santos Esposos y mártires, 25 Octubre


Crisanto y Daría, Santos
Esposos y mártires, 25 Octubre

Por: | Fuente: Magnificat.ca




Crisanto, natural de Alejandría, fue a Roma con su padre Polemio, muy estimado del emperador Numeriano.

Se aficionó tanto a la lectura de los libros sagrados que usaban los cristianos y al Evangelio, que concibió gran desprecio a todo lo profano, e instruido por el presbítero Carpóforo, recibió el bautismo.

Su conversión fue muy señalada en Roma. Su padre, pagano, le encerró en un obscuro calabozo. No bastando esto para disuadirle, recurrió a la sensualidad para corromperle y le propusieron que se casase con Daría, doncella consagrada a Minerva.

Crisanto la convirtió con un discurso contra los errores del paganismo, y Daría recibió también el bautismo, siendo una de las más fervientes cristianas del siglo III.

Se unieron en matrimonio, pero con la condición de guardar la virginidad hasta la muerte. Polemio ignoraba todo esto y se apaciguó. En tanto, los dos castos esposos se dedicaban a la religión verdadera, ejerciendo obras de misericordia con los pobres y los perseguidos.

Fueron delatados y presos. Después de muchos tormentos y milagros, el tirano mandó sacarlos al campo del Escelerado, y en él consumaron el martirio, notándose otro milagro con la cabeza de Crisanto, en el año del Señor 284.

viernes, 24 de octubre de 2014

Santo Evangelio 24 de Octubre de 2014



Día litúrgico: Viernes XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».


Comentario: Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal (Barcelona, España)
¿Cómo no exploráis (...) este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».

Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.

No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. La beata Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a la beata Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.

Antonio María Claret, Santo Obispo y Fundador, 24 de octubre



Antonio María Claret, Santo
Obispo y Fundador, 24 de octubre 

Por: . | Fuente: EWTN.com


Obispo de Santiago de Cuba, fundador
de la Congregación de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado
de la Bienaventurada Virgen María (Claretianos)

Martirologio Romano: San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Sociedad de Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Virgen María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por la Iglesia, muriendo desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia († 1870) 

Fecha de canonización: 7 de mayo de 1950 por el Papa Pío XII.

Etimológicamente significa “florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.


Antonio Claret y Clará nacía en Sallent, Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad. La escasa salud de su madre hizo que se le pusiera al cuidado de una nodriza en Santa María de Oló. Una noche en que Antonio se quedó en la casa paterna se hundió la casa de la nodriza muriendo todos en el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una señal de la providencia.La cuna de Claret fue sacudida constantemente por el traqueteo de los telares de madera que su padre tenía en los bajos de la casa. Ya desde sus primeros años Antonio dio muestras de una inteligencia despejada y de buen corazón. A los cinco años, Toñín pensaba en la eternidad: por la noche, sentado en la cama, quedaba impresionado por aquel "siempre, siempre, siempre". Él mismo recordaría más tarde siendo Arzobispo: "Esta idea de la eternidad de penas quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo tierno que empezó en mí o ya sea por las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es que es lo que más tengo presente. Esta misma idea es la que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores". (Aut. nº9).

La guerra popular contra Napoleón embargaba vivamente el ambiente de la época. Sus soldados pasaban frecuentemente por la villa entre los años 1808 y 1814. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución.

Mientras, Antonio jugaba, estudiaba, crecía... Dos amores destacaban ya en el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con atención a la misa; hacía asiduas visitas al Santísimo; iba con frecuencia, acompañado de su hermana Rosa, a la ermita de Fusimaña y rezaba diariamente el rosario.

Una debilidad de Antonio eran los libros. Pocas cosas contribuyeron tanto a la santidad de Antonio como sus lecturas, las primeras lecturas de su infancia. Porque sus lecturas eran escogidas. Pero ya entonces Antonio tenía una ilusión: llegar a ser sacerdote y apóstol. Sin embargo, su vocación debería recorrer todavía otro itinerario.

Entre los telares.

Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes. Allí se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja. Trabajaba de día, y de noche estudiaba. Aunque seguía siendo un buen cristiano, su corazón estaba centrado en su trabajo. Gracias a su tesón e ingenio llegó pronto a superar en calidad y belleza las muestras que llegaban del extranjero. Un grupo de empresarios, admirados de su competencia, le propusieron un plan halagüeño: fundar una compañía textil corriendo a cuenta de ellos la financiación y el montaje de la fábrica. Pero Antonio, inexplicablemente, se negó. Dios andaba por medio. Unos cuantos hechos -el haber tropezado con un compañero que acabó en la cárcel, el lazo tentador de la mujer de un amigo, el salir ileso milagrosamente del mar donde había sido arrastrado por una gigantesca ola, etc.- le hicieron más sensible el oído a la voz de Dios. Por fin, las palabras del Evangelio: "¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?" (Mt 16,26), le impresionaron profundamente. Los telares se pararon en seco, y Antonio se fue a consultar a los oratorianos de San Felipe Neri. Por fin tomó la decisión de hacerse cartujo y así se lo comunicó a su padre. Su decisión de ser sacerdote llegó a oídos del obispo de Vic, D. Pablo de Jesús Corcuera, que quiso conocerle. Antonio salía de Barcelona a principios de septiembre de 1829 camino de Sallent y Vic. Tenía 21 años y estaba decidido a ser sacerdote.


SACERDOTE, MISIONERO APOSTÓLICO Y FUNDADOR
(1829-1850)

En el Seminario

En el seminario de Vic, forja de apóstoles, Claret se formó como seminarista externo viviendo como fámulo de Don Fortià Bres, mayordomo del palacio episcopal. Pronto iba a destacar por su piedad y por su aplicación. Eligió como su confesor y director al oratoriano P. Pere Bac. Después de un año llegó el momento de llevar a cabo su decisión de entrar en la cartuja de Montealegre, y hacia allí salió, pero una tormenta de verano que lo sorprendió en el camino dio al traste con sus planes. Tal vez Dios no le quería de cartujo. Dio media vuelta y retornó a Vic. Fue al año siguiente cuando pasó la prueba de fuego de la castidad en una tentación que le sobrevino un día en que Antonio yacía enfermo en la cama. Vio que la Virgen se le aparecía y, mostrándole una corona, le decía: "Antonio, esta corona será tuya si vences". De repente, todas las imágenes obsesivas desaparecieron.Bajo la acertada guía del obispo Corcuera el ambiente del Seminario era óptimo. En él trabó amistad con Jaime Balmes, que se ordenaría de Diácono en la misma ceremonia en que Claret se ordenó de Subdiácono. Fue en esta época cuando Claret entró en un profundo contacto con la Biblia, que le impulsaría a un insaciable espíritu apostólico y misionero.

Sacerdote

A los 27 años, el 13 de junio de 1835, el obispo de Solsona, Fray Juan José de Tejada, ex-general de los Mercedarios, le confería, por fin, el sagrado orden del Presbiterado. Su primera misa la celebró en la parroquia de Sallent el día 21 de junio, con gran satisfacción y alegría de su familia. Su primer destino fue precisamente Sallent, su ciudad natal.A la muerte de Fernando VII la situación política española se había agravado. Los constitucionales, imitadores de la Revolución francesa, se habían adueñado del poder. En las Cortes de 1835 se aprobaba la supresión de todos los Institutos religiosos. Se incautaron y subastaron los bienes de la Iglesia y se azuzó al pueblo para la quema de conventos y matanza de frailes. Contra este desorden pronto se levantaron las provincias de Navarra, Cataluña y el País Vasco, estallando la guerra civil entre carlistas e isabelinos.

Pero Claret no era político. Era un apóstol. Y se entregó en cuerpo y alma a los quehaceres sacerdotales a pesar de las enormes dificultades que le suponía el ambiente hostil de su ciudad natal. Su caridad no tenía límites. Por eso, los horizontes de una parroquia no satisfacían el ansia apostólica de Claret. Consultó y decidió ir a Roma a inscribirse en Propaganda Fide, con objeto de ir a predicar el Evangelio a tierras de infieles. Corría el mes de septiembre de 1839. Tenía 31 años.

En Roma busca su identidad misionera

Con un hatillo y sin dinero, a pie, un joven cura atravesó los Pirineos camino de la ciudad eterna. Llegado a Marsella tomó un vapor a Roma. Ya en la Ciudad Eterna, Claret hizo los ejercicios espirituales con un padre de la Compañía de Jesús. Y se sintió llamado a ingresar como novicio jesuita. Había ido a Roma para ofrecerse como misionero del mundo, pero Dios parecía no quererle ni misionero ad gentes ni tampoco jesuita. Una enfermedad -un fuerte dolor en la pierna derecha- le hizo comprender que su misión estaba en España. Después de tres meses abandonó el noviciado por consejo del P. Roothaan.Regresado a España, fue destinado provisionalmente a Viladrau, pueblecito entonces de leñadores, en la provincia de Gerona. En calidad de Regente (el párroco era un anciano impedido) emprendió su ministerio con gran celo. Tuvo que hacer también de médico, porque no lo había ni en el pueblo ni en sus contornos.

Misionero Apostólico en Cataluña

Como Claret no había nacido para permanecer en una sola parroquia, su espíritu le empujó hacia horizontes más vastos. En julio de 1841, cuando contaba 33 años, recibió de Roma el título de Misionero Apostólico. Por fin era alguien destinado al servicio de la Palabra, al estilo de los apóstoles. Esta clase de misioneros había desaparecido desde san Juan de Avila. A partir de entonces su trabajo fue misionar. Vic iba a ser su residencia. Claret, siempre a pie, con un mapa de hule, su hatillo y su breviario, caminaba por la nieve o en medio de las tormentas, hundido entre barrancos y lodazales. Se juntaba con arrieros y comerciantes y les hablaba del Reino de Dios. Y los convertía. Sus huellas quedaron grabadas en todos los caminos. Las catedrales de Solsona, Gerona, Tarragona, Lérida, Barcelona y las iglesias de otras ciudades se abarrotaban de gente cuando hablaba el Padre Claret.Caminando hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero nunca se cansan".

"Padre, confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón. "Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas 7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se confesó.

En otra ocasión sacó de apuros a un pobre hombre, contrabandista, convirtiendo en alubias un fardo de tabaco ante unos carabineros que les echaron el alto. La mayor sorpresa se la llevó el buen hombre cuando, al llegar a su casa, observó que el fardo de alubias se había convertido de nuevo en tabaco. Son algunas de las "florecillas claretianas" de aquella época.

Otros hechos prodigiosos se cuentan, pero sobre todo se destacaba su virtud de penetrar las conciencias. Tenía enemigos que le calumniaban y que procuraban impedir su labor misionera teniendo que salir en su defensa el arzobispo de Tarragona. Pero su temple era de acero. Todo lo resistía y salía airoso de todas las emboscadas que le tendían.

Además de la predicación el P. Claret se dedicaba a dar Ejercicios Espirituales al clero y a las religiosas, especialmente en verano. En 1844 , por ejemplo, los daba a las Carmelitas de la Caridad de Vic, asistiendo a ellos santa Joaquina Vedruna.

Durante este tiempo también publicó numerosos folletos y libros. De entre ellos cabe destacar el "Camino Recto", publicado en 1843 por primera vez y que sería el libro de piedad más leído del siglo XIX. Tenía 35 años.

En 1847 fundaba junto con su amigo José Caixal, futuro obispo de Seu D´Urgel, y Antonio Palau la Librería Religiosa. Ese mismo año fundaba la Archicofradía del Corazón de María y escribía los estatutos de La Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María y Amantes de la Humanidad, compuesta por sacerdotes y seglares, hombres y mujeres.

Es larga y digna de mención la lista de discípulos y compañeros que tuvo en aquella época, hombres que quedarían inscritos en la historia eclesiástica catalana: Esteban Sala, Manuel Subirana, beato Francisco Coll, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas...

Apóstol de Canarias

El 6 de marzo de 1848 salía hacia Madrid y Cádiz camino de Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablaos, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cejó en su intenso trabajo. En Lanzarote dio misiones en Teguise y Arrecife.Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones y prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su padrito y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.

Fundador de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

Poco después de su vuelta a Cataluña, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda del seminario de Vic fundaba la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, idea que venía madurando desde hacía tiempo. Tenía 41 años. Eran los Confundadores los PP. Esteban Sala, José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet."Hoy comienza una grande obra" -dijo el P. Claret.

No era Claret un seudocarismático que hablara en nombre propio, sino que se sentía impulsado por Dios; y Dios le reveló tres cosas: primera, que la Congregación se extendería por todo el mundo; segunda, que duraría hasta el fin de los tiempos; tercera, que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.


ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CUBA
(1850-1857)

Nombramiento

Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo, después de todos los intentos de renuncia, el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años. El lema que eligió para su escudo arzobispal fue todo un proyecto de vida: "Charitas Christi urget nos" (el amor de Cristo nos apremia). Antes de embarcarse para Cuba y después de ir a Madrid a recibir el palio y la gran cruz de Isabel la Católica efectuó tres visitas: a la Virgen del Pilar, en Zaragoza, a la Virgen de Montserrat y a la Virgen de Fusimaña, en Sallent, su patria chica. Y aún le dio tiempo, antes de partir, para concebir una nueva fundación, las Religiosas en sus Casas o las Hijas del Inmaculado Corazón de María, actual Filiación Cordimariana. En el puerto de Barcelona un inmenso gentío despidió al Arzobispo Claret con una apoteósica manifestación.

En Cuba

En el viaje hacia La Habana aprovechó para dar una misión a bordo para todo el pasaje, oficialidad y tripulación. Y al fin... Cuba. Seis años gastaría Claret en la diócesis de Santiago de Cuba, trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la injusticia social reinaban por doquier.Se enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos. Un día reprendió a un rico propietario que maltrataba a unos nativos de color que trabajaban en su hacienda. Viendo que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno blanco y otro negro, les prendió fuego y pulverizó las cenizas en la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios".

El P. Claret tenía una capacidad inventiva que denotaba un ingenio poco común. En Holguín se organizaron fiestas populares. El número fuerte del programa era el lanzamiento de un globo tripulado por un hombre. El artefacto aerostático era de los primeros que se ensayaban en aquellos tiempos. No tuvo éxito; comenzó a elevarse, pero el piloto perdió el control y cayó en un pequeño barranco. El Arzobispo estudió el problema y un día sorprendió a todos: "Hoy he dado con el sistema de la dirección de los globos". Y les mostró un diseño, que todavía hoy se conserva.

Era un hombre práctico

Fundó en todas las parroquias instituciones religiosas y sociales para niños y para mayores; creó escuelas técnicas y agrícolas, estableció y propagó por toda Cuba las Cajas de Ahorros, fundó asilos, visitó cuatro veces todas las ciudades, pueblos y rancherías de su inmensa diócesis. Siempre a pie o a caballo. También supo rodearse de un equipo envidiable de grandes misioneros como los PP. Adoaín, Lobo, Sanmartí y Subirana.

Una de las obras más importantes que llevó a cabo el P. Claret en Cuba fue la fundación, junto con la Madre Antonia París, de las Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Claretianas, que tenía lugar después de muchas dificultades el 27 de agosto de 1855 con la profesión de la Fundadora.

Pero ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos. La tormenta de atentados llegó al culmen en Holguín, donde fue herido gravemente cuando salía de la iglesia por un sicario a sueldo de sus enemigos al que había sacado poco antes de la cárcel. El P. Claret pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo sus enemigos siguieron sin perderle de vista.

Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.


APÓSTOL EN MADRID (1857-1868)

Confesor de la Reina y Misionero en la Corte y en España

Llegado a Madrid, supo el P. Claret que su cargo era definitivamente el de confesor de la Reina. Contrariado aceptó, pero poniendo tres condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica. Tenía 49 años cuando regresó de Cuba. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y convicción. Desde la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y en sus ejercicios al clero.Mientras acompañaba a la Reina en sus giras por España aprovechaba también para desarrollar un intenso apostolado. A primeros de junio de 1858 la real caravana rodaba por las llanuras de la Mancha, Alicante, Albacete, Valencia... Luego al noroeste de España: León, cuenca minera de Mieres y Oviedo, Galicia, Baleares, Cataluña, Aragón y Andalucía. El recorrido por el sur fue de un gran entusiasmo, que aprovechaba el confesor real para misionar por todas partes, llegando a predicar en un solo día 14 sermones: Córdoba, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Cartagena y Murcia. Más tarde otra vez por el norte: País Vasco, Castilla la Vieja y Extremadura. El Reino de Dios era anunciado y el pueblo respondía con generosidad.

Presidente del Monasterio de El Escorial

La Reina le nombró Presidente del Real Monasterio de El Escorial para su restauración, dado su lastimoso estado a raíz de la ley de exclaustración de 1835. Desempeñó este cargo desde el año 1859 hasta el año 1868. Corto tiempo, pero suficiente para dar muestras de su talento organizador. Se repararon las torres y alas del edificio, así como la gran basílica. Se restauraron el coro y los altares, se instalaron dos órganos, se adquirió material científico para los gabinetes de Física y laboratorios de Química, se restauró la destartalada biblioteca y se construyó otra nueva; se repoblaron los jardines, se plantaron gran cantidad de árboles frutales y de jardín. Con todo, el Arzobispo ponía anualmente en manos de la Reina un buen superavit. Parecía un milagro.Con la restauración material emprendió la espiritual. Creó una verdadera Universidad eclesiástica, con los estudios de humanidades y lenguas clásicas, lenguas modernas, ciencias naturales, arqueología, escolanía y banda de música. Estudios de Filosofía y Teología, con Patrística, Liturgia Moral y ciencias Bíblicas, lenguas caldaica, hebrea, arábiga, etc. Con la ayuda inestimable de su colaborador de Cuba, D. Dionisio González de Mendoza, hizo de este monasterio uno de los mejores centros de España. Y gracias a su afán recuperó su esplendor la octava maravilla del mundo.

Apóstol de la Prensa

"Antonio, escribe", -sintió que le decían Cristo y la Virgen-. Como una enorme y sensible pantalla de radar, Claret escrutaba continuamente los signos de los tiempos: "Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta, -decía-, así como es el arma más poderosa para el mal cuando se abusa de ella". Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27 editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras verdaderamente importantes. Jamás cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario, invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De lo que obtenía por sus cargos y de los donativos. "Los libros -decía- son la mejor limosna".El año 1848, como ya hemos dicho, había fundado la Librería Religiosa junto al Dr. Caixal, futuro obispo de Seo de Urgel, precedida por la Hermandad espiritual de los libros buenos, que durante los años que estuvo bajo su dirección hasta su ida a Cuba imprimió gran cantidad de libros, opúsculos y hojas volantes, con un promedio anual de más de medio millón de impresos. En el primer decenio de la fundación recibió la felicitación personal del Papa Pío IX. Aún sacerdote había fundado la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, cuya finalidad era la de mantener permanentemente la difusión de los libros y que constituyó uno de los primeros ensayos de apostolado seglar activo por estar integrada por sacerdotes y seglares de ambos sexos.

Una de sus obras más geniales fue la fundación de la Academia de San Miguel (1858). En ella pretendía agrupar las fuerzas vivas de las artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas; artistas, literatos y propagandistas de toda España para la causa del Señor. En nueve años se difundieron gratuitamente numerosos libros, se prestaron otros muchos y se repartió un número incalculable de hojas sueltas. He aquí algunos nombres de los que pertenecieron a ella según su principal biógrafo, el P. Cristóbal Fernández: el ministro Sr. Lorenzo Arrazola, los periodistas Carbonero y So y Ojero de la Cruz, el catedrático Vicente de la Fuente. Llegando su influencia a literatos de la talla de Ayala y Hartzenbusch.

Y fundó las bibliotecas populares en Cuba y en España, donde más de un centenar llegaron a funcionar en los últimos años de su vida. Bien merece el P. Claret el título de apóstol de la prensa.

Director espiritual y confundador
La obra más significativa del P. Claret fue la fundación de la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María. Pero en la espléndida floración de nuevos institutos religiosos que se operó en el siglo XIX, fue el confesor real el más decidido colaborador que se encontraron casi todos los fundadores y fundadoras de su tiempo. Con la Madre París ya había fundado en Cuba el año 1855 el Instituto de Religiosas de María Inmaculada, llamadas Misioneras Claretianas, para la educación de las niñas.

Bajo su dirección espiritual se incluyen santa Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora de las Adoratrices, y santa Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

Intervino directa o indirectamente en otras fundaciones. Se relacionó con Joaquín Masmitjà, fundador de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, con D. Marcos y Dña. Gertrudis Castanyer fundadores de las Religiosas Filipenses, con María del Sagrado Corazón fundadora de las Siervas de Jesús, con la Beata Ana Mogas fundadora de las Franciscanas de la Divina Pastora. Le encontramos con el beato Francisco Coll fundador de las Dominicas de la Anunciata. También tuvo parte en la fundación de las Esclavas del Corazón de María, de la M. Esperanza González. Y habría que añadir su influjo en la Compañía de Santa Teresa, Religiosas de Cristo Rey, etc.

Todas estas instituciones nacieron o germinaron gracias al P. Claret.

Un hombre santo
La suntuosidad cortesana no impidió al P. Claret vivir como el religioso más observante. Cada día dedicaba mucho tiempo a la oración. Su austeridad era proverbial y su sobriedad para las comidas y bebidas, admirable.Este era su horario: dormía apenas seis horas levantándose a las tres de la mañana; antes que se levantaran los demás tenía dos horas de oración y lectura de la Biblia, luego otra hora con ellos, celebraba su Eucaristía y oía otra en acción de gracias; desde el desayuno hasta las diez confesaba y luego escribía. Lo que peor soportaba era la hora de audiencia hacia las doce. Por la tarde predicaba, visitaba hospitales, cárceles, colegios y conventos.

Su pobreza era ejemplar

Un día se llevó un susto al llevarse la mano al bolsillo. Le pareció haber encontrado una moneda, pero enseguida se repuso, no era una moneda, sino una medalla. En una ocasión no teniendo otra cosa para poder auxiliar a un pobre empeñó su cruz arzobispal.

Claret era un verdadero místico. Varias veces se le vio en estado de profundo ensimismamiento ante el Señor. Un día de Navidad, en la iglesia de las adoratrices de Madrid, dijo haber recibido al Niño Jesús en sus brazos.

Privilegio incomparable del que fue objeto fue la conservación de las especies sacramentales de una comunión a otra durante nueve años. Así lo escribió en su Autobiografía: "El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el santísimo sacramento en mi pecho".

Esta presencia, casi sensible, de Jesús en el P. Claret debió ser tan grande, que llegó a exclamar: "En ningún lugar me encuentro tan recogido como en medio de las muchedumbres".

Un hombre perseguido

No es de extrañar que un hombre de la influencia del P. Claret, que arrastraba a las multitudes, atrajera también las iras de los enemigos de la Iglesia. Pero las amenazas y los atentados se iban frustrando uno a uno, porque la Providencia velaba sobre él que se alegraba en las persecuciones. Fueron numerosos los atentados personales que sufrió en vida. La mayor parte frustrados por la conversión de los asesinos.Pero fue peor, con todo, la campaña difamatoria que se organizó a gran escala por toda España para desacreditarlo ante las gentes sencillas. Se le acusó de influir en la política, de pertenecer a la famosa camarilla de la Reina con Sor Patrocinio, Marfori y otros, de ser poco inteligente, de ser obsceno en sus escritos refiriéndose a su libro "La Llave de Oro", de ser ambicioso y aún de ladrón. Pero Claret supo callar, contento de sufrir algo por Cristo.

Ante el reconocimiento del Reino de Italia

El 15 de julio de 1865 el Gobierno en pleno se reunía en La Granja de San Ildefonso para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.El P. Claret ya había advertido a la Reina que la aprobación de este atropello era, a su parecer, un grave delito, y la amenazó con retirarse si lo firmaba. La Reina, engañada, firmó. Claret no quiso ser cómplice permaneciendo en la corte. Oró ante el Cristo del Perdón, en la iglesia de La Granja, y escuchó estas palabras: "Antonio, retírate".

Transido de dolor al verse obligado a abandonar a la Reina en aquella situación, se dirigió a Roma. Allí el Papa Pío IX le consoló y le ordenó que volviera otra vez a la corte. La familia real se alegró inmensamente de su retorno. Pero una nueva tempestad de calumnias y de ataques se desencadenó contra él. Se puede decir de Claret que fue uno de los hombres públicos más perseguidos del siglo XIX.


LOS ÚLTIMOS AÑOS (1868-1870)

Desterrado

El 18 de septiembre de 1868 la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España. El día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El P. Claret tenía 60 años.

Los desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir en esta revolución. En La Selva del Campo caía asesinado el P. Francisco Crusats.

El 30 de marzo de 1869 Claret se separaba definitivamente de la Reina y se iba a Roma.

Padre del Concilio Vaticano I

El día 8 de diciembre de 1869 se reunían en Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.Uno de los temas más debatidos fue la infalibilidad pontificia en cuestiones de fe y costumbres. La voz de Claret resonó, ya con dificultad, en la basílica vaticana el 31 de mayo de 1870: "Llevo en mi cuerpo las señales de la pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a las heridas de Holguín- ojalá pudiera yo, confesando la infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".

Es el único Padre asistente a aquel Concilio que ha llegado a los altares.

El ocaso de sus días

El 23 de julio de 1870, en compañía del P. José Xifré, Superior General de la Congregación, llegaba el Arzobispo Claret a Prades, en el Pirineo francés. La Comunidad de misioneros en el destierro, en su mayoría jóvenes estudiantes, recibió con gran gozo al fundador, ya enfermo. Él sabía que su muerte era inminente. Pero ni siquiera en el ambiente plácido de aquel retiro le dejaron en paz sus enemigos. El día 5 de agosto se recibió un aviso. Querían apresar al señor Arzobispo. Incluso en el destierro y enfermo, el P. Claret tuvo que huir. Se refugió en el cercano monasterio cisterciense de Fontfroide. En aquel cenobio, cerca de Narbona, fue acogido con gran alegría por sus moradores.Su salud estaba completamente minada. El P. Jaime Clotet no se separó de su lado y anotó las incidencias de la enfermedad. El día 4 de octubre tuvo un derrame cerebral.

El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la profesión religiosa como Hijo del Corazón de María, a manos del P. Xifré.

Llegó el día 24 de octubre por la mañana. Todos los religiosos se habían arrodillado alrededor de su lecho de muerte. Junto a él, los Padres Clotet y Puig. Entre oraciones Claret entregó su espíritu en manos del Creador. Eran las 8,45 de la mañana y tenía 62 años.

Su cuerpo fue depositado en el cementerio monacal con una inscripción de Gregorio VII que rezaba: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".

Glorificado

Los restos del P. Claret fueron trasladados a Vic en 1897, donde actualmente se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria. Y el 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas fueron sus palabras aquel memorable día: "San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aun en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".

ORACIÓN A JESUCRISTO
Haz, Señor, que ardamos en caridad
y encendamos un fuego de amor por donde pasemos;
qué deseemos eficazmente
y procuremos por todos los medios
contagiar a todos de tu amor.
Qué nada ni nadie nos arredre, Señor.
Qué nos gocemos en las privaciones.
Qué abordemos los trabajos,
qué abracemos los sacrificios.
Qué nos complazcamos en las calumnias
y alegremos en los tormentos.
Señor, qué no pensemos sino como seguir e imitar a Jesucristo
en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén
(Escrita por S. Antonio Mª Claret)

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